El Athletic estuvo a la altura de Mestalla

Mestalla se vistió de gala para una cita que se preveía vistosa con dos equipos cuya competición fetiche es la Copa, sin embargo a ese encuentro con el centenario estadio valenciano solo acudió el Athletic. Los de Valverde se vistieron con camisa blanca , americana y su mejor corbata para engattusar a un estadio que poco a poco va perdiendo al fe en, precisamente, Gennaro Gattuso. Y bajo los consejos de un sobresaliente Ernesto Valverde los bilbainos ahogaron con una presión asfixiante al conjunto che.

Y así, el Athletic conquistó a Mestalla. Sin aparente batalla del que estaba llamado a ser su contendiente y que partía como favorito por el mero hecho de jugar en su casa, donde no perdía un partido de Copa desde 2018. Los Williams bailaron, Muniain buscó las cosquillas de su rival y el resto lo hizo el equipo de Gattuso autoimolándose. Primero en una deficiente salida de balón (que supuso el primer gol) y tras el descanso con un sorprendente cambio de estilo a buscar el pelotazo fácil. La superioridad fue del Athletic, los goles de Nico, Muniain y Vesga, pero el triunfo del equipo se cimentó en un nombre propio: Ernesto Valverde.

Si el Txingurri ha entrenado a colosos como el Barcelona y allá donde ha ido ha dejado buen recuerdo es por algo. Hoy, los suyos pasaron de ronda porque el español se comió a Gattuso tácticamente, la presión alta planteada por el técnico asfixió a Diakhaby, Cömert y compañía y así es como los bilbaínos abrieron la lata. Los che no pudieron salir prácticamente en ningún momento y, tras ponerse con dos goles de ventaja, el equipo también supo dar un paso atrás y defender en bloque medio.

Las dudas con Gattuso ya existen o al menos eso se reflejó en la grada de Mestalla. Los pitos a la salida de balón del equipo -sello claro del italiano- y la incapacidad del entrenador para contrarrestar la presión de Valverde desquiciaron a la afición... Y no es la primera vez.

El entrenador valencianista fue superado tácticamente ya ante Javier Aguirre o Sergio González. Tras el descanso, sus jugadores empezaron a jugar más en largo... Pero de poco sirvió, de hecho, el equipo empeoró tras el paso por vestuarios. Ni siquiera el triple cambio que introdujo despertó al equipo.

No era fácil lo que le pidió Valverde a sus jugadores: defender en los 90 metros de largo y 45 de ancho que mide un terreno de juego. El planteamiento del técnico no habría salido sin el sacrificio, especialmente de los delanteros, para ahogar a los che en la salida de balón pero los vascos corrieron hacia delante... Y hacia detrás para recuperar las pocas veces que los locales pudieron sortearles.

Williams no paró de hacer sprints para presionar, Munian sin ser especialmente veloz supo donde colocarse en cada momento e incluso en algunas situaciones de partido los jugadores supieron mantener el arriesgado 3-1-4-2 en la presión que planteó su entrenador. Hay que creer mucho en un técnico para sostener eso.

El Valencia arrancó el año como un tiro, el equipo creía en Gattuso, el club se lavó la cara tras la salida de Murthy y se acercó a la afición de muchísimas formas... Pero cuando el máximo encargado de un club no ayuda, es casi imposible que las cosas salgan.

La falta de futbolistas sumado a la ausencia de una figura que exija a los jugadores y apoye a Gattuso han llevado a que, una temporada más, el entrenador se desgaste y un proyecto muestre síntomas de agotamiento cuando solo acababa de empezar. Bajo el desinterés de Lim es casi imposible crecer, aunque todos los demás lo intenten.

Cuando dos jugadores top como Nico Williams e Íker Muniain tienen el día, ya pueden rezar las defensas rivales. Contrariamente a lo que se pudiera pensar, Nico no se lució dedicándose a correr como una 'cabra loca', más bien al contrario: fue tremendamente inteligente.

Después de ver como Gayà le arrebataba el cuero tres veces seguidas en los 1 vs 1, el canterano del Athletic cambió sus internadas: de enfocarlas a la banda, a tratar de salir por dentro, el lado débil de Gayà. Y ahí comenzaron sus travesuras. Muniain no está teniendo su mejor temporada, pero nunca se esconde en las citas grandes y hoy fue un claro ejemplo de ello.