Así funcionan los cruces de dieciseisavos y octavos de final de Champions: ¿puede haber un Real Madrid - Barça?
El sorteo tendrá los condicionantes marcados por la clasificación final y no por país o enfrentamientos previos.
La nueva Champions continúa avanzando y poco a poco el público general va interiorizando un producto diferente, alternativo y que en cierta medida aporta una esfera diferente al modelo anterior. No hay más que ver a equipos como Real Madrid, Manchester City o Paris Saint Germain al borde del abismo. No obstante, su circunstancia se debe más al fútbol en sí que al formato, que es incluso más favorable a la clasificación de los equipos grandes que el anterior. Incluso se puede sentenciar que es casi imposible que un coloso europeo caiga a la primera de cambio con esta nueva fase de liga.
Los cruces serán otra historia. Ahora, los ocho primeros logran la clasificación directa para los octavos de final, mientras que del puesto 9 al puesto 24 asumen una nueva ronda conocida como playoffs o que popularmente se denominará dieciseisavos. Algo que ya existía con matices en la Europa League y en la Conference League y que ahora llega a la máxima competición continental. Una especie de vida extra para todos aquellos que no hayan rendido a un nivel esperado de primeras, pero que guardan todo derecho a competir por la 'Orejona'.
Unos cruces que serán absolutamente imposibles de prever hasta que no concluya la última jornada de la fase de grupos. A esta llegarán fácilmente una decena de equipos con solo dos o tres puntos de diferencia entre ellos. Una victoria podrá provocar un salto de seis o siete posiciones en la tabla, tal y como se ha ido viendo conforme avanzaba la primera fase de esta nueva competición.
¿Cómo son los emparejamientos?
Es difícil explicar el sorteo con la palabra, pero la mejor forma de resumirlo es que funciona exactamente igual que el tenis. Es decir, se forman parejas de equipos que solo discuten si van al lado izquierdo o al lado derecho. Ante esto, no existe ningún tipo de condicionante extra porque ya suficiente es que todos los emparejamientos hayan quedado definidos desde el primer momento. La imagen ayuda:
Vamos con un ejemplo muy sencillo: Liverpool e Inter quedan primero y segundo respectivamente. Forman pareja en el sorteo. Formar pareja implica directamente que no se podrán enfrentar hasta la gran final. El sorteo procede de la siguiente forma: el Liverpool va a un lado, pongamos el izquierdo, y automáticamente el Inter va al lado derecho. Continúa el sorteo. Es turno de Barcelona y Borussia Dortmund. Uno va al lado izquierdo y otro va al lado derecho.
¿Pero se queda simplemente en eso? Sí porque el cuadro ya estaba marcado desde antes del comienzo de la competición. La explicación es básica: hay que dar valor a las posiciones finales de la liga, si existiera el sorteo de toda la vida no tendría sentido alguno formar una clasificación total. De este modo, el primero y el segundo se enfrentarán en octavos a un clasificado entre el puesto 15 y el 18. Y en cuartos contra el séptimo y el octavo. Digamos que son rivales 'menores' dentro de la magnitud de la competición para dar valor a lo que han logrado en la fase de liga.
[Consulta la clasificación de la Champions League]
¿Hay algún condicionante?
Como el cuadro está definido desde el primer momento, no hay condicionantes. Da igual el país o que ya se hayan enfrentado en primera fase. Es más, es que se puede dar. Por poder, Atalanta, Milan, Bolonia y Juventus pueden quedar 15, 16, 17 y 18, puestos que se verán las caras en dieciseisavos de final por ambos lados del cuadro. Ya la fase de liga restringió que equipos de la misma federación se pudieran ver las caras. Suficiente. Ahora, todo es posible.
¿Pueden enfrentarse Real Madrid y Barcelona en dieciseisavos u octavos?
Sí. Y Real Madrid-Atlético. O Barcelona-Atlético. O cualquier tipo de eliminatoria que llegue a la imaginación. UEFA así lo ha confirmado en las bases de competición. El sorteo será 'puro'. Será el azar el que sortee con solo dos enfrentamientos posibles para cada uno de los equipos. O cuatro, si se tiene en cuenta que es en un lado o en el otro del cuadro. Da igual, ya que siempre será local en la vuelta el mejor clasificado en la fase de liga.
Los secretos ocultos del formato: ¡puede ser mejor quedar 24º antes que 15º!
Por sorprendente que parezca, es así. El último clasificado para dieciseisavos de final puede tener un mejor cuadro que el 15º. La clave está en entender el mecanismo pensando en el enfrentamiento de octavos de final. A priori puede parecer tan fácil como que el 24º se mida al primero o al segundo en la segunda eliminatoria. Si eso pasa, ¿contra quién juega en dieciseisavos? Sería injusto que el noveno o el décimo se enfrentaran tan rápido a los mejores de la primera fase.
Por tanto, se ha hecho un reparto equitativo que no deja tan mal la situación al que se mete in extremis, siempre y cuando consiga superar la ronda de dieciseisavos.
El reparto de los rivales en dieciseisavos:
- 17-18 contra 15-16
- 23-24 contra 9-10
- 21-22 contra 11-12
- 19-20-contra 13-14
El reparto de los rivales en octavos:
- A primero o segundo le tocan 15-16-17-18
- A tercero o cuarto le tocan 13-14-19-20
- A quinto o sexto le tocan 11-12-21-22
- A séptimo u octavo le tocan 9-10-23-24
Más fácil entenderlo con un ejemplo hipotético: el Real Madrid (24º) y el Atlético de Madrid (15º)
Imaginemos que el Real Madrid acaba en la 24ª posición, la última que da el billete para los dieciseisavos de final. En esa ronda se enfrentará pase lo que pase al noveno o al décimo clasificado. Un duelo difícil no cabe duda, aunque prácticamente cualquiera que esté en la pelea puede alcanzar esa posición independientemente de su estatus.
Los de Ancelotti, en este caso, no tendrán el factor campo a favor en ninguno de los casos, por acabar en una peor posición. Pero por magnitud propia y del rival no sería de extrañar que lograsen la clasificación para la siguiente fase.
Ahí precisamente por ser 24º evitarían a los dos líderes y se emparejarían con séptimo u octavo en octavos, por sorteo: de nuevo, parece que es un rival difícil, pero también asequible. Quedar tan atrás sí tiene consecuencias en cuartos de final. Al Madrid ya sí le tocaría verse las caras con los dos primeros.
Ahora veamos el caso del Atlético de Madrid (imaginemos que queda 15º). En dieciseisavos jugará contra 17º o 18º. Asumible, bien. Omitamos por un momento la magnitud de esta ronda porque el rival puede ser desde un modesto o a un grande en apuros. Vayamos a la siguiente. Si los rojiblancos la superan, ya en octavos, se enfrentan a uno de los dos primeros. Un castigo sonoro en relación al posible cruce del Madrid.