FC BARCELONA

Hansi Flick activa el gabinete de crisis con una inesperada rueda de prensa y una visión optimista

Aunque el partido lo dirigió su ayudante Marcus Sorg, el alemán compareció ante los medios y, como es habitual, actuó como termómetro.

Hansi Flick cumplió su segundo partido de sanción contra el Atlético./AFP
Hansi Flick cumplió su segundo partido de sanción contra el Atlético. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

La expulsión en el Benito Villamarín le costó a Hansi Flick ver los dos siguientes partidos desde la grada. Contra el Leganés, tras la derrota, el entrenador alemán se marchó rápidamente del Lluís Companys. De hecho, ni siquiera espero a que su mano derecha, Marcus Sorg, compareciera ante los medios. No se repitió la historia después de perder contra el Atlético de Madrid. Fue él quien atendió a la prensa.

Flick ya hace tiempo que se ganó la etiqueta de ser termómetro. Regula la euforia en las victorias y sabe cómo exponer o intentar hacer relucir los aspectos positivos en las derrotas. Incluso en la crisis que está atravesando su equipo. Hansi trasladó el debate hacia un plano personal y explicó que cuando madruga y llega a las seis y media de la mañana a la ciudad deportiva habla con Sorg de lo felices que son entrenando al Barcelona.

Antes de fichar por el Barça, Flick viajó a Manchester para empaparse de barcelonismo. Su discurso de este sábado explica que sabe bien dónde está. "Queremos jugar así y es el ejemplo claro al futuro. No nos hemos rendido", comentó. Posiblemente este Barça sea precisamente un equipo con más futuro que presente. Y es positivo que el entrenador apunte hacia el juego colectivo el día que se pierde.

"Es muy frustrante que no hayamos ganado, pero cuando veo este estilo estoy encantado", dijo. Puede sonar a naif, pero es el camino. En cuanto a juego, el Barça firmó un partido a la altura de los de Bayern, Real Madrid o Borussia Dortmund. Sin embargo, los errores le penalizaron en exceso. También el dominio de las áreas, que fue el factor que verdaderamente les impulsó durante el mes de octubre.

El reto, más que en el juego, está en volver a mostrar en el día a día las actuaciones de las grandes noches. Los atisbos de destensión empezaron en la segunda mitad del derbi contra el Espanyol y se llevan prolongando desde entonces. Puede cometerse pecados de juventud, como el de Marc Casadó en el gol de Rodrigo De Paul, en que deja un balón muerto en la frontal que el argentino convirtió en el empate, pero no puede haber la relajación, el motivo principal de los últimos resultados.

Es posible que el Barça esté mejor de lo que muchos barcelonistas proyectaron en agosto. Por eso los datos pueden parecer engañosos. Pero el espectacular inicio de curso cambió el relato: ya no valdría con construir un equipo que sedujera a partir del balón, se convirtió en necesario el ganar. Y con ese peso viaja el vestuario de Flick, con una exigencia a veces demasiado cargante, el pánico a otro año en blanco.

La derrota pudo y puede hacer perder la noción de cómo se perdió y en qué punto se está. Por ese motivo, Flick decidió atender a los medios y que no lo hiciera Sorg. Fue la corroboración de que el Barça está inmerso en una crisis, pero también la representación del líder. Con un mensaje optimista a la par que exigente. Flick sigue siendo el mejor termómetro del club.