FÚTBOL Y LESIONES

Una conexión entre Barcelona y Sídney abre una vía para curar el cruzado sin operarse: "Puede cambiar todo..."

El doctor Ramon Cugat, en contacto con el australiano Tom Cross, indaga en el método, ya utilizado con éxito, de evitar la operación.

Pep Guardiola y Rodri, una vez el futbolista tuviera que ser sustituido por una lesión de ligamento cruzado. /GETTY
Pep Guardiola y Rodri, una vez el futbolista tuviera que ser sustituido por una lesión de ligamento cruzado. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

En una sala diminuta en los intestinos de la Clínica Quirón de Barcelona se anuncia un avance revolucionario en la medicina deportiva. Y, en realidad, que trasciende a todos los ámbitos, porque las lesiones de los ligamentos cruzados de la rodilla están al alcance, lamentablemente, de cualquier persona, y machacan cada año a profesionales y amateurs. "Tenemos 500 lesiones al año que proceden solo del fútbol", explica Alfred, fisioterapeuta e investigador que forma parte del equipo del doctor Ramón Cugat, y que se ha encargado de un estudio en el que se pone el foco -y la preocupación- en el índice de lesiones en jugadores cadetes y juveniles (de 15 a 19 años), donde cada vez hay más incidencia.

Al margen de ese estudio, el doctor Cugat aportó nuevas informaciones sobre el tratamiento de este tipo de lesiones que son las más lesivas y cuya recuperación se extiende entre los nueve y los 12 meses. La sufrieron Gavi, Marc Bernal, Rodri, Courtois, Militao (por dos veces) o Ilias Akomach, recientemente. Son una muestra del iceberg que viene detrás. Y cada vez son más los futbolistas que sufren este tipo de dolencias que puedan a prueba la resistencia mental y los límites del cuerpo. "Es multifactorial. En los profesionales podemos comprobar cómo el jugador cuando acaba un entrenamiento sufre microlesiones. Y eso solo se recupera descansando y durmiendo. Si acumulas fatiga y no hay recuperación... De esa microlesión llega un ligamento cruzado. Una gota de agua puede derramar un vaso, sí, porque antes había muchas gotas de agua que ya lo llenaban", reflexiona y pone el dedo acusador en el calendario.

En esas, el doctor Cugat explicó el caso de Joan Puig, presente en la sala, jugador del Espanyol que se rompió el cruzado en enero y en julio sufrió una recaída: "Resbalé y sufrió la plastia. Ya padecía por pasar de nuevo por el quirófano, pero el doctor me propuso una cosa que se hace muy poco: me puso factores de crecimiento y una férula de 90 grados y me dijo que debía estar un mes con la pierna inmovilizado. Fue muy bien, el ligamento se cogió, y estoy corriendo, y en mes y medio puedo volver al campo a competir", contó el futbolista, que llegó a debutar en el partido de Copa entre el Mensajero y el Espanyol el curso pasado.

"Fue muy bien, el ligamento se cogió, y estoy corriendo, y en mes y medio puedo competir"

Joan Puig Jugador del Espanyol

La doctora Montse García explicó por qué se puede aplicar una técnica con factores de crecimiento, algo que se probó con el exfutbolista Di Natale en 2009 pero que se ha perfeccionado: "El LCA tiene dos fascículos, el posterolateral y el anteromedial. Se pueden romper diferentes zonas o a veces solo uno. El anteromedial es el desplazamiento. Y eso, con factores de crecimiento y una férula, puede hacer que se regenere y no hace falta operar. La parte negativa es que durante un mes estás inmovilizado".

El hecho de no pasar por el quirófano comporta no solo un "recorte de los tiempos de vuelta a los terrenos de juego" -en el caso de Puig, tras la intervención en julio, el jugador habla de volver en enero, por lo que serían cinco meses- sino un beneficio para la salud de la articulación teniendo en cuenta que "se previenen los problemas de artrosis en el futuro".

El 'yeso' de los años 70 como inspiración del tratamiento futuro

Esta técnica también la practicaba el doctor Tom Cross, de Sidney, quien el año pasado ya visitó a Cugat para participar en unas jornadas sobre las lesiones del ligamento cruzado en las mujeres, cuyo índice es superior al de los hombres por causas multifactoriales. El médico siempre recuerda como en los años 70 se le solía poner yeso a las personas con esta afectación y doblarles la rodilla, y así mejoraban -no existían aún las resonancias magnéticas-, por lo que de ahí esa idea aplicada a las técnicas actuales. En 2014 encontró en la hija de un amigo el paciente cero, y ya ha tratado así a más de 800 personas. El reto está en poder aplicar la misma técnica o similar a los que también tengan afectado la fascitis posterolateral. "Eso si te da inestabilidad, porque esa zona afecta la rotación, y no estamos seguros de si ese tratamiento es seguro. En Australia, el doctor Cross, tiene resultados prometedores. Y estamos en contacto con él. Si fuera así, cambiarían las lesiones del LCA, y podríamos recuperar la articulación sin pasar por el quirófano, lo que es muy bueno", explicó la doctora García.

Al respecto, el doctor Cugat explicó la importancia de utilizar "factores de crecimiento" y su voluntad de "ir a Australia para conocer y poder tirar adelante este tipo de tratamientos. Tenemos un equipo de más de 150 personas que trabajan con nosotros y a través de un balance de las rodillas y del grado de desplazamiento que vemos en la resonancia, podremos decidir si optar por ese tratamiento conservador o por la operación. Seguiremos investigando", explica.

Mientras la medicina avanza -"aunque se necesita tiempo, todo suele ir lento"-, los números de lesiones de ligamento cruzado aumentan, especialmente en la elite por el calendario ("a más exposición, más riesgo") y en la base por el crecimiento de la intensidad, por las distintas superficies de juego y la escasa prevención en los equipos... Y las botas, algo muy a tener en cuenta. "En un césped artificial hay más roce que en el natural. Afecta que los tacos sean más profundos. Y al hacer los giros es dónde está el problema...". Todo detalle puede estar detrás de una rotura de LCA, cuyos estudios aumentan para encontrar soluciones más eficaces y menos dañinas.