Reviviendo desde dentro el año que catapultó de nuevo a Fernando Alonso: "Vosotros dadme lo que os pido y yo haré el resto"
El despegue del proyecto de Aston Martin en la F1 2023 ha vuelto a colocar al asturiano bajo todos los focos. Así se ha vivido.

2023 será recordado para siempre por los aficionados a la Fórmula 1 como el del renacer de un ídolo, el del despertar de un equipo que nunca soñó en grande, el del dominio histórico de Max Verstappen, pero también el de una gran igualdad por detrás. La 20ª temporada en el Gran Circo de Fernando Alonso recordó a sus mejores años en Renault y en Ferrari, con un arranque espectacular que disparó las ilusiones y las expectativas a niveles estratosféricos. Así fue el camino de aciertos y fallos durante 22 carreras a lo largo y ancho de medio mundo.
Decir que todo comenzó en los sorprendentes test de pretemporada que el equipo con sede en Silverstone completó -pese a no contar con uno de sus dos pilotos titulares, Lance Stroll, por una lesión mientras entrenaba en bicicleta-, sería faltar a la verdad. La realidad es que lo hizo a primera hora de la mañana del 1 de agosto de 2022, de manera completamente inesperada, cuando Aston Martin anunció el fichaje de Fernando Alonso, que dejaba Alpine dos años después de su regreso al equipo con el que fue bicampeón del mundo a principios de los 2000.
El equipo de Silverstone, que ya había hecho varios fichajes de muchos quilates en el departamento técnico, resurgió en la segunda mitad de la temporada, para pasar del penúltimo puesto, cuando anunciaron a Alonso, a empatar a puntos con el sexto clasificado en la general de constructores. Y la inercia que cogieron en esos últimos meses de 2022 fue un acicate para el inicio de 2023. Habían dado con la senda de desarrollo correcta.

Pero pocos podían esperar que el sensacional primer fin de semana en Baréin, con el primer podio del asturiano en año y medio, vendría seguido... de otros cinco en las ocho primeras carreras de la temporada. Un sueño para Aston Martin, que hasta ese momento solo había sumado el de Sebastian Vettel en Azerbaiyán 2021, y para toda la afición española, que llenó las redes de memes, cábalas y emoción a raudales.
Alonso supo aprovechar el momento y se subió a la ola con gracia en sus propias cuentas, e incluso llegó a surfear con pericia unos rumores locos acerca de Taylor Swift. El español había renacido para muchos e incluso los más jóvenes se subieron al carro de la nueva Alonsomanía, como si acabaran de descubrir a un nuevo Mesías. La 33 (por la victoria 33ª de Alonso, que acumula 32 desde aquel GP de España de 2013) se convirtió en algo más que un sueño; en una forma de vivir el deporte.
Pero la fiebre no solo tuvo como protagonista al piloto español de 41 años. Hasta sus mecánicos fueron foco de alabanzas y trending topics en una locura colectiva como hacía tiempo que no se veía. Los llamados zanahorios cobraron protagonismo gracias a sus celebraciones pasionales con cada podio del asturiano, a sus guiños ante las cámaras y a su trabajo duro detrás de ellas.

No obstante, los directivos del equipo y el propio Alonso quisieron mantener los pies en el suelo y advirtieron ya desde las primeras carreras que en breves comenzaría una carrera de evoluciones en los coches que les podría ver ceder terreno con escuderías del calibre y la trayectoria de Ferrari y Mercedes. Y así fue. Las mejoras introducidas en Canadá, octava cita de la temporada, hicieron cambiar el comportamiento del AMR23, que se volvió más nervioso de atrás, y no solo no permitieron dar paso adelante, sino que lastraron la batalla con los mejores.
"Ha sido toda una experiencia este primer año, sobre todo porque me he vuelto a reencontrar con Fernando después de muchos años y me he encontrado al mismo Fernando de siempre, que ha sido lo más positivo. Si cabe, todavía más maduro y con una capacidad espectacular para motivar y empujar al equipo. Desde el primer momento, nos ha transmitido mucha exigencia. Es una autoexigencia que te lleva a tu propia exigencia", reconoce Pedro Martínez de la Rosa, ex piloto de F1 y embajador de Aston Martin F1, en conversación con Relevo.
"Al final, trabajar con él es muy divertido porque no hay nadie en el equipo, te lo puedo asegurar, que se pueda aburrir. Pero sobre todo me quedo con que después de toda mi experiencia en F1, después de todos los años que llevo, sigo aprendiendo y ese es el motivo por el que sigo aquí. Gracias al equipo, obviamente, porque ha sido muy interesante trabajar con todos ellos, pero sobre todo hacerlo con Fernando, porque al final siempre te sorprende, siempre… hay que saber aprender de él. Aunque no voy a poder poner en uso todo lo que aprendo a nivel de pilotaje porque ya no piloto, sí que de la manera en la que trabaja aprendes muchas cosas. Ya desde Baréin y los test de pretemporada".
«Voy a arriesgar como una bestia»
El soplo de aire fresco, de exigencia y de dedicación que ha llevado Alonso al equipo este 2023 se ha visto complementado a la perfección con el trabajo de toda una fábrica ultramotivada y con Dan Fallows (ex Red Bull) y Eric Blandin (ex Mercedes) a la cabeza.
"El ambiente siempre ha sido muy bueno. El trabajo ha sido muy positivo, de entender lo que Lance y Fernando querían del coche, y en seguida el equipo los entendió en Baréin. Realmente, te quedas con que Fernando siempre tenía la confianza de 'Dame lo que os pido, que ya haré yo el resto'; esa actitud. Y las bromas que hemos hecho a lo largo del año con él. Cuando llegaban los circuitos urbanos, complicados, peligrosos, donde el piloto puede marcar un poco más las diferencias, como Mónaco o Singapur, él ya decía 'Buah, voy a arriesgar como una bestia, ya verás", recuerda De la Rosa.

"Y lo veías en plenitud, en máximo disfrute. Le veía disfrutar a tope. Yo siempre le hacía la broma 'Levanta un poco en Loews; no hagas todo el circuito a fondo', porque lo veía empujar muchísimo. Obviamente, es la curva más lenta del Mundial, en primera, pero hacíamos la broma de que la iba a hacer casi a fondo (risas). Es esa actitud de máxima presión, máxima dificultad, pero con una sonrisa. Eso es con lo que me quedo de este año".
Y pese a los sinsabores que llegaron con el verano, donde el equipo tuvo que dedicar horas extra para entender qué fallaba en el coche y en su interacción con las novedades, Zandvoort y Brasil fueron dos balones de oxígeno en los que el español volvió a hacer de las suyas con dos actuaciones para enmarcar. Y, de paso, se apuntó algunos récords extra en el camino.
"No ha habido momentos malos… hay momentos en que estás más contento y otros, que menos. Pero si algo caracteriza este año es la confianza absoluta de que lo vamos a sacar adelante. Es la sensación que siempre he tenido del departamento técnico, de los pilotos… no ha habido esas situaciones de decaimiento, ni mucho menos. Ha habido mucha constancia y mucha confianza en el trabajo que se estaba haciendo, de toda la información que venía de fábrica", subraya De la Rosa.
El momento culmen de una temporada para enmarcar
En el GP de Países Bajos, bajo el diluvio, se sacó de la chistera dos de los adelantamientos del año en la compleja curva peraltada. En Brasil, aguantó el tipo al mejor coche de la parrilla, pilotado por un Sergio Pérez cuestionado durante todo el año, y engañó al mexicano para llevarse el octavo y último podio de 2023. Uno que supuso un alivio vital para el equipo en la recta final y de cara a afrontar 2024 con la lección aprendida.
"Para mí el momento álgido fue Sao Paulo por lo que significaba. No porque la posición fuera mejor. No luchamos por la victoria, en cambio en Mónaco sí. Fue un poco por de dónde veníamos y, sobre todo, porque era al final de la temporada. Y porque en este deporte la gente acaba acordándose de cómo termina y no de cómo empieza. Y notábamos, o al menos yo personalmente, que la gente se había olvidado de los siete podios que habíamos hecho hasta entonces y no tenía que ser así como nos recordasen, porque estaba habiendo mucho trabajo y muy positivo en fábrica", añade De la Rosa.
"Entonces, acabar con ese podio, entendiendo muchas cosas del coche y siendo mucho más competitivos otra vez, para mí fue lo mejor del año, mucho más que los podios de principios de temporada, porque eso era más predecible. Creo que fue muy importante acabar fuerte y sobre todo con un objetivo claro de cara al año siguiente. Mónaco estuvo muy bien, fue muy bonito, la 33 pendió de un hilo, pero al final quieres ganar de otra manera. Quiero decir, quieres ganar porque realmente te lo mereces, no porque haya un error del rival o cosas así. Hay que ganar porque uno tiene el mejor equipo".
Ahora, la afición espera un paso adelante después de haber acabado quintos en el Mundial de constructores y de que Alonso lograse sellar el cuarto puesto final en el de pilotos de manera completamente sorprendente. ¿Será en 2024?