Ambiente irrespirable en Valdebebas con el 'Caso Ancelotti': "Cómo exige ahora a la plantilla pelear la Liga cuando lleva un mes pensando en otras cosas..."
En el club molesta más que desatendiera al Madrid últimamente y que exija un finiquito que tocaba pactar que el hecho de negociar su futuro, para el que tuvo permiso. No se descarta ningún escenario.

Si ayer no fue un día bueno en Valdebebas, el de hoy está siendo irrespirable. El martes, según se iban conociendo las sanciones a Rüdiger y Lucas Vázquez y se confirmaba el tiempo de baja del central alemán y el de Alaba, también roto, las noticias y los hechos en torno a Carlo Ancelotti (66 años) también sacudieron como nunca a la Ciudad Deportiva. En primer lugar porque el técnico llegó al entrenamiento con la lengua fuera y algo tarde después de su viaje a Londres para seguir negociando con Brasil. Y, en segundo, por la ruptura (por ahora) de las negociaciones, los roces por el finiquito (el club pensaba tener un buen detalle y el técnico ha pasado a exigirlo) y el guiño a una buena oferta que le habían mejorado desde Arabia Saudí. De ahí que el entrenamiento de esta mañana no haya sido uno cualquiera.
Los teléfonos ya echaron humo ayer por la tarde-noche entre Ancelotti, la Confederación Brasileña de Fútbol y el Real Madrid. Ni qué decir cuando Relevo informó cerca de la medianoche de que el acuerdo entra la CBF y el entrenador había colapsado y todo el mundo preguntaba. Por eso, el runrún a primera mañana de hoy, según iban llegando los integrantes de la plantilla a una nueva sesión de trabajo, se centraba única y exclusivamente en este caso. Algunos recordaban la papeleta que les queda por vivir con cinco jornadas, la visita a Montjuïc entre otro careo decisivo con el Barça y un Mundial de Clubes por delante. Y varios hacían una reflexión que ya se había extendido desde la eliminatoria de Champions con el Arsenal: "Cómo va a exigirle ahora el míster a la plantilla pelear la Liga cuando él mismo lleva un mes pensando en otras cosas".
Fue en ese cruce de cuartos de final cuando más de uno en el club empezó a hacer saltar las alarmas y confirmar que las cosas no marchaban. Entre el encuentro de ida (3-0) y en el de vuelta con aquella remontada frustrada (1-2), en las entrañas de Valdebebas se hablaba más del futuro que del planteamiento ante el equipo de Arteta. Y, claro, los futbolistas comenzaron a mosquearse al no haber una estrategia definida para el encuentro de Londres a la hora de contrarrestar las virtudes del adversario y, mucho menos, para saber cómo hincarle el diente en el Bernabéu. La salida de balón, por ejemplo, ya evidenció que no se había trabajado nada especial y que todo se confiaba al talento innato de los jugadores. Florentino Pérez, al que siempre le llega todo y que duda mucho de qué hacer con el banquillo, estaba al tanto.
En esos días, incluso se vio por los campos de entrenamiento y las oficinas a más de un representante e intermediario para trasladarles propuestas de todo tipo a varios integrantes del cuerpo técnico. Además de Carletto, que ya por aquel entonces sabía que en un principio tenía los días contados en el Madrid, estaba Davide, su hijo, que andaba negociando su asociación con alguna que otra agencia de representación: le habían hecho llegar propuestas de diferentes clubes para arrancar su carrera en solitario. E incluso Francesco Mauri ya había deslizado a algún que otro directivo su ilusión a corto plazo por dejar de ser asistente y ponerse a entrenar como primer espada. El Arsenal no estaba al cien por cien en la cabeza de todos y cada uno de los profesionales que trabajan a diario alrededor del equipo.

De hecho, según varias fuentes consultadas, la noticia de que el emisario externo de la CBF, Diego Rodrigues, estuviera en Madrid para ver en directo ese Real Madrid-Arsenal sonó a broma en un sector de la Junta a los que no le actualizan al día la información ("serán inventos de la prensa") hasta que vieron que al día siguiente trascendió que el empresario brasileño había almorzado con el entrenador. Pese a que Florentino Pérez y José Ángel Sánchez, presidente y director general de la entidad madridista, dieron su autorización a Ancelotti para que se buscara equipo porque no iba a cumplir el año de contrato que le resta, ver al emisario en La Cartuja no sentó bien del todo. En el vestuario, concretamente, alucinaron con una negociación televisada que parecía más propia del Barcelona de Laporta.
Fin de semana movido
La derrota en el Clásico de Copa, por mucho que fuera una final competida, no ayudó a apaciguar las cosas. Al revés: Ancelotti dio dos días y medio libres a la plantilla para desconectar con la misión de volver con las pilas cargadas de cara a lo que resta de Liga y, sobre todo, para que pudiera marcharse a Londres para intentar cerrar su acuerdo con Brasil. Sin embargo, se pasó de frenada y creyó que la jugada le iba a salir redonda. Más allá de pactar unirse a la Canarinha antes de tiempo, sabedor de que el Madrid anda obsesionado por separar sus caminos de manera caballerosa,creyó equivocadamente a la hora de concretar detalles que lo haría con un buen finiquito en el bolsillo.
Por eso, aunque ayer Ancelotti informó a primera hora de la tarde a sus más cercanos que había que firmar algunos papeles que le habían trasladado los emisarios de la CBF, dio un giro brusco a los acontecimientos al anochecer al saber que si se marchaba antes de tiempo no iba a cobrar lo que le restaba de contrato (11 millones de euros) o al menos lo que pactasen (varias fuentes hablan de unos cuatro). Ahí, coincidiendo con la llegada de una potentísima oferta del Al Hilal de Arabia de 50 millones de euros por temporada —esta vez de manera firme— acabó por torcer definitivamente las cosas. Ancelotti comunicó a sus interlocutores brasileños que seguía en el Real Madrid porque no le dejaban salir.

En el club insisten en que ellos no tienen nada que ver con este nuevo panorama y que se remiten, por responsabilidad, a salvaguardar los intereses de la entidad que aún se juega nada más y nada menos que una Liga y que tiene por delante el ilusionante objetivo de disputar el primer Mundial de Clubes que la directiva tiene entre ceja y ceja. En resumen, que nadie le ha dicho jamás que Ancelotti no se pueda ir antes del Mundial de Clubes pero que, si lo hace, no cobra el finiquito acordado, algo que él entiende que le pertenece por una sencilla razón: es el Madrid el que quiere dejar de contar con él. He ahí la fricción principal y el cambio de escenario de este martes.
Lo que también señalan desde Valdebebas es que no va a ser fácil reconducir esta situación y que no descartan ningún escenario por extraño que sea. Eso sí, siempre acabando como señores y sin peleas. Estamos ante una leyenda con 15 títulos. Se antoja raro mantener hasta verano al entrenador con el que no cuentas para el futuro mientras que Ancelotti, además, se arriesga a quedarse sin el Real Madrid, sin Brasil y sin el Al Hilal (rival blanco en Estados Unidos y que sí le espera hasta que acaba la Liga española pero no más) si no resuelve pronto su situación. Incluso ahora, a toro pasado, hay quien piensa que igual hubiera sido mejor tomar decisiones, como llegaron a plantearse, tras las derrotas consecutivas ante el Barça y el Milan a finales de 2024 o después de caer frente al Arsenal. Ver a Ancelotti agotar su contrato parece impensable y para ello necesita ganar la Liga. Pero el fútbol es indescifrable...