Una radio de Lando Norris evidencia que en McLaren no están preparados para ser campeones
El equipo papaya ha vuelto a recortar una gran cantidad de puntos al líder Red Bull, pero sus maneras antes