REAL MADRID - VALLADOLID | ENTREVISTA

El camino de David Espinar desde que entrevistó a un jovencísimo Ronaldo a la cúpula del Real Valladolid: "No ha habido traiciones"

El directivo blanquivioleta analiza con Relevo su trayectoria profesional, muy ligada al exfutbolista brasileño, y que continuará en Oriente Medio: "No somos una pandilla de amigotes los que gestionamos el club"

David Espinar posa en el estadio Zorrilla./EL NORTE DE CASTILLA
David Espinar posa en el estadio Zorrilla. EL NORTE DE CASTILLA
Alejandro de Paz

Alejandro de Paz

David Espinar, tras seis años como directivo en el Real Valladolid de Ronaldo, dejará su puesto para embarcarse en un nuevo proyecto de la marca de Ronaldo, R9, en Oriente Medio. El catalán estudió Ciencias de la Información en su ciudad natal, Barcelona, y ejerció más de 20 años como periodista deportivo en medios como El Mundo, ABC, L'Équipe, y de comentarista en otros, como La Sexta y la Cadena Ser. Durante esta etapa, conoció a Ronaldo Nazário, con quien mantiene una estrecha relación de amistad.

Este vínculo le llevó a encargarse de la comunicación y la imagen de 'O Fenómeno', así como de otros brasileños como Robinho, Julio Baptista o Roberto Carlos, o del exentrenador del Real Madrid Wanderley Luxemburgo. Tras esta etapa, se incorporó al mundo empresarial en las Bodegas Emilio Moro, donde estuvo hasta su llegada al Real Valladolid tras una llamada de Ronaldo.

Después de varios años convulsos como director del Gabinete de Presidencia y Portavoz Institucional en la entidad blanquivioleta, marcados por el descontento de la afición y las polémicas por la gestión de Ronaldo, Espinar se alejará de la capital vallisoletana con el club en Primera División. Viviendo sus últimos meses de contrato en la ciudad, y con Oriente Medio en el horizonte, ha decidido hablar de su trayectoria profesional con Relevo.

¿Tu vocación era el periodismo deportivo?

Ser periodista era mi segunda opción. Cuando era niño quería ser médico y, de hecho, hoy en día hablo con los médicos del club o con amigos míos que trabajan en hospitales, y se me ponen los pelos de punta cuando oigo hablar de temas médicos. Pero la vida al final me llevó por estos derroteros. Mi padre era periodista y yo había vivido desde pequeño el periodismo en todos los ámbitos, no solo deportivo. Pero me gusta mucho el deporte y una serie de circunstancias me facilitaron que pudiera entrar de aprendiz a una emisora de radio. Me encantó y prácticamente, hasta 2018 que vine aquí, no he dejado de estar vinculado directamente con el periodismo.

¿Qué opinión tienes sobre el periodismo actual?

Yo detesto el periodismo que se hace hoy. El deportivo, político, económico, me da lo mismo. No tiene nada que ver, no con lo que yo hacía, que quizás estaba mal hecho, pero con lo que yo entiendo que es el periodismo. Pienso que lo que hoy en día se hace difiere mucho de lo que debe ser el oficio del periodismo.

Siempre ha habido sensacionalismo, pero el de hoy creo que es desenfrenado. No hay ni la más mínima preocupación por confirmar una noticia, tal vez eso viene provocado por las redes sociales, que nos obligan a la inmediatez. Hay mucho periodismo al servicio de una causa, partidismo por un partido político o un club, se silencian escándalos o golfadas de políticos o de personajes del mundo de la empresa sencillamente porque los medios están patrocinados por esas empresas o tienen vinculación ideológica con determinado partido.

En resumen, no me gusta nada el periodismo que se hace y creo que es algo que va de la mano de la sociedad. No es culpa de los medios de comunicación, algo tendremos de culpa los periodistas, pero creo que es una evolución con la sociedad que en este caso para mí no evoluciona, sino que se degenera.

Pienso que los periodistas somos pasajeros de un gremio que jamás ha luchado por ser mejor. El periodismo ha visto como en épocas de crisis se han despedido a 11 000 personas y no han salido a la calle. En cambio, hay una información que no se cita en un medio de comunicación de la competencia y se monta un escándalo. El periodista es un ser maravilloso, porque para mí tiene la mejor profesión que existe, pero es muy insolidario, no tiene una formación gremial como hay en otras actividades, y eso sí que creo que es responsabilidad de todos los que hemos sido periodistas.

