Así controló Girona... y Lloret de Mar a los ultras del Feyenoord: "¿Por qué grabas?"
El conjunto neerlandés visita Montilivi en el debut en Europa del estadio catalán.
Girona.- Amaneció con nubes la ciudad de los cuatro ríos, engalanada para un día histórico: el debut como local en Champions de su equipo de fútbol. Una pancarta enorme desplegada con el lema 'Territorio de Champions' en el puente de Les Peixeteries Velles y una bandera de grandes dimensiones con la senyera y el escudo del club en la Plaça de Catalunya daba la bienvenida a los cerca de mil aficionados del Feyenoord venidos de Países Bajos con motivo del partido europeo ante el conjunto catalán. También lo hizo el propio club gerundense, con un mensaje en sus redes.
La presencia de aficionados neerlandeses se advertía desde la zona de la estación; muchos pernoctaron fuera de Girona y esta mañana llegaron en tren a la ciudad. Pese a ser temprano, al salir del vagón, ya muchos iban con latas de cerveza en la mano. Algunos de ellos vestían de negro con prendas Fred Perry o Lyle & Scott, comúnmente asociadas a la cultura ultra, y lucían tatuajes con motivos futboleros.
Los que vinieron en tren, avanzaron a pie hasta el centro histórico de Girona, lleno de ciclistas y cafés de especialidad. Antes de entrar al casco antiguo, a través del puente de piedra, era evidente el aumento de la presencia policial en la zona, tanto local como regional, Mossos D'Esquadra. Los radicales del Feyenoord son de los más peligrosos del fútbol europeo y la ciudad catalana se ha blindado para evitar altercados.
"¿Es usted vecino de la zona? ¿Tiene miedo por algo?", repreguntó un policía local con acento de las comarcas de Girona al ser cuestionado por la seguridad ante la visita de la afición neerlandesa. "Llevamos semanas planeando el dispositivo de hoy. Está todo controlado, en principio... No debería haber ningún tipo de problema", añadió con amabilidad.
El despegamiento policial fue muy amplio. Mirases donde mirases, había cuerpos de seguridad. Incluso alguno camuflado con ropa oscura y pinta de radical; el pinganillo en la oreja le delataba. A juzgar por su poca discreción, da la sensación que su objetivo era hacerse notar, pues fue dando paseos de un lado a otro por la zona de la Plaça de la Independència. Allí, precisamente, se juntaron muchos de los aficionados del Feyenoord desde primera hora de la mañana. Sin ningún tipo de problema, por cierto. Incluso algunos compartían espacio con aficionados atuendados con la camiseta del Girona. Y brindaban unos con otros.
"No photos, please", decían muchos de ellos, poco amantes de las fotos y los vídeos. "Sobre todo, nos han dicho que no sirvamos en vasos de plástico. Y que si vemos cualquier movimiento, que mueven o levantan sillas por ejemplo, que les avisemos. Si pasa algo, se lo haremos saber enseguida a la policía, claro", reconocía el encargado de uno de los locales más poblados de la plaza.
Pocas camisetas del Feyenoord entre las terrazas, pues buena parte de su afición llevaba ropa casual. La más recurrente entre los seguidores neerlandeses era una camiseta con el lema "Feyenoord on tour", con el dibujo de ocho latas de cerveza que representan a los ocho rivales del equipo de Rotterdam en la Champions. Al Girona se le identifica con una Estrella Damm. "No me hagas foto a la cara, por favor", pedía uno de los que la portaba. "Fíjate, en la lata del Lille hay gas pimienta por lo que sucedió en la ciudad hace años con la policía de allí", reveló con una sonrisa. "La puedes comprar por 30 euros", la ofreció uno de sus compañeros, en broma.
A medida que se acercaba la hora de comer y que se agolpaban los vasos de cerveza, comenzaron a desplegar alguna que otra pancarta los neerlandeses y a entonar los primeros cánticos del día, sin ningún tipo de incidente hasta entonces. Todo al contrario: buen rollo y camaradería. Y así fue hasta la hora de partir hacia el estadio.
Una parte de la afición del Feyenoord desplazada desde Países Bajos para ver a su equipo en Montilivi fue alojada, por cuestiones de seguridad, en Lloret de Mar, tal y como explicamos en Relevo. Y desde allí fueron conducidos hasta el campo del Girona en autobús. Fueron cinco los vehículos que recorrieron los 35 kilómetros que separan a la capital de provincia de Lloret.
Una vez llegaron a las inmediaciones de Montilivi, fueron descargando, uno a uno, los autocares, entre un gran dispositivo policial con más de una quincena de furgones y centenares de policías, que custodiaron la llegada de los aficionados neerlandeses. "¿Por qué grabas?", espetó uno de los primeros en bajar del vehículo. "No somos ultras", dijo otro mientras era inspeccionado a conciencia por la seguridad del estadio.
Finalmente, y pese a las alarmas que avisaban del peligro de la afición neerlandesa, no hubo que lamentar ningún daño en la ciudad de los cuatro ríos en su debut oficial en competición europea. Y todo ello gracias a un dispositivo de Champions.