Los perjuicios de que Fernando Alonso sea como el buen vino: "Perdemos un mes de vida, cada semana hace algo así"

El abrazo a sus mecánicos antes de soltarles un "bebed agua". O su imborrable sonrisa en el corralito cuando le tocó hablar con la prensa. Fernando Alonso ha tenido pocas alegrías en 2024 pero cuando llega una se percibe enseguida. Calificar de sorpresa su séptimo puesto en la clasificación del Gran Premio de Singapur de F1 es quedarse muy corto.

Si alguien dudó de su edad y sus reflejos en algún momento este año, Alonso se ha empeñado en callar bocas. Su qualy en Singapur ha sido la última demostración de que, con 43, está mejor nunca y envejece como el buen vino. Mientras espera el coche creado por el genio Adrian Newey, 'asusta' a su propio equipo: "Ha sido todo muy intenso y estresante, pierdes un mes de vida, Fernando entró por milésimas a la Q3...".

Mike Krack, jefe de Aston Martin, expresó el sentir del equipo tras la crono brillante del asturiano: "Rinde por encima del coche". El propio piloto reconoció el calibre de su hazaña: "Nos están sonriendo muchas cosas, si repetimos esta crono 200 veces no quedo séptimo". Terminó delante de los Ferrari, los Williams y Checo Pérez.

"No me lo esperaba, un finde difícil, tenemos muchas debilidades en el coche, teníamos miedo a este circuito, la Q2 la pasé por los pelos y tengo posibilidades reales de ponerme sexto en la primera curva, no pertenezco a la posición que estoy". Alonso logra que sus mecánicos y compañeros tengan el corazón en un puño cuando lo da todo en un trazado como Singapur. Nunca han visto los muros tan cerca.

En los libres, otro susto. Casi perdió el coche y rozó la tragedia y las barreras. "¿Estás bien Fernando? Has pulsado el botón de entrada a boxes...", le preguntaron con preocupación. A través de sus reflejos y de un contravolante, contestó con ironía: "Pulsé todos los botones para salvar este coche de chocar".

Las bajas prestaciones del Aston Martin obligan al español a sobrepilotar y a jugarse el pellejo si quiere estar en una posición decente. Si no arriesga, termina muy atrás, así de simple. Williams, por ejemplo, lleva un coche más veloz desde hace varias carreras. Ese riesgo implica pegarse a los muros de forma peligrosa, rozando el accidente mientras se pelea con el nervioso coche que tiene.

Krack no entiende nada: "Ya no lo sé, todas las semanas hace algo así, con Fernando cualquier cosa puede suceder, es un maestro". Su compañero, por cierto, terminó 17º. La abismal diferencia con el tiempo de Lance Stroll también habla bien de la edad de Alonso, que tendrá 45 cuando pilote el Aston Martin de Newey.