David Espinar, sobre el periodismo actual.

¿Cómo conoces a Ronaldo Nazário, que ha marcado tanto tu carrera profesional?

Yo trabajaba en la Cope y Marca me fichó en Barcelona. A mí el diario me envió a Río de Janeiro en el primer viaje con el periódico a entrevistar a Romario, que sonaba que iba a venir al Valencia. Yo había hecho amistad con Romario cuando jugaba en el Barcelona, así que me mandaron para allá. Esto fue en el año 1996. Cuando llegué, Romario me dijo que no me podía atender hasta el domingo porque jugaban una final del campeonato estatal, y yo había llegado el martes.

No podía perder tantos días, así que aproveché y conseguí una entrevista con Ronaldo Nazário, que estaba en Brasil de vacaciones cuando aún era jugador del PSV, y sonaba para fichar por el Barcelona. Me atendió en el portal de su casa, y ahí nos vimos por primera vez, por una casualidad.

Actualmente, 28 años después, ¿cuál es tu relación con Ronaldo?

La relación personal es de amistad desde 1996. Son muchos años. Hemos estado juntos en proyectos y a nivel personal. Pero, obviamente, eso no implica que no tengamos una relación profesional, que es lo que requiere una entidad como el Real Valladolid. No somos una pandilla de amigotes los que estamos gestionando el club, esto es una entidad profesional y, por lo tanto, Ronaldo nos exige a todos como ha hecho desde el primer día. Está informado de todo y mi relación con él, aparte de la personal, es una relación profesional, diaria e intentamos que sea impecable para los intereses del Real Valladolid.

Yo tengo la suerte de que en el periodismo he hecho muchos amigos que eran futbolistas y que hoy algunos son entrenadores, algunos son presidentes, y puedo seguir hablando con ellos pasados 15 o 20 años. Eso es algo que me resulta muy gratificante porque demuestra que los dos hemos hecho bien las cosas. No ha habido traiciones en el camino, no hemos violado el off the record, hemos tenido confianza el uno con el otro... Pero bueno, precisamente creo que puedo mantener estas relaciones a largo plazo porque son independientes de lo que ellos hacen en su vida profesional. Una persona es una persona, y su profesión es una parte de esa persona, pero no es únicamente lo que ella significa.

Hay un momento en el que dejas el periodismo deportivo para incorporarte al mundo empresarial, primero al departamento de comunicación del grupo de Bodegas Emilio Moro y más tarde como director general. ¿Cómo se dio ese cambio?

Ahí me transformé al mundo de la gestión, que es un mundo fantástico y es en el que hoy me estoy manteniendo como directivo de un club de futbol. Me parecía un reto muy interesante y, en aquella época, Ronaldo se iba a ir a Brasil a jugar en Corinthians. Yo entendía que aún no era mi momento para irme a Brasil. Entonces, surgió esta oportunidad, me hicieron esta propuesta, hablé con él, éramos tan amigos y me incorporé a las bodegas en 2007. Más de 10 años después, Ronaldo me volvió a llamar y aquí estamos otra vez juntos en este fantástico proyecto.

¿Cómo fue esa llamada en la que él te dice que va a comprar el Real Valladolid y te invita a formar parte del proyecto?

Yo vivía en Barcelona, en verano de 2018, y me pidió que fuera a su casa de Madrid. Al día siguiente cogí un tren y fui. Al llegar a su casa, me abrió la puerta y vi una libreta en la mesa del comedor con un bolígrafo y sus gafas, y cuando nos sentamos me dijo: 'Tengo un proyecto entre manos, vamos a comprar el Real Valladolid y quiero que estés en el proyecto'. Fue así, muy simple.

Entonces, puestos ahí con unas libretas en blanco, estuvimos mucho tiempo, varias horas, sacando ideas, una especie de tormenta de ideas. Él ya tenía una idea de lo que quería aquí, pero quería plasmarlo sobre papel, y ahí comenzó mi relación con el Real Valladolid. Yo fui contratado por el club unos meses más tarde, cuando finalmente compró la entidad, pero así fue, sencillo. Yo con él me apunto a casi todos los bombardeos. Le dije que sí, no hablamos ni de condiciones, ni salarios ni historias, al momento estaba embarcado en esta fantástica experiencia.

¿En algún momento durante estos años has pensado en dejar en club?

Nunca he pensado en dejarlo antes. Es un proyecto de Ronaldo y mi lealtad con él me mueve a estar en el proyecto hasta que él decida que tengo que estar o hasta que el proyecto se acabe. Es verdad que en el transcurso he tenido alguna oferta para salir del club, a otros clubes, pero prácticamente no les he hecho caso. En ningún momento he tenido esas dudas. Yo estoy enamorado del Real Valladolid, me gusta mucho el proyecto que Ronaldo tiene para el club y que ha tenido estos años y tiene ahora para el futuro, y mi vinculación con él está a prueba de muchas cosas.

David Espinar, sobre su llegada al Valladolid.

Dices que estás enamorado del club. ¿Qué vinculación sientes con Valladolid y el Real Valladolid, pese a no ser tu ciudad natal ni tu equipo desde pequeño?

Yo siempre he dicho, como he estado en tanto lugares, que yo soy de donde estoy. Yo me siento parte de la ciudad de Valladolid, de la sociedad vallisoletana, aunque soy catalán me siento un castellanoleonés más. Y al Real Valladolid lo siento como una parte muy importante de mi vida, importantísima. Yo aquí he aprendido a ver cómo se gestiona un club de futbol, a participar en esa gestión, he experimentado cómo los aficionados reaccionan positiva y negativamente a las decisiones que se toman, y para mí ha sido un aprendizaje extraordinario que no voy a olvidar jamás.

¿Sientes que la gente en Valladolid ha sido muy dura contigo?

Cada uno tiene su opinión de las cosas. Yo soy muy receptivo a las críticas, respeto lo que todo el mundo diga, pero yo al final tengo un papel en el club que me dicta el presidente, y en ese papel tengo que intermediar entre lo que es bueno para el club y lo que la gente cree que es bueno para el club. Todo el mundo tiene su opinión y yo por supuesto respeto lo que se piense sobre mí.

¿En qué consiste exactamente el proyecto en Oriente Medio en el que ahora te embarcas?

Estamos intentando sentar las bases de una oficina en el territorio. Es un lugar estratégico para muchas empresas y obviamente para la marca de Ronaldo y para esta entidad, a la que está muy vinculada. Nosotros queremos establecer un centro de trabajo en Emiratos Árabes y desde ahí dedicarnos a Asia, Oriente Medio, África... Es una región muy interesante a todos los niveles y a nivel empresarial podemos conseguir buenos socios, colaboradores, patrocinadores para aumentar la importancia financiera y de prestigio del Real Valladolid.

Cuantos más aficionados del Real Valladolid tengamos en el mundo, más fuerte va a ser el club. El campeón de la Champions asiática este año ha sido el Al-Ain, que es un equipo del emirato de Abu Dabi cuyos colores son el blanco y el violeta. Nosotros ya visitamos a su presidente y vamos a intentar estrechar lazos con aficionados de todos esos países para que el Real Valladolid sea mucho más conocido.

¿Te arrepientes de algo que hayas hecho durante tus años en el Real Valladolid?

Arrepentirse no sirve de nada. Hay cosas que haría de otra manera, en mi carrera, en mi vida y en todo. Es mucho más importante mirar hacia delante y corregir las cosas en las que te hayas podido equivocar. Una corrección a tiempo es una señal de que has aprendido a hacer las cosas mejor.

¿Qué consideras lo mejor y lo peor de tus años en el club?

Si pudiera quitar algo de mi estancia aquí, los descensos son algo grave, pero yo quitaría los años de la pandemia. Para mí fueron horribles, no a nivel personal, pero como vivencia. El futuro de la sociedad estaba en entredicho. El mundo y la sociedad que tenemos sería mejor sin esos años.

Y lo mejor es que, pase lo que pase, empieza la temporada y tenemos más abonados que el año pasado. Eso para mí es emocionante, me llena de alegría.