REAL MADRID 1 - AC MILAN 3

Un Real Madrid en llamas: hay jugadores que ya están señalados y Ancelotti, hundido

La crisis ha llegado al conjunto blanco, con un vestuario cada vez más dividido y una directiva que pierde la paciencia.

Vinicius, Militao y Tchouameni, hundidos durante el partido contra el Milan./AFP
Vinicius, Militao y Tchouameni, hundidos durante el partido contra el Milan. AFP
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Hacía tiempo que el Real Madrid no vivía una crisis de este calibre. Los cimientos del proyecto galáctico empiezan a venirse abajo y los dedos acusadores señalan culpables. La derrota contra el Milan (1-3) no hizo más que avivar las llamas de un incendio incontrolable que ninguno de los posibles bomberos se arma de valor para apagar. El entrenador, Carlo Ancelotti, se queda sin fuerzas. Los jugadores, los que menos corren de LaLiga y los terceros por la cola en Europa, se demuestran incapaces de darle la vuelta a la situación. Y la directiva, desde el palco, mira preocupada y filtra sin tapujos su enfado.

Ancelotti: «En este momento no somos capaces de hacer un trabajo colectivo eficaz». RMTV

Lo preocupante contra los italianos fue la imagen. La misma que se vio en la primera parte contra el Dortmund y en la segunda contra el Barcelona. Ancelotti miraba incrédulo a un equipo descolocado, que se deshacía como una galleta húmeda. Descontrol total, con futbolistas haciendo la guerra por su cuenta y sin pensar en grupo. Muy lejos de lo trabajado durante la semana, especialmente la presión adelantada, cuestión en la que se ha puesto el foco los últimos entrenamientos.

El italiano ve perfectamente lo que pasa, pero se muestra sin fuerzas para cambiar la dinámica. En la rueda de prensa posterior al partido se le vio hundido. Pocos como él saben que el Real Madrid no espera a nadie y que debe cambiar la dinámica ya o se arriesga a la peor de las decisiones. "No es una cuestión de ser paciente o no. Nos falta algo, se ve, es evidente. La preocupación en estos momentos es normal... (suspiro). La noche va a ser muy larga, las próximas noches van a ser muy largas. Toca pensar, buscar soluciones y encontrar la solidez perdida", decía en rueda apagado, como de costumbre.

Porque desde el primer utillero hasta la junta directiva ven claramente que el principal de los muchos problemas está en la inexistente solidez. Sí, el equipo tampoco ataca bien, pero lo que más preocupa es la poca ambición defensiva, con futbolistas que se desentienden de la presión y otros, especialistas en el robo, lejos de su nivel. Lucas señalaba a algunos de ellos en zona mixta: "Tanto defender como atacar es una cosa colectiva. Ahí tenemos que hacer hincapié".

Ancelotti sobre el ambiente en el vestuario. RMTV

Y en ese mensaje del capitán va implícito otro toque de atención: el equipo está por encima de los egos. Porque por mucho que desde el club se empeñen en taparlo, cada vez son más las voces que se atreven a filtrar la falta de entendimiento de algunas estrellas. Cuando las cosas van mal, aparecen las críticas. Mbappé, Tchouameni, Mendy, Bellingham, Vinicius... Nadie se salva de la quema, pero mientras algunos se miran al ombligo otros prefieren mirar al del compañero. Un grupo que era una familia y que esta temporada empieza a resquebrajarse.

Mientras tanto, desde arriba, la directiva reflexiona y también señala. El enfado de la planta noble ha llegado al límite. Relevo viene informando del mosqueo de Florentino Pérez con Ancelotti y con algunos futbolistas. Pensaba el presidente que el menor de sus problemas esta temporada iba a ser deportivo, con un elenco de estrellas inigualable y con otras preocupaciones latentes como el Bernabéu o la Superliga. Pero, al final, se ha encontrado con un equipo descabezado que le trae por el camino de la amargura y al que piensa cómo encontrarle una solución fiable. La paciencia ha dejado de serlo.

Un cóctel que llevan al equipo a un momento crítico. Las famosas caritas son cada día más comunes. Las filtraciones, interesadas o no, hacen pensar a la opinión pública que la situación no es tan bonita como se pretendía hace sólo unas semanas. Y mientras tanto, Ancelotti piensa en como reconducir una máquina que se ha quedado sin volante y casi sin ruedas. La crisis ha llegado al Bernabéu y sólo queda por ver si acaba en quiebra.