Un Barça 'félix' devora al Betis en el partido perfecto

No había guion mejor, fue el partido perfecto. Dentro de tres días, el balón de las estrellas rodará por Montjuïc. La montaña de la que los socios trataban de escapar porque les daba pereza subir. El Barça, con fútbol y goles, la convirtió en la montaña mágica. Se presentaba en el Lluís Companys un equipo, el Betis, que siempre juega con sus ideales en la mano. El Barça se los resquebrajó.

Este Barcelona respira distinto. Si el fútbol es un estado de ánimo, los de Xavi acariciaron el nirvana. El camino al cielo lo dibujaron los Joaos, los dos nuevos arquitectos blaugrana. Lewandowski se reencontró con el gol y Ferran sigue preguntándose where is the limit. Con estas versiones, el Barça no tiene techo.

Joao Félix se marchó del Atlético de Madrid porque veía el balón desde lejos y el fútbol de forma antagónica al Cholo. Y en su primera vez en la casa blaugrana, sus dos primeras acciones fueron dos tackles al estilo Godín para secar a Bellerín. Toda una declaración de intenciones. El fútbol cambia las emociones rápido, como un amor de verano. Joao ha empezado siendo algo así para el barcelonismo.

Con Joao, Xavi suma toneladas de talento donde más lo necesita. La tendencia del portugués a acercarse a la gestación de la jugada evidenciaba las ganas que tenía de participar. Pero ese es territorio sagrado, es la zona de De Jong. Con el paso de los minutos aprendió a ser paciente, a esperar turno en el cuadrado que le dibuja Xavi. Y su fútbol brotó de manera natural. Marcó el primero y dejó una mágica no-asistencia dejando pasar el balón por debajo de las piernas. Del no look pass al no pass. Joao fue un flechazo.

Joao Cancelo ha cambiado el universo de la pizarra del Barça desde el primer día. Ha aparecido en el tejido de Xavi un futbolista que no existía. De no tener lateral a tener a uno de los mejores del mundo, capaz de disfrazarse de interior y de mediapunta. Como el mejor Cancelo del City. Nadie hubiera dicho que el pseudolateral llega de un año casi en blanco.

Su primera acción ofensiva fue desde el sector izquierdo, un disparo que se fue por encima de la portería de Rui Silva. Cancelo se sale de los renglones del lateral tradicional. Cuando defiende se atreve a anticipar a campo abierto, pero también llega a la línea de fondo de Ter Stegen cuando es necesario. Y en ataque, inicia cerca de Koundé, va transformándose en un centrocampista a medida que avanza la jugada y desemboca siempre cerca del área rival. Xavi suma a un jugador capaz de inventarse ventajas. Y además, cerca de la zona de Pedri.

Escribió una vez Vila-Matas, un pelotero de la literatura, que hay personas que cuando se ausentan logran estar más presentes que nunca. Isco nunca desapareció. Quedó arrinconado, abandonado por el fútbol como quien pierde el último tren. Cuatro MVP's en las primeras cuatro jornadas. En la quinta, tras el parón y en un escenario de altura, mostró lo que les compañeros lo dejaron de lado.

Fue oxígeno para el Betis en salida de balón, disfrazándose de un delantero armario jugando de espaldas y durmiendo al Barça en sus botas. El desparpajo de Ayoze también sacudió al Barça, pero no fueron más que pequeños avisos. A pesar de algunas ocasiones -en manos del canario y de Willian José, inventada por el propio Isco- la intensidad del Barça en defensa hizo palidecer al ataque bético. Isco quedó a medio camino de todo.

Y cuando en Barcelona comenzaba a sobrevolar el rumor de que Xavi se atrevería a sentar a Lewandowski para dar entrada a Ferran, demostraron que son más que compatibles. Ni uno, ni el otro. Los dos.

Sacudiéndose poco a poco de las dudas, Robert cerró el tercer partido consecutivo anotando. Villarreal, Osasuna y ahora Betis. Los tres goles de nueve de área. Uno tras un rechace, otro de penalti y el último batiendo con seguridad tras el último truco de Joao. Dijo Xavi que Robert tiene que tener paciencia y debe esperar su turno en la zona de los hechos. Y el polaco insiste en alejarse del arco rival para ir a buscar el balón. Sus goles le dan la razón al entrenador.

Y luego está lo de Ferran. En una época en la que todo el mundo comienza a tener una sensibilidad especial con la salud mental, el caso del valenciano evidencia que el fútbol pivota sobre la cabeza. No hay músculo más importante que el cerebro. El Barça llevaba más de dos años sin marcar de falta -desde una de Messi en Mestalla- y tuvo que llegar Ferran para acabar con el último vestigio nostálgico de Leo. Montjuïc lo despidió a gritos de "¡Tiburón, tiburón!".

Tres días antes de debutar en Champions el Barça jugó el partido perfecto. Si Xavi hubiera podido apuntar en una lista todo lo que quería que sucediera ante el Betis, hubiera puesto el check en todas las casillas. Goleada y manteniendo la portería a cero. Y además, con alguna que otra intervención salvadora de Ter Stegen. El Barça brilló de área a área.

Los Joaos debutaron y lo hicieron siendo trascendentales. Llevan al Barça a otro nivel. Además del gol del ex del Atleti, también marcaron Lewandowski, Raphinha y Ferran. El polaco se ha vuelto a reconciliar con el gol. El regreso de Raphinha fue un golpe sobre la mesa. Todo apunta a que terminará siendo para Lamine lo que Giuly fue para Messi, pero el brasileño, de momento, se mantiene firme en Barcelona. Y Ferran rompió el techo de cristal que le construyó su cabeza y se proyecta hacia el infinito. Ya lleva ocho goles en sus últimos nueve partidos. Este Barça sí que puede soñar con todo.