OPINIÓN

Si, ante el ruido más temido, yo fuera Florentino, Ancelotti, Xabi, Raúl... o la (olvidada) afición

Carlo Ancelotti y Florentino Pérez, juntos en una foto de archivo. /GETTY
Carlo Ancelotti y Florentino Pérez, juntos en una foto de archivo. GETTY

Desde que el Real Madrid comenzó a tirar la Liga, se la pegó en la Champions con un Arsenal que antes del careo parecía menor y entregó en La Cartuja la Copa del Rey a su máximo rival hemos intentado hacer el ejercicio periodístico a diario de informar sobre qué esta pasando en el banquillo y qué puede suceder. Y lo que queda. Es una obligación deontológica contar lo que hay y no lo que nos gustaría que hubiera. Pero eso no quita, que aparte, y bajo el formato del sanador género de la opinión, no veamos las cosas de uno u otro color.

Alrededor de este caso, todo lo que parece blanco se está tornando en negro. Y aunque todas las partes priorizan acabar con un abrazo, serán los resultados los que vayan ordenando los acontecimientos. Ganar siempre pacifica. Otro pinchazo —y ya van ¡19! en lo que va de temporada— haría que esta entente saltara definitivamente por los aires. Y ese sería el mayor de los ruidos, y mira que los hay, que viviera este curso el Bernabéu.

Con Florentino Pérez se confirma que el tiempo amansa a las fieras. Esta situación, hace 20 años le hubiera durado 20 segundos. Es duro ver cómo el Real Madrid, el club más laureado del mundo, pasa a un segundo plano. Su entrenador se muestra claramente descentrado ante el Arsenal a ojos de todo el vestuario, queda a comer con emisarios de Brasil, pide permiso en Sevilla para viajar a Londres, llega tarde a la siguiente sesión de entrenamiento tras perder una final y con papeleo que firmar en las manos y, pese a todo, sigue dejando puertas abiertas mientras las opciones de ganar la Liga permanecen intactas. Los jugadores, claro, piensan qué nos va a exigir el míster si tiene la cabeza en otras cosas desde marzo.

El presidente pudo acabar con el sainete hace semanas, rescindiendo justamente como un caballero al italiano para pensar cuanto antes en el futuro a corto plazo o, al contrario, dejándole las cosas claras si de verdad remontar al Barça y el Mundial de Clubes son una prioridad. Pero no hizo ni una cosa ni la otra. Más bien, todo lo contrario: hizo ver que es su entrenador para los restos y, a la vez, le dijo que no seguirá y que podía negociar. Se reían de las negociaciones televisadas de Laporta, pero esto ha sido igual o hasta peor.

Luego está lo del finiquito, que unos dicen que no es clave y otros que es la madre del cordero. El Madrid no está para regalar cuatro o cinco millones de euros (véase su política de no fichajes), y aunque es un acuerdo de lo más normal el de ni para ti (todo) ni para mí (nada), el hecho de que el técnico de Reggiolo ya tenga otros planes ha llevado a algún iluminado a querer ahorrarse la indemnización. Mientras, Carletto no parece dispuesto por ahora a irse con las manos vacías porque entiende que lo han echado y también porque tiene a varios escuderos detrás que le reclaman que pelee lo que es de todos. Si yo fuera el mandamás, ante el Celta hubiera sentado a Raúl como lo hubiera hecho ya en la finalísima de Sevilla, antes que a él. No hay mejor escudo, vitamina y antidepresivo que ver al estadio rugir entregado a su ídolo. Lástima que pese más el miedo del palco a que triunfe.

El papel de la Confederación Brasileña de Fútbol es aún más disparatado. Ancelotti no sólo les ha plantado una vez, hace año y medio, sino que esta es la segunda y veremos si al final no hay una tercera en cuestión de unas semanas por mucho que ya haya un preacuerdo entre ellos. La Pentacampeona ha tratado al míster como una leyenda que es, pero lo ha hecho olvidando que detrás de ese escudo hay un país, una historia y una reputación que no se puede manchar de esta manera. Hay gente que trina. La CBF se ha comportado hasta ahora como una federación de medio pelo. Tuvo que haber puesto un plazo innegociable a Ancelotti para pronunciarse y, ante sus negativas, firmar hace siglos a otro entrenador de bandera que ordene una plantilla repleta de talento pero insoportablemente anárquica.

Otros errores de bulto

Ancelotti también se ha equivocado y corre el riesgo de manchar una trayectoria impoluta por egoísmo. Una cosa es lo que ha dicho en sala de prensa y otra bien distinta es cómo ha movido los hilos fuera. Más allá de haber permitido que se retransmitan minuto a minuto las negociaciones mientras sus futbolistas estaban concentrados en Valdebebas para intentar la remontada contra el Arsenal y en La Cartuja para llevarse por fin un Clásico esta campaña, pensó que manejaba todos los tiempos. Y eso, con Florentino, es mucho aventurar. Su viaje a Londres, donde tiene casa y fue a pasar dos días libres, acabó por señalarle. Tener la Liga a cuatro puntos, con un duelo directo a la vuelta de la esquina, y un Mundial de Clubes, le exigía estar al 100% centrado en sus labores. Brasil, que espere o que se rinda. Si es por dinero, siempre queda Arabia. Y si es por currículum, ya va sobrado y nada ni nadie le hace falta más que recibir el cariño de Chamartín ante la Real el 25 de mayo.

Xabi Alonso y Raúl González, juntos en su atapa como jugadores del Real Madrid.  GETTY
Xabi Alonso y Raúl González, juntos en su atapa como jugadores del Real Madrid. GETTY

Para entonces ya se sabrá cuándo llega Xabi Alonso. Que esa es otra... Si algo ha hecho dudar al presidente con su fichaje es que no le apetece tener, después de Zidane y Ancelotti, a un técnico con tanta personalidad que le discuta las cosas... El tolosarra puede ceder en algo pero no va a entregar la cuchara en todo. De primeras ya ha deslizado que su deseo es unirse a la causa después del Mundial de Clubes por el hecho de que el equipo llegará muy mermado física y mentalmente, que cuenta con mil bajas y que no estarán aún presentes los fichajes, por lo que hay muchas más opciones de pegársela y arrancar mal que de triunfar. Además, quería a Zubimendi y ya le dijeron que se apañe con Tchouameni y Camavinga, así que se estrenará con el morro torcido y con el pivote de la Real rumbo al Arsenal. Y cuidado con sus deseos y las imposiciones del club a la hora de formar su staff en el Madrid. Alguna de todas estas batallas tendrá que ganar. Y hace bien en pelearlas. Si yo fuera él, nada de nada hasta julio o renovación en Alemania. El Madrid siempre le tendrá en sus oraciones y Florentino algún día se irá a casa por muy ser superior que sea.

En esa ecuación, en la que el club intentará convencerle de que nadie puede desaprovechar la ocasión de dirigir al Madrid ni un solo partido, con un título prestigioso además en juego, entra el mundo de los interinos. Solari o Raúl, ésa es la cuestión en caso de que Xabi no se baje de la burra. Si yo fuera Solari, me ceñiría a mis funciones, que son las pactadas desde que regresó a Valdebebas: gestión, coordinación y apagafuegos cuando sea necesario. Como Molowny y Del Bosque en su día. Tiene poco margen para elegir, así que le conviene obedecer si no quiere salir otra vez de un lugar donde está más cómodo que nunca.

Otra cosa es el rol del eterno capitán. Se ha ganado el derecho a decidir. Aunque sabe que tiene pocas opciones de ser el elegido en la línea sucesoria, quiere jugar esta partida para que se demuestre de una vez cuál es la opinión del presidente con su figura. Centrado en agotar las opciones de playoffs con el Castilla, ha decidido no verbalizar aún qué hará con su futuro para que sean los demás los que rompan el hielo. Sabe lo que hace. La lógica le debería hacer ser favorito. Y no dudaría en aceptar la propuesta pase luego lo que pase. Salir del club como ya hizo como jugador para triunfar fuera o volver a quedarse donde es feliz formando chavales. Lo que no hará es quitarse él mismo del escaparate. Y si alguno, como filtra, pondría hasta Arbeloa antes (en el juvenil) con este toro, que se lo digan a la cara.

No sé si Florentino habrá hecho estos días alguna de esas encuestas que tanto le gustaba lanzar entre los socios para pulsar el sentir de la grada antes de tomar sus decisiones. Pero en este caso, y por la gente que me rodea, creo que los tiros van más o menos así: una vez que se ha reaccionado tarde y mal, la mejor opción es Ancelotti hasta que se acaben las opciones de LaLiga (el 11-M, cita clave en Montjuïc), Raúl cuanto antes (después del Barça o al final del campeonato) como interino para engrasar la máquina de cara al Mundial de Clubes y Xabi Alonso después, en el curso 2025-2026, para volver a soñar.

Habrá otras hipótesis, gustos y preferencias. Todas menos que el Madrid, con cinco partidos por delante, esté hablando de historias de emisarios y finiquitos que sólo afectan a unas pocas individualidades en vez de lo realmente importante que tiene sus consecuencias en toda una institución con 123 años de historia. Hasta ahora, el personal se ha portado y ha cumplido con nota y tacto, como agradecimiento a la gloria que ha dado este equipo, pero a ver si se va a cansar del ruido y van a empezar los pitos... Esto es el Madrid y no la CBF.