FC BARCELONA

El caso que explica la política de 'no agresión' de La Masia: el hijo del malaguista Apoño, en el radar del Barça a 1.000 kilómetros

El club azulgrana repite una fórmula de fidelización que ya utilizó con Ansu Fati y Pablo Moreno cuando era niño.

El hijo de Apoño recibiendo el MVP en la Copa Anadalucía del pasado junio. /COPA ANDALUCÍA
El hijo de Apoño recibiendo el MVP en la Copa Anadalucía del pasado junio. COPA ANDALUCÍA
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Se llama Hugo Galdeano y tiene 11 años. Según las estadísticas habituales que manejan los coordinadores de las mejores canteras de España, tiene un mínimo porcentaje -entre un uno y un dos por ciento- de dedicarse al fútbol cuando sea mayor, porque la pirámide se va estrechando con el paso de los años y hay muchos factores que alteran el curso lógico de las cosas. Alevines que son aviones y después en categoría juvenil no tienen el nivel para la División de Honor.

A la espera de saber su evolución, el hijo del exmalaguista Apoño, que también jugó en el Zaragoza, está en el radar del Barcelona y su caso explica cómo trabaja La Masia, ahora más que nunca en boca de todos por los Gavi, Fermín, Cubarsí o Lamine Yamal, y antes por los Ansu Fati. Un caso que comienza como el del actual jugador del Puerto Malagueño.

"Para fichar de fuera de Cataluña tienen que ser jugadores muy top", cuentan a Relevo fuentes del fútbol base azulgrana. En este caso, el futbolista fue el mejor jugador el pasado junio de Copa Andalucía Benjamín, en la que la selección de Málaga con el hijo de Apoño como estrella se impuso en la final al Cádiz. En momentos como ese, el ojeador de la zona se activa y alerta al Barcelona. El club se pone en contacto con la otra entidad y la familia, y mediante el ojeador ese jugador está controlado. Y, después, llegan las pequeñas participaciones ya de azulgrana.

En concreto, Galdeano participó en un torneo en Jaén -Ciudad de Linares- en diciembre e incluso ha ido a entrenar a La Masia unos días, sin alterar el curso de sus estudios y siempre de acuerdo con la familia y con el Puerto Malagueño. El FC Barcelona hizo lo mismo con Pablo Moreno, que acabó jugando en el Andorra ya de adulto, y con Ansu Fati, cuando jugaba en Sevilla. Pero no todos los niños pueden entrar en este sistema de vigilancia. Hay un pacto de no agresión entre la entidad azulgrana y los clubes profesionales.

Si Galdeano, o Ansu Fati en su momento, jugasen en el Málaga o en el Sevilla, el Barcelona no podría proponerles a estos jugadores esta posibilidad, que al final y al cabo es una especie de cesión intermitente para hacer "pruebas" y probar el nivel en la dinámica de La Masia. Habitualmente, los clubes cuyos primeros equipos no militan en Primera y Segunda División no suelen poner pegas, y de hecho entre la entidad azulgrana y el Puerto Malagueño hay una excelente relación.

Los dos caminos: vigilancia a distancia o incorporación inmediata

Otro de los ejemplos habituales sucede en el MIC, el famoso torneo de Semana Santa de la Costa Brava, cuando el Barcelona aprovecha la oportunidad para invitar a todos sus 'cedidos' como ya ocurrió la temporada anterior. Una vez analizado el nivel en esas pruebas, pueden surgir dos posibilidades: o que el jugador se incorpore a La Masia o que siga en el club de origen controlado hasta esperar el momento para captarlo o no si finalmente se desestima su incorporación.

El Barcelona acostumbra a priorizar jugadores con un gran nivel técnico y con un alto entendimiento del juego, que también puedan adaptarse a la manera de jugar tan singular de La Masia.