ELECCIONES RFEF

El Gobierno no se resigna con Louzán: irá fuerte contra él si gana, como hizo con Pedro Rocha

Ante la imposibilidad de actuar antes de las elecciones, la 'pelea' para evitar un presidente condenado en la RFEF se traslada a febrero/marzo.

Salvador Gomar y Rafa Louzán, en un Asamblea de este año./RFEF
Salvador Gomar y Rafa Louzán, en un Asamblea de este año. RFEF
Sergio Fernández

Sergio Fernández

Queda el fin de semana por delante hasta las elecciones del lunes 16 de diciembre, pero uno podría pensar que ya está todo el pescao vendido en la Federación Española de Fútbol. Pero no es así. Después de 15 meses de absoluta vergüenza ajena en la RFEF, con un presidente suspendido, otro inhabilitado, el Gobierno queriendo intervenir sin poder, dos operaciones policiales en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, varios casos en los juzgados... van a llegar a una solución. Aunque sea temporal.

¿Definitiva? Seguramente no. Todos los pronósticos sitúan a Rafael Louzán (presidente territorial gallego) como el presidente que van a elegir los 141 asambleístas de la RFEF, por delante de su rival Salvador Gomar (presidente territorial valenciano). Con una diferencia de votos, eso sí, mucho más ajustada de lo que parecía en un principio o de lo que pronosticaba el reparto de avales (en los que Louzán consiguió más del triple que su rival). No nos olvidamos del tercer candidato en discordia, el extremeño Sergio Merchán, pero es que en realidad no se está teniendo en cuenta ni él mismo, porque está alineado al 100% con el gallego, así que su papel es secundario... por ahora.

El sábado y el domingo van a ser días de barro, traiciones y cuchillos. Las cuentas que cada candidato hace les salen. "Si convenzo al de Madrid y a los del País Vasco lo tengo". "Con que AFE no se pronuncie gano seguro". "No creo yo que fulano de tal me vaya a dejar tirado por una vicepresidencia"... Y así todo el rato. O peor.

Salvador Gomar está mucho más cerca de lo que él mismo podría haber pensado cuando se retiró de la carrera electoral... para volver unas horas después. Su jugada estaba clara: que el Gobierno moviera ficha antes de la votación. Eso no ha podido ser y parte como el rival más débil, pero con opciones reales. Algo que, en este tipo de elecciones, es decir muchísimo.

La realidad ahora mismo es muy dura para [la escasa parte que se preocupa de los deportes en] Moncloa: después de un año peleando con más batallas perdidas que ganadas, al final, la "renovación" de la RFEF tiene pinta de que va a terminar siendo un presidente del Partido Popular condenado por prevaricación. Y al que no sería nada extraño que dentro de tres meses el Tribunal Supremo volviera a inhabilitar para el cargo.

Y es justo ahí donde parece estar la batalla ahora. Mucho más en febrero-marzo, que en esta votación del lunes. Para el Consejo Superior de Deportes tragarse el sapo de que el nuevo presidente sea un condenado del partido rival del Gobierno es algo que jurídicamente no han podido evitar antes de la votación... pero no está nada claro que no puedan hacer algo después. Mejor dicho: cuando Louzán ya sea presidente de manera oficial, sí pueden ir formalmente contra él en el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Es lo mismo que cuando Pedro Rocha consiguió ser (brevemente) presidente de la RFEF: como candidato no pudieron hacer nada. Ganó y, justo después, fue inhabilitado. Pues lo mismo.

La frontera a vida o muerte de febrero

El 5 de febrero revisará el Tribunal Supremo la condena de siete años de inhabilitación que pesa sobre Louzán. No es nada habitual que esta instancia corrija a las anteriores, es decir, que le declare inocente después del veredicto previo de la Audiencia de Pontevedra, que le condenó. En el improbable caso de que le absolvieran, el problema (para él y hasta para el Gobierno) habría desaparecido. Sería un presidente sin condena firme ni inhabilitación a sus espaldas y ya está. Todos tan contentos (menos Gomar, claro).

Pero no es lo normal, ni lo más fácil que ocurra. ¿Qué salida le queda al Gobierno entonces? Del mismo modo que no pueden impedir que Louzán se presente a las elecciones y eventualmente las gane, sí que pueden elevar una denuncia al TAD una vez que sea nombrado. Esa parte, la vía administrativa, iría por un carril mientras la del Tribunal Supremo sigue la suya. Muy difícilmente alguna de ellas no llegará al final.

La única opción segura de Louzán para 'presidir' la RFEF

Ojo que aquí, aunque ni él mismo se lo crea, llega una opción para Sergio Merchán. El candidato olvidado que se presentó para afianzar las opciones de Louzán. El Gobierno no podría alegar nada en contra de su candidatura, al tener por ahora un historial limpio. Sería cambiar las tornas: el peso ejecutivo de la RFEF lo seguiría llevando Louzán, con sueldo y galones de presidente si quiere, pero el cargo lo heredaría Merchán, aunque fuera de manera honorífica o cosmética.

Esta jugada cortocircuitaría cualquier posible represalia gubernamental, aportaría estabilidad a la institución y garantizaría que, si el Supremo condena a Louzán en febrero-marzo, no tendrían que volver a celebrarse elecciones en Las Rozas, por tercera vez, aumentando un ridículo y un desprestigio internacional que sigue escalando con el Mundial 2030 como foco.

De todas formas... ojo al lunes

Todas opciones son pensando que se cumplan los pronósticos de que el presidente de la Territorial gallega saque más apoyos que Salvador Gomar. Pero es que eso tampoco está del todo claro. Es la opción más factible, la verdad, siempre gana "el de dentro" y Louzán ya lleva el último año dirigiendo la RFEF en la práctica, en nombre de Pedro Rocha. Cuenta con casi todos los votos del fútbol profesional (aunque al menos dos se lo van a dar a Gomar) y la mayoría de las Territoriales... por ahora.

Pero unos cuantos asambleístas relevantes, los suficientes, siguen "escuchando ofertas" y van a esperar hasta el último momento para ver con cuál de ellos tienen más privilegios que rascar. El lunes, la fiesta de la democracia en la RFEF puede dejar cualquier sorpresa. Si pestañean se lo pierden. Suerte a todos.