REAL MADRID

Los árbitros protestaron contra Real Madrid TV en la Supercopa rechazando los regalos del club

Acordaron no aceptar los detalles protocolarios que el Real Madrid suele entregar al equipo arbitral, por la hostilidad de la televisión del club hacia ellos.

El colegiado Jesús Gil Manzano durante la final de la Supercopa en Yeda entre Real Madrid y Barcelona./REUTERS
El colegiado Jesús Gil Manzano durante la final de la Supercopa en Yeda entre Real Madrid y Barcelona. REUTERS
Sergio Fernández

Sergio Fernández

La Supercopa de Arabia Saudí ha dejado varios detalles arbitrales que ilustran la actual situación del colectivo tras la victoria del nuevo mandamás federativo, Rafael Louzán, y las dudas del presidente de los árbitros, Luis Medina Cantalejo, sobre a cuál de los candidatos apoyar en estas últimas elecciones. Hay más miga de la que parece.

Un síntoma hizo evidente que entre los colegiados el ambiente no es el más adecuado: las críticas de Mateu Lahoz al desempeño arbitral en directo, en Movistar y en diferido después en El Día Después, que vienen siendo más o menos habituales en la última temporada, dejaron claro que las relaciones no son las más fluidas dentro de un colectivo que suele ser hermético e incluso corporativista entre ellos, defendiéndose o intentando salvar la cara cuando vienen mal dadas.

Gil Manzano sí encontró algo de ese apoyo en Mateu, en directo, cuando por ejemplo, perdonó la segunda amarilla a Vinicius por un pisotón a Koundé, pero en varias fases del resto del partido se percibió claramente un nivel de crítica poco habitual hacia los colegiados viniendo de (hasta hace poco) uno de ellos. Y, ya lejos del directo, las valoraciones posteriores fueron todavía peores. El caso es que el extremeño Gil Manzano, exmiembro de la Comisión Delegada de la RFEF y uno de los asambleístas que tuvieron derecho a voto en las últimas elecciones, dirigió su cuarta Supercopa en los 13 años que lleva como profesional, una cifra nada habitual y que genera no pocos comentarios entre sus colegas.

La relación del Comité Técnico de Árbitros de la RFEF lleva meses enquistada con el Real Madrid y se ha recrudecido todavía más por la actitud del club en su propia televisión y sus ya famosos vídeos de presión a los árbitros que les designan, denunciando los fallos que cada colegiado ha podido cometer en su contra. Pocos escapan a esta táctica antiarbitral del club blanco: el propio Gil Manzano, Soto Grado o Martínez Munuera, por ejemplo, son algunos de los que con más virulencia se han visto retratados. "Esto es lo que pasa en la mugrienta Liga Negreira", y otras joyas de ese estilo ya son habituales, sin ningún pudor, en esta forma de presión que ha sido denunciada por el resto de clubes y por entrenadores rivales, incluido el propio Hansi Flick.

Gil Manzano, en declaraciones a los medios de la Federación.RFEF

En medio de este ambiente llegaron a Arabia Saudí tanto los clubes que disputaban la Supercopa como el equipo arbitral. Enseguida se conocieron los que iban a dirigir al Real Madrid: Ricardo de Burgo Bengoechea en la semifinal contra el Mallorca y el citado Jesús Gil Manzano en la final. Previamente habían llegado a un acuerdo para mostrar su desacuerdo con la actitud del Real Madrid en su televisión: ninguno de ellos, ni de los integrantes de sus equipos iba a aceptar los típicos regalos protocolarios que les hace el conjunto blanco. Suelen ser pequeños obsequios de no mucho valor (camisetas, insignias, bolígrafos...) que forman parte de la (presunta) cordialidad previa antes de los encuentros. En esta ocasión los equipos arbitrales rechazaron esta hipocresía que, por un lado los expone al foco de sus espectadores, mientras que por otro simula un protocolario respeto antes de los partidos que ha estado lejos de existir en su parrilla televisiva en las horas previas.

Este tipo de obsequios y cortesías, habituales en casi todos los clubes, ya tuvieron cierta polémica también con el mismo Jesús Gil Manzano, después de una actuación muy discutible suya en un partido del Real Madrid contra el Villareal. Su aparición posterior en la zona mixta para abandonar el estadio portando una bolsa con el escudo y los regalos del conjunto blanco se vio como una torpeza, en medio del mal ambiente que había gestionado su arbitraje minutos antes.

Esta decisión de los árbitros de la RFEF de no aceptar los regalos del Real Madrid como forma de protesta llega también enmarcada por el evidente desencuentro del club blanco con el presidente arbitral, Luis Medina Cantalejo. Decidieron anular las comparecencias de los árbitros ante la prensa y sólo se permitió que los medios de la Federación ofrecieran declaraciones de Gil Manzano, en lugar de las habituales comparecencias que, según se entiende de las frases del propio Manzano, no han salido todo lo bien que querían y no han mejorado la imagen de los colegiados.

La tensión está ahí y varios detalles dejan ver que Medina vuelve a estar en el alambre, siempre con la férrea oposición que hacia su mandato sostiene el Real Madrid. La primera decisión de Louzán como presidente fue volar a Catar para intentar acercar posturas con el conjunto blanco. También el nuevo vicepresidente de la RFEF y presidente de LaLiga, Javier Tebas, comentó que a ver si con la nueva presidencia conseguían atraer un poco al Madrid a la RFEF.

Parece claro que una profunda reestructuración del colectivo arbitral forma parte de ese acercamiento al equipo merengue. En medio de la temporada es muy complicado que se dé esta sucesión al frente del CTA, porque además de un problema reputacional serio de imagen supondría un montón de inconvenientes formales en el día a día de la institución. Pero todo parece apuntar en la dirección de que a Medina Cantalejo le queda lo que resta de temporada en el cargo.

Y eso tiene una consecuencia clara: un gallinero revuelto entre los árbitros que, conocedores de la situación, van sintiéndose capaces de mostrar fisuras entre ellos y tomando posiciones ante lo que consideran que está por venir. Con un nombre en el horizonte: el presidente del comité gallego (como Louzán) Bernardino González Vázquez, favorito en las apuestas para ser el sucesor al frente del los árbitros españoles cuando a Medina le enseñen, amistosamente, la puerta de salida.