Los cinco segundos de Max Verstappen frente a un monitor que explican su madera de (tetra)campeón
El neerlandés conquista su cuarto título consecutivo gracias a su mentalidad de depredador.
Uno, dos y tres segundos. Una pausa en forma de amago de abandonar la escena. Y, de nuevo, otra mirada fija a esa pantalla. Un giro rápido de cabeza junto a una mueca de disgusto para, un instante después, abandonar el garaje de la FIA contrariado. Un escueto clip de una repetición emitido por DAZN expresa tanto sobre cómo funciona la mente del recién coronado tetracampeón del mundo de Fórmula 1Max Verstappen.
El neerlandés nunca se esconde: ni en pista con su agresividad, ni ante la prensa cuando toca criticar ni con sus expresiones faciales. Si está enfadado, se esfuerza por dejarlo claro. A Verstappennunca le ha ido aquello de la hipocresía y lo políticamente correcto. El piloto lo volvió a demostrar tras la clasificación del Gran Premio de Las Vegas de F1, donde terminó quinto... aunque no tenía ningún motivo para sentir esa decepción.
Cualquier otro piloto de la parrilla no hubiera arrastrado un rebote así pero el neerlandés no es uno más. Un mortal hubiera celebrado que, con un coche plagado de taras como el suyo, había sido más rápido que su rival por el campeonato, Lando Norris, que pilota un monoplaza mucho más veloz desde mayo. A Verstappen, que siempre tiene un hambre voraz, no le basta. Siempre quiere más.
— Marie F1 vids (@marie_vidsf1) November 23, 2024
Por eso fijaba su mirada de cazador en esa pantalla que reflejaba la tabla de tiempos. No se le asocia con un león por casualidad. No estar en lo más alto lo mata y lo desespera. En ese momento, en el garaje tras la qualy, solo pasaba por su cabeza cómo aniquilar en la salida a Russell, Sainz, Gasly y Leclerc, los pilotos que partían delante. El tetracampeón vive todavía en la época del karting, donde fagocitaba a su antojo a otros niños.
Como en todas esas ocasiones en las que ha arriesgado, de forma innecesaria, para capturar el punto extra que se otorga por la vuelta rápida. Ha rozado sanciones por límites de pista solo por conseguir un mísero punto que nunca le ha hecho falta. Quiere hasta las migajas. Una mentalidad obsesiva que le ha costado algún rifirrafe, que nunca ha llegado a mayores, con su fiel ingeniero de pista Giampiero Lambiase.
Todo en contra
En Las Vegas, antes de esa mirada de campeón, tuvo dificultades en los tres entrenamientos libres, quejándose de agarre, del asfalto congelado y con un alerón trasero que no debía llevar. "Esto no se puede pilotar, lo he dado todo, la pista está muy resbaladiza". A pesar de tener todo en contra, se merendó a Norris, que salió al día siguiente un puesto por detrás de él. Un resultado, por cierto, que le servía para convertirse en campeón del mundo por cuarta vez.
Situaciones desesperadas, ameritan soluciones desesperadas.
— 🏁「 Alerta Racing 」🏁 (@AlertaRacing) November 22, 2024
Los mecánicos de Red Bull tuvieron que sacar la herramienta para recortar el alerón trasero del RB20 para tratar de mejorar la aerodinámica y ganar algo de velocidad punta. pic.twitter.com/OIfY9jJuVM
Su equipo no se lo puso fácil en Estados Unidos: llevó un alerón trasero, clave para el rendimiento aerodinámico del monoplaza en recta, equivocado y poco eficiente. Verstappen y Pérez tuvieron que cargar con él siendo mucho más lentos en ciertos tramos del trazado que sus rivales. Algún mecánico se esmeró en recortarlo y en darle forma para que el aire pasara mejor como buenamente pudo. Arriesga tanto que siempre se sale con la suya en pista.
Ese alerón poco eficiente se sumó a las penurias que lleva arrastrando el monoplaza del campeón desde hace meses. McLaren, Ferrari y, en alguna carrera, también Mercedes son más rápidos que Red Bull. Cuesta explicar cómo Verstappen ha sacado los codos durante estos meses para sobrevivir contra ellos e, incluso, ganar en Brasil bajo la lluvia.
Las severas lecciones en la infancia de su padre Jos, muy cuestionadas, han forjado ese carácter y personalidad. Tal vez el neerlandés fuera el único piloto en mirar enfadado ese monitor con los tiempos en Las Vegas. Tal vez porque Verstappen, que ya se ha hecho un hueco entre los mejores de la historia, está hecho de otra pasta.