FÓRMULA 1

Un 'feo' por radio refleja por qué Fernando Alonso y Lance Stroll no rinden igual con el mismo coche

El canadiense recibió, como es habitual, los mensajes de su ingeniero durante la carrera, aunque los despreció.

Fernando Alonso y Lance Stroll, en la fábrica de Aston Martin. /AFP
Fernando Alonso y Lance Stroll, en la fábrica de Aston Martin. AFP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

¿Qué tienen en común Fernando Alonso y Lance Stroll? Pues más allá de que ambos pilotan un Aston Martin (el AMR24, más concretamente), no demasiado. Uno es español, todo un veterano, bicampeón mundial y considerado por muchos un digno comensal en la mesa de los mejores de la historia de la Fórmula 1. El otro es canadiense, y aunque cuenta con siete años de experiencia, no le ha llevado a estar siquiera en la conversación de los próximos campeones de la competición.

Comparativa del desgaste de neumáticos en Bakú.  @F1BigData
Comparativa del desgaste de neumáticos en Bakú. @F1BigData

Dejando de lado también los aspectos más básicos, profundizando en detalles técnicos, la paliza también es importante. Sin ir más lejos, en Bakú el asturiano dio una masterclass de cómo degradar un neumático. Fue el único piloto que incluso hizo mejorar sus gomas con el paso de las vueltas, mientras que al otro lado del gráfico su compañero era el que más destruyó sus compuestos. Un drama que acabó con el hijo del mandamás de Aston Martin en el garaje antes de tiempo. Alonso, mientras, se daba una pequeña alegría en la sexta posición.

Esta gestión de los neumáticos es solo un dato más que avala el trabajo de Fernando en su equipo. Cuesta creer que conduzcan el mismo bólido, y es que semana a semana sus tiempos distan por muchas décimas, y a pesar de que a principios de temporada el canadiense si diese una palmadita en su propia espalda, la tabla en septiembre no miente: 58 puntos para Fernando por los 24 para Lance.

Por si no fuera poco, Alonso sabe dónde está y lo asume. Agacha la cabeza y saca petróleo de un coche que semana tras semana recalca que no está en condiciones de cosechar sus resultados. El rendimiento de Stroll es buen reflejo de ello. Su dilatada experiencia también hace que Fernando sea consciente de que confiar en lo que sus ingeniero dicen al otro lado de la radio le ayudará es vital, un punto en el que su compañero también parece cojear.

En Azerbaiyán hizo gala de su falta de comunicación con el equipo. En los entrenamientos libres del viernes comenzó a recibir consejos desde el muro para rentabilizar su conducción y, en definitiva, ser más rápido. Su respuesta fue despreciar las instrucciones: "Sí... frenar tarde en la primera curva, o es muy pronto la curva dos... todo eso". El ingeniero trataba de explicarle que, aunque se sabía la teoría, estaba saltándosela en la práctica, una situación que Stroll zanjó interrumpiendo la conexión y alegando que el feedback era "inútil".

Durante los entrenamientos también llegó a decir que "a día de hoy, esto no es un coche". Sin embargo, su compañero consigue meterlo en puntos prácticamente cada semana, aunque es obvio que los podios siguen (y seguirán) lejos del alcance. Sus tiempos por vuelta, claro, terminaron siendo lentos (15º en qualy) y su mala gestión, por no hacer caso a los que trataban de guiarlo, hizo que sus frenos sufrieran y tuviera que retirarse por dicho motivo. Hasta en eso distan Alonso y Stroll.