Singapur dio alas a la renovación de Fernando Alonso: "Están por aquí todos más cansados que yo..."

Daniel Ricciardo terminó sin camiseta, con un chaleco helado. Charles Leclerc rodeado de toallas mojadas. Checo Pérez, sin bebida durante la carrera, apenas podía bajarse del coche. A Franco Colapinto no le salían las palabras, con lo que le gusta charlar, cuando se acercó a la prensa. "No puedo hablar, estoy guardando energía", rezó por radio.

El agua caliente de su Williams durante la carrera tampoco ayudó. "Esto aquí dentro parece una sauna", reconoció George Russell dentro de su coche. Lando Norris acabó exhausto y Yuki Tsunoda confesó que no tenía energía para soltar exabruptos por la radio, y eso que le encanta. Se podría ir uno a uno con los veinte pilotos de la parrilla porque el Gran Premio de Singapur no es ninguna broma. Menos para Fernando Alonso.

Físicamente, la cita asiática te mata. La culpa de perder cerca de cuatro litros de líquidos durante las 62 vueltas la tiene, en parte, la humedad de cerca del 70%. Pero Alonso está hecho de otra pasta. El asturiano terminó una de las carreras más exigentes del calendario muy entero. Con 43 años.

"Espero que lleguen los errores sobre la vuelta 35", reconocía con cierta esperanza el piloto de Aston Martin en la previa, esperando fallos de rivales para llevarse algo de Singapur. Al final, un irreal y meritorio octavo puesto. No es que Alonso no cometiera errores a final de carrera por culpa del cansancio, el calor y la humedad, es que estaba más entero que nunca.

"Tenía todo bajo control, estaba gestionando neumático", explicó su jefe Mike Krack tras la carrera. "Ha sabido gestionar hasta el final, es un perro", añadió su compañero y amigo Pedro Martinez De la Rosa en DAZN. El propio Alonso, viendo el deplorable estado físico de otros pilotos, bromeó: "Parece que están por aquí todos más cansados que yo...".

El bicampeón del mundo termina contrato con Aston Martin a final de 2026. Tendrá 45 años y, para destapar la incógnita de si seguirá pilotando, hay que acudir a factores como la motivación, las ganas, el cansancio acumulado por los viajes y los Grandes Premios y el estado de sus reflejos.

Es lo que se pregunta todo el mundo: desde el propio piloto hasta el equipo. Nadie sabe cómo estará en diciembre de 2026. Lo que es evidente, y tras Singapur ha quedado demostrado, es cómo se encuentra Alonso hoy. Físicamente, está como un toro. La edad, aunque sea el más veterano de la parrilla, no está siendo un problema y está pilotando a un nivel altísimo, colocando arriba un coche que está para pocas alegrías. Su temporada está siendo brillante.

Los reflejos son la otra cuestión preocupante si te plantas en los 45 años. Lo dice cualquiera que sepa, desde el excampeón del mundo y amigo del asturiano Jenson Button, consultado por Relevo, hasta cualquier otro experto. Sin embargo, Alonso rompe moldes.

En China, el año pasado protagonizó una salvada milagrosacuando perseguía al Mercedes de Lewis Hamilton, al que luego adelantó. El sábado pasado en Singapur regaló una maniobra parecida. Otro hubiera terminado contra el muro pero el español realizó un contravolante complejo y salvó su nervioso Aston Martin de un accidente.

La edad no será un problema para que renueve. Sí puede serlo el incremento en el número de carreras, el desgaste de los tripletes y viajes transoceánicos o la falta de motivación si no tiene un monoplaza competitivo. Hasta 2026, queda mucho y con un bicampeón del mundo nunca se sabe.