Ni en un fin de semana tranquilo se libran los árbitros: un muletazo para abrir su vestuario y un "como me dan bola en redes, querrían hacerse famosos"

El fútbol es esto y no lo podemos negar. Es normal que haya jaleos, expulsiones, protestas un tanto exageradas, árbitros que se equivoquen, que pierdan el control del partido... Es tan normal como que siempre existirá. No podemos pretender un deporte repleto de luz y color, pero sí firmamos que todos los fines de semana sean como este. Al menos no hemos detectado ni una sola anécdota de las que han bañado de vergüenza nuestros campos en las últimas semanas. Hemos vivido rojas y enfados, pero no amenazas, no agresiones, no insultos... Parece mentira que en pleno 2024 tengamos que celebrar esto, pero así funcionamos.

En Primera División, de momento, se mantiene la línea habitual de absoluta tranquilidad. Solo una curiosidad que conviene recordar por el desconocimiento general del gran público. Manolo González vio amarilla "por abandonar el área técnica tras la consecución de un gol con la intención de celebrarlo". Así es: los entrenadores no pueden celebrar desde fuera de su zona con sus futbolistas, aunque muchas veces lo hacen. En ocasiones los colegiados sancionan y, en otras, se entiende como parte del deporte y no se penaliza. En esta ocasión, le tocó la amarilla al entrenador del Espanyol en un partido en el que se jugaba el puesto ante el Celta de Vigo. La victoria le da aire.

LaLiga Hypermotion también mantiene la línea absoluta del respeto, aunque, por ejemplo, Eder Sarabia mostrara un gran enfado en rueda de prensa tras la expulsión de uno de sus futbolistas en la primera mitad: "Me voy con el cabreo porque no puede que ser que un partido se desnivele por esa expulsión. La expulsión es una locura. Tiene el brazo en el hombro y saben que tiene que ser más clara para dejar a un equipo con uno menos".

Por supuesto, no todo es de color de rosas y en el fútbol no profesional algún que otro lío ha existido. Aymane Jelbat, jugador del Barakaldo, tiró de un clásico tras sentirse perjudicado en el enfrentamiento ante Unionistas: "Vaya robo". El técnico Fernando Fernández también se marchó antes de tiempo por excederse: "Por abandonar el área técnica de manera agresiva y generando una confrontación con el delegado de campo". Más tranquilo estaba Juan Antonio Sánchez del Estal, pero las consecuencias en el Gimnástica Segoviana-Andorra fueron las mismas: "Por protestar de forma airada y ostensible, con los brazos en alto, una decisión mía desde el área técnica".

La derrapada en el Atlético Sanluqueño-Algeciras sí que es digna de reflexión. Once amarillas ya de por sí fueron síntoma de un partido bronco. Ojalá se hubiera quedado ahí. En el descanso, los jugadores Adrián Cuevas y Francisco Javier Pérez se acercaron al colegiado para protestar de forma ostensible, si bien este metió calma y ahí se quedó. No así con Jorge Andújar, que al finalizar el partido entró al terreno de juego y gritó a viva voz a Ruipérez Marín protestando. El problema llegó después: "Durante el trayecto hacia vestuarios siguió protestando de manera insistente, teniendo que ser separado por un jugador del club local. Una vez dentro del túnel de vestuarios, se acercó a mí a escasos centímetros, gritando a todos los miembros del equipo arbitral de manera exaltada y ostensible".

Y cómo no, la cuna de los incidentes, Segunda Federación. Desde la expulsión de Antonio Celada, del Ávila, por excederse en sus protestas desde el banquillo, hasta la de Andrés Vallina, del Gimnástica de Torrelavega, por gritar al árbitro tras la conclusión. En el Pontevedra-Salamanca, el partido se tuvo que detener durante dos minutos por el lanzamiento de una botella al terreno de juego, que cayó lejos de los presentes, quizás hasta fue de forma accidental. Fíjate que dentro de ser comportamientos mejorables, se puede protestar sin agredir, encararse, insultar gravemente... Una lástima que no sea lo más habitual. Lo que tampoco es común es lo del Langreo-Bergantiños: los jugadores visitantes no llevaban nombre en su camiseta, algo contrario a las bases de competición.

En el Grupo II, el Ejea-Sociedad Deportiva Logroñés tuvo que ser suspendido por la niebla, era impracticable. En el Izarra-Arenas Club el problema es que se veía... demasiado. Carlos Duque, del filial de los locales, jugó con el 12 porque no contaban con la camiseta principal. El guardameta tuvo que jugar con otra equipación, con un dorsal que no era el suyo, para no coincidir de color con los guardametas rivales. Eso trajo como consecuencia que vistiera igual que los árbitros, pero era un mal menor.

El incendiario Grupo III, que en una misma semana ha acumulado racismo, amenazas, insultos, escupitajos y caída de vallas, estuvo afortunadamente irreconocible. Más allá de la expulsión del delegado del Elche Ilicitano por protestar y un tenso Peña Deportiva-Sabadell, todo transcurrió con normalidad. En este encuentro, José Manuel Garrido fue expulsado por un puñetazo en el pecho de un contrario sin estar el balón en juego. El técnico Diego de la Rosa, por protestar a gritos, así como el delegado Tiburcio Godoy por lanzar un balón al campo para perder el tiempo. Al descanso, también perdió los papeles el director deportivo de los visitantes, Lucas Viale, que se refirió a sus rivales en los siguientes términos: "Sois unos cagones". El club, en Twitter, también se pasó de frenada: "El árbitro, que ya demostraba ir a favor del rival, consuma su atraco".

También fue tenso el Balompédica Linense-Villanovense, con tres expulsiones diferentes. Dos de ellas, fruto del juego: por una chilena en la cara y por una entrada con ambos pies por delante. Rubén Lobato se marchó por chillar mientras protestaba. La colegiada Calvo Valentín tuvo que expulsar a tres del Cádiz Mirandilla. Al técnico Jesús López y el delegado Hugo Vaca por protestar de forma airada. Y al jugador Borja Vázquez, por enfado desmedido: "No pitas ni una carajo, eres malísima".

Esta semana toca cerrar con el Grupo V de Segunda Federación, ya que no hemos detectado nada especialmente llamativo fuera de las cuatro categorías de élite (más allá de la surrealista expulsión en el Manchego-Toledo). Esperamos que no haya ocurrido. Sí ha habido incidentes en Melilla. El entrenador de porteros local Pedro Illanes gritó, gesticuló y se marchó al vestuario en consecuencia. Como Jonathan Lancis, del Talavera.

Y, ahora sí, llegamos a los dos incidentes más tensos. Javi Poves, un habitual de esta sección, vio dos amarillas y no pareció asumirlo especialmente bien, ya que se metió al terreno de juego a protestar a posteriori e hizo caso omiso durante varios minutos a la orden de que se marchara a vestuarios. Tenía motivos para estar enfadado, ya que su jugador Dani Lucas fue expulsado por dos tarjetas en la primera mitad. También perdió a Ignacio Recalde "por escupir a un adversario estando el juego detenido, impactándole en la parte posterior de la camiseta".

El entrenador Poves lleva mejor ya lo del terreno de juego, aunque luego no se corta en rueda de prensa. Como siempre, GradaSiete7 ha recogido sus declaraciones postpartido en las que, para comenzar, ha preguntado por el origen de los árbitros. La respuesta: del colegio catalán. "Ah. (Segundos de silencio) Hay temas... Hoy he sentido algo extremadamente feo que no sentía desde hace muchísimo tiempo. Solo me queda pensar que hoy teníamos que hacer... Tenía que salir Goku con Vegeta a jugar para poder puntuar, no para poder ganar, que era muy difícil, por el rival y por las condiciones del partido", comienza.

Aún tiene mucho más que decir: "Es una sensación abrumadora y negativa el trato recibido por los árbitros. Desde que soy entrenador es la peor actuación que he sufrido, por supuesto. Como no podía ser de otro modo, yo expulsado. Es muy curioso porque me saca la segunda amarilla cuando el línea está en la otra punta. Como ven que últimamente me dan bola en las redes sociales, igual se quieren hacer famosos. No lo sé. Catastróficos. No voy a decir que está hecho aposta porque eso me condenaría todavía más. Pero si no lo está, es absolutamente inentendible. A mí se me quitan las ganas de dedicarme al mundo del fútbol, a ese nivel de catastrofismo estamos llegando. Al descanso he ido al informados y poco menos me ha dicho: 'Qué te voy a decir'. No sé si viajan en coches privado o en AVE, desearles una vuelta maravillosa".

Otro ilustre como Alejandro Arribas, dueño-jugador del Rayo Majadahonda, se unió a la corriente de protesta excesiva. Lesionado y fuera de la convocatoria, se acercó al vestuario arbitral, lo abrió con un golpe con su muleta y gritó en repetidas ocasiones: "Vaya tela, tres penaltis os habéis comido, a ver si hacéis vuestro puto trabajo". Probablemente cumplirá sanción mientras siga fuera de combate por molestias físicas...

Una vez escrita esta información, llegó el capítulo que tanto queríamos evitar: el padre de un jugador del juvenil del Real Ávila ha dado un cabezazo al árbitro. El hecho ha sido denunciado ante la policía y el agresor ha sido identificado. Nos quedamos con una reflexión de la cuenta de X Regla XVIII: "Todo esto son hecho aislados, pero casualmente ocurren TODOS los fines de semana".

Así se dio la jornada arbitral en las cuatro principales categorías del fútbol español. Desde Relevo, no hemos detectado más episodios de especial gravedad en Tercera Federación o fútbol base, lo que no quiere decir que no existan. En caso de que conozcas alguno, háznoslo saber a través de nuestras redes sociales.