OPINIÓN

La explicación no científica al partido más flojo en la era Simeone

El Atlético de Madrid vistió por primera vez de verde en sus 120 años de historia.

Griezmann se echaba la mano a la cabeza tras uno de los goles que endosó el Valencia al Atlético de Madrid en Mestalla. /AFP
Griezmann se echaba la mano a la cabeza tras uno de los goles que endosó el Valencia al Atlético de Madrid en Mestalla. AFP
José Luis Guerrero

José Luis Guerrero

Simeone acumula 631 partidos como entrenador del Atlético de Madrid. "Es el partido más flojo desde que llegué al club", reconoció en Mestalla. Mira que la historia del Atleti ha protagonizado derrotas de todos los colores en sus 120 años, pero ninguna de color verde. "Aboga por la reducción de residuos y por la reutilización y el reciclaje de materiales; por lo que está fabricada de fibras de poliéster 100 % reciclado y un nuevo patrón diseñado para reducir los residuos de materiales", dicen desde Nike sobre la tercera camiseta del Atlético, que cuesta 95 euros.

Me imagino una realidad paralela e inexistente en la que Diego Pablo Simeone, el entrenador mejor pagado del mundo, tuviera tanto poder que dijera en el entrenamiento matutino del domingo en el Cerro del Espino: "Con esta camiseta no jugamos más". ¿Por qué, míster? Y el argentino dijera que porque así lo exigía su maestro Bilardo. "No hay cábalas, son costumbres", decía el Doctor. "El verde no lo uso ni en mono. Cuando estudiabas te forraban los libros, pero con verde no. La cancha de fútbol es verde. El verde no se ve bien. Te confundes con el pasto", decía Bilardo, que odiaba tanto ese color que llegó a cambiar el uniforme del Deportivo Cali al blanco, cuando dirigió al equipo colombiano entre 1976 y 1979.

Igual de maniático era Maradona, que entre sus pedidos anti-mufa aparecía siempre evitar el color verde y el número 13 y 17. El Loco Gatti compartía la misma obsesión que el uruguayo Luis Cubilla, otro de los míticos entrenadores y futbolistas que asociaban ese color a la mala suerte. Y en los vestuarios, como tantas otras veces, se recurren a explicaciones más allá de lo racional o científico. Por algo Simeone utiliza el traje negro, desde que ganó con él la Europa League de 2012 y luego otros siete títulos más. No lo reconoce como cábala, pero sí como costumbre. El traje de la victoria.

Sólo nos queda recurrir a este tipo de explicaciones para intentar explicar lo inexplicable. ¿Cómo pasa el Atlético de arrasar 0-7 en Vallecas a rozar el ridículo ante el Valencia en apenas 19 días? Los panenkitas colchoneros tendrán muchas teorías: el 1-5-3-2 no es lo mismo con carrileros como Riquelme o Azpilicueta; Pablo Barrios no es un '5' puro y está sufriendo la misma transformación que pagó Thomas con el Cholo; la versión de todocampista de Griezmann se apaga con un Morata impreciso y con Marcos Llorente y Lemar inoperantes; o el cholismo ya no es sinónimo de férrea defensa.

Pero todo esas carencias que apreciamos en Mestalla no se vieron en Vallecas. Y si algún equipo tiene derecho a llorar es el Valencia, con Peter Lim a los mandos. Por lo tanto, 'sólo' puede existir una explicación no científica al partido que se marcó el Atlético de Madrid ante los futbolistas de Rubén Baraja (casi la mitad de su equipo titular militaba el curso anterior en Segunda Federación). Lo de la camiseta verde.

Ahí es cuando, posiblemente, nos choquemos con la realidad de este Atlético. Al Cholo no le pagan por mandar, sino por aguantar. Lo del color verde, sea mufa o no, se trataría de una simple cábala. Dejar de utilizarla le alejaría, supuestamente, de las derrotas. Pero al igual que se cambiaron tristemente las rayas verticales por las torcidas, el curso anterior ("emulando los meandros del Manzanares", decía Nike), se pone el verde porque todas las empresas, en este caso clubes de fútbol, deben cumplir presupuestos de ventas e ingresos.

El presupuesto y objetivo del Cholo es quedar tercero. No más. Así se lo marcan en el club, con el plan B que desveló el técnico (tirar de Barrios y Witsel si la cosa se pone regular, por más que le vea de central que de pivote). Salieron dos futbolistas (Carrasco y Joao Félix), pero no vino el deseado '5' (Hojberg). Es lo que hay. Riquelme y Lino le 'enamoraron' en pretemporada, pero ni mucho menos son indiscutibles en su esquema; y el único fichaje por el que se desembolsó dinero, Javi Galán, debutó en la jornada 5 porque Lemar se lesionó durante el partido y fuera de la convocatoria aparecían también los lesionados De Paul, Koke, Söyüncü y Reinildo (y Memphis en ataque).

Ahora viene la Lazio y es tan probable como descartable que el Atlético sufra una completa metamorfosis. Para empezar, jugará de rojiblanco. A Aragonés no le gustaba el amarillo. No sabemos si al Cholo le disgusta tanto el verde como a su amigo Bilardo, pero los milagros acontecen en Lourdes o en Fátima, no en el Metropolitano. Para colmo de su mala suerte, Joao Félix se exhibió luego con el Barça en Montjuïc. A lo mejor no es cosa de fichar un '5', ni tampoco del verde. O sí. Pero a lo mejor un poco más de actitud por parte de los jugadores serviría para acabar con tantas cábalas...