RAYO VALLECANO

La historia olvidada del Rayo Vallecano en Oklahoma: "Había dudas..."

El club se lanzó a la creación de una franquicia en un prestigioso torneo de Estados Unidos, que duró tan solo un año. Gerard Nus lo recuerda en Relevo.

La presentación del Rayo Oklahoma./RAYO VALLECANO
La presentación del Rayo Oklahoma. RAYO VALLECANO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

"¿Pero cómo iba a funcionar el Rayo Oklahoma?". Esta pregunta, que bien se pudo escuchar centenares de veces en los aledaños de Vallecas en el año 2016, salió de la boca de, nada más y nada menos, Tom Brady. Sí, la leyenda del fútbol americano también opinó de lo que ahora es una historia prácticamente olvidada. El Rayo Vallecano se lanzó a la creación de una franquicia para competir en la NASL (North American Soccer League), un torneo puntero en los Estados Unidos. El club invirtió una cantidad cercana a los cuatro millones de euros... para un total de una temporada compitiendo. Entre medias hubo problemas y un gran rendimiento deportivo. Así fue aquel suceso, tan chocante como icónico, acompañado por Gerard Nus, el que fuera, durante media temporada, el entrenador de aquel equipo:

LOS INICIOS

El sueño americano

En verano de 2015, el Rayo Vallecano se convirtió en socio mayoritario de Oklahoma City, una franquicia que se iba a incorporar para la siguiente temporada a la North American Soccer League. Aquello, desde la directiva de Vallecas, se vendió como una operación de futuro, clave en el desarrollo y el crecimiento de la marca del club alrededor del mundo. Fue el primer equipo español que se atrevía con un movimiento de este calibre.

Unos meses después, en noviembre del mismo 2015, Raúl Martín Presa, presidente de la entidad, acudió a la presentación del club en Estados Unidos, sin haberlo anunciado a través de los canales oficiales del Rayo Vallecano. De hecho, fue Serge Ibaka, para entonces jugador de los Thunder, el que viralizó la noticia en España.

Presa se convirtió entonces en el propietario principal del club y mostró su ilusión en rueda de prensa: "Esperamos que el Rayo Oklahoma City muestre los mismos valores y el ADN que tiene el Rayo Vallecano". La inversión aproximada fue de 2,25 millones de euros de base y otros dos a posteriori en calidad de pérdidas.

UNA TORMENTA DE BASE

Descontento de la afición

Lo que Presa vio como una oportunidad de negocio y un proyecto en aras al crecimiento de la entidad, parte de la afición lo apreció como una traición a sus principios. El fondo compuesto por Bukaneros y otros grupos de animación rayistas lo expresó así: "Odio eterno al fútbol moderno". Para entonces, el Rayo no pasaba por su mejor momento en el plano económico. De hecho, el secretario técnico Felipe Miñambres lamentó públicamente no lograr operaciones como la de Michu por su elevada ficha. Mientras, se realizaba una fuerte inversión al otro lado del charco.

Ángel Barranco, presidente de la Asociación de Accionistas ADRV, lo condenó: "Al Rayo Vallecano no se le ha perdido nada en Estados Unidos". Y en las inmediaciones del Estadio de Vallecas iban por el mismo camino: "El futuro del Rayo está en la cantera, no en Oklahoma". Javier Tebas, por el contrario, sí lo elogió: "Me gusta lo que está haciendo el Rayo porque beneficiará a LaLiga. El hecho de que los clubes españoles se muevan para hacerse con franquicias en mercados estratégicos como Estados Unidos o China es bueno para LaLiga y nos ayudará a crecer".

RUEDA EL BALÓN

Los comienzos del Rayo Oklahoma

Como en cualquier inicio, hay dificultades sobre la base. El Rayo Oklahoma no contaba con aficionados y ya existía otro equipo de fútbol en el Estado: el Oklahoma City Energy. Pese a ello, la promoción otorgada por los Thunder, entonces una potencia deportiva en la NBA, facilitó su difusión. En los primeros encuentros, el equipo logró atraer a una media superior a los 5.000 espectadores, un dato a resaltar, ya que el estadio se situaba fuera de la ciudad. Progresivamente, el número de hinchas fue reduciéndose hasta quedarse en testimonial.

Sin ser una potencia, no comenzó con mal pie, cosechando dos victorias y un empate en los primeros cinco partidos. De hecho, deportivamente nunca estuvo en una situación crítica. Es más, los resultados no fueron el principal contratiempo de una franquicia, por momentos, abocada al desastre...

COMIENZAN LOS PROBLEMAS

El descenso del Rayo

A mitad de temporada en la NASL, el Rayo Vallecano descendió a Segunda División en España. Por supuesto, la caída provocó una drástica reducción presupuestaria del equipo en España, pero también en los Estados Unidos. El club, propietario del 65% del Rayo Oklahoma, comenzó a dudar de la viabilidad del nuevo proyecto. Entonces, Raúl Martín Presa envió a un representante de la entidad a comunicar el cambio de paradigma a los implicados.

El Rayo solicitó a los empleados una reducción salarial de hasta un 40%, debido a que habían invertido una cantidad elevada en el primer año de vida de la franquicia. ¿Y qué ocurrió? Sold Out Strategies, principal socio de la directiva en América, se retiró. Los trabajadores se declararon en huelga, hubo salidas... Y ya, para colmo, afectó deportivamente. Alen Marcina, entrenador, presentó su dimisión y lo explicó: "Los recientes cambios en la administración del equipo han provocado unas diferencias de opinión irreconciliables".

Incluso algunos jugadores quisieron marcharse, aunque finalmente la plantilla no sufrió pérdidas que afectaran de lleno al rendimiento del equipo. Pero algo había cambiado, posiblemente de forma irremediable. El Rayo Vallecano quiso imponer viajes en autobús a la franquicia estadounidense, evitando a toda costa el avión. Una medida a priori racional. A priori. El destino más cercano para el Rayo Oklahoma estaba a unas doce horas por carretera. Sí, para afrontar un partido, los jugadores debían asumir un día única y exclusivamente de desplazamientos. Eso, claro, valorando el viaje mínimo.

Entonces, se llegó a hablar de que solo quedaron un total de dos trabajadores en el club. Esa cifra es desmentida por Gerard Nus en Relevo, que vivió aquello en primera persona: "No sobraba la gente, pero eran más, eso seguro". Tampoco se aplicó finalmente lo del desplazamiento en autobús, que incluso era contraproducente: "No tuvimos que ir ninguna vez en autocar. Además es que el coste era tremendo teniendo en cuenta las distancias. Por suerte, porque si no todavía estaríamos viajando (ríe)".

El cierre final a la crisis lo protagonizó el socio minoritario Sean Jones. En defensa de su apoyo previo, decidió retirar parte del césped artificial. Tenía motivos: fue él el que compró la superficie y sospechaba que el club intentaba venderla sin cederle su parte del botín.

UN RAYO DE ESPERANZA

El fútbol funciona

Tras la marcha de Alen Marcina, el Rayo Oklahoma se quedó sin entrenador y sintió la necesidad de recurrir a un hombre de confianza que apaciguara los ánimos ante la tensa situación vivida en la franquicia. Llegó así Gerard Nus. Apenas llevaba unas semanas en la entidad y se le hizo la propuesta en tiempo exprés. De un día para otro, subió a un avión y se hizo cargo del primer equipo.

El entrenador atiende ahora a Relevo para recordar aquella historia, surgida de un día para otro y sin la suficiente información: "Realmente sabía poco, porque yo hacía un mes que estaba trabajando con el club como secretario técnico. Iba siguiendo el equipo en cuanto a resultados, pero tampoco tenía un conocimiento del día a día de allí. Realmente fue todo muy rápido. Se buscaba un perfil que tuviese el UEFA Pro, la licencia de entrenador, que hablase inglés y que pudiese ir en cuestión de horas. Siempre me ha gustado la idea de ser entrenador y fue una oportunidad, un gran reto".

Allí se encontró quince nacionalidades distintas, un equipo en horas bajas y un clima inestable. Aunque, bueno, lo primero fue, más bien, una aventura: "Era un tema de grupo. Y éramos un grupo alegre, con muchas ganas de hacer las cosas bien. Yuma apenas tenía minutos cuando llegué, pero le vi con muchas ganas y actitud y acabó siendo importante. Ese empuje y esa fuerza nos llevaba por el camino correcto". Nus llegó a solo unas horas de enfrentarse al Cosmos, con el que empató a uno. Los primeros duelos no invitaron al optimismo: a posteriori, el Rayo Oklahoma sumó cuatro derrotas consecutivas que hicieron tambalear el proyecto más aún.

"Me encontré con incertidumbre. No solo fue el tema del entrenador, sino que hubo mucha gente de la oficina que dejó el club. Había muchas dudas de lo que pasaría y los jugadores tenían esa sensación. Nosotros intentamos centrarnos en lo nuestro, en lo que podíamos controlar. El mensaje fue calando más y más en el equipo. Teníamos que intentar hacerlo bien, sacar resultados y conseguir más probabilidades de éxito o de futuros contratos. Creo que a nivel deportivo podemos ponernos todos una pequeña estrella porque fue todo un éxito", recuerda Nus.

A diez partidos de la conclusión de la fase regular, el equipo estaba lejos de las expectativas deportivas. Pero Nus le dio la vuelta y sumó una inmaculada racha sin perder, excepcionalmente cerrada con cinco triunfos consecutivos. Así, concluyó la campaña en cuarta posición, logrando el billete para el playoff por el título. El New York Cosmos puso fin al sueño deportivo. Había motivos para creer en el proyecto... o no.

EL PROCESO

El fútbol en el desierto de Oklahoma

Todo seguidor de la NBA es consciente de que Oklahoma es uno de los destinos menos atractivos para las grandes estrellas. Aquella generación dorada con Harden, Durant y Westbrook acabó saliendo de la franquicia en busca de nuevos retos. Al menos, rondaron el anillo en 2012, cuando cayeron frente a los Heat de LeBron James. Por lo que la creación de un equipo en el Estado era, cuanto menos, una incógnita a nivel mediático. De hecho, los inicios fueron difíciles: "El fútbol en Estados Unidos va a más. Uno tiene que saber realmente dónde pone una franquicia, pues no es algo normal en Europa este funcionamiento. Es importante saber dónde empiezas el proyecto, hay zonas más futboleras que otras".

Es más, uno de los principales problemas fue la coexistencia del soccer en la ciudad: "Oklahoma ya tenía un club que era el Energy. No vimos mucha gente en los estadios a pesar de estar jugando bien. Es que era un proyecto tan joven... Como cualquier proyecto, con más tiempo hubiera crecido, pero esto es algo que ya no se verá".

En toda experiencia vital, un ser humano entra a valorar la perspectiva profesional y la personal. Gerard Nus, sin embargo, apenas tuvo tiempo de disfrutar de la zona, al encontrarse con un proyecto que necesitaba plena implicación: "Había poco movimiento y no vivíamos en el centro. Era lo típico que se conoce de construcciones bajas de Estados Unidos, con entrada con seguridad, plaza de garaje, un buen piso y zonas comunes con barbacoa o piscina. Tuvimos poco tiempo para relacionarnos con los otros deportes en la ciudad. Sí que fui a ver un partido de la NBA. Sé que a nivel administración se trataba de tener relación con los otros clubes, pero esto siempre requiere más tiempo".

EL FIN

La muerte del Rayo Oklahoma

El descenso del Rayo Vallecano, que ya competía en Segunda División, dificultaba enormemente la viabilidad de un proyecto que estuvo marcado a diario por polémicas y crisis. Tras la conclusión de la NASL, el club rescindió el contrato de todos los futbolistas. La competición norteamericana era privada. Es decir, no estaba condicionada por ascensos y descensos, sino por un sistema de admisión controlado por la propia competición. Unos días después de quedarse sin jugadores, el Rayo Oklahoma fue oficialmente expulsado. Al menos, la gran racha final tuvo consecuencias positivas: "El tiempo nos dio la razón porque prácticamente todos recibieron el interés de otros clubes. Fuimos de los cuatro mejores equipos".

Sin futbolistas, sin dinero, sin trabajadores y sin competición. Blanco y en botella... El R. Oklahoma desapareció, poniendo fin a más de un año de aventura en suelo americano. Y sí, lo que ahora es una historia prácticamente olvidada, en su día llegó a la boca del mismísimo Tom Brady: "Oklahoma City ya tenía un equipo en la USL. No sé cuál fue el plan del Rayo Vallecano allí a largo plazo. Nadie de la zona sigue al Rayo, además de que ya luchaban por evitar el descenso en LaLiga. ¿Cómo iba a funcionar el Rayo OKC?".

El adiós fue prácticamente tan fugaz como el viaje de Nus de Madrid a Oklahoma. Él era secretario técnico del club y ese iba a ser su papel en cualquier condición. Así estaba previsto. Pese a todo, una parte suya se quedó en Oklahoma ayudando en todo lo que estuviera en su mano: "Obviamente mantenía el contacto con los jugadores. El club se portó muy bien e hizo todo lo posible para intentar ayudar a los jugadores. A mí me llamaron también de otros equipos por ellos y pasé buenas referencias. Es que al final sacamos muchas cosas positivas de aquello".

Afortunadamente para el rayismo, aquella experiencia, difícil en el plano económico, no impide que hoy en día el Rayo Vallecano navegue en posiciones de nobleza en LaLiga Santander y su situación financiera se mantenga estable. De los Thunder de Durant al Rayo de Yuma o Gerard Nus. En la ciudad, hubo tormenta. Deportiva: la franja siempre compite. Y extradeportiva: aquel episodio estuvo plagado de desdichas.

Aun así, hubo motivos de sobra para recordar aquel episodio con nostalgia. Porque el Rayo Oklahoma dio la talla sobre el césped y forjó un grupo humano sólido y con un gran ambiente diario. "Fue una experiencia muy interesante y positiva. Aprendí mucho y estoy muy agradecido porque fue para mí la primera experiencia como primer entrenador. Más en un país donde el fútbol va a más y donde creo que en unos años tendrán una de las ligas más competitivas, incluso a nivel mundial", reflexiona Nus. El técnico lanza un último mensaje en su relato: "Con el tiempo, se mira la historia de otra manera y ya te puedes parar a valorar lo bueno, la apuesta, aunque no saliera como se esperaba. Creo que fue algo interesante". Y sí, con todos sus matices, así transcurrió la historia olvidada y fascinante del Rayo Vallecano en Oklahoma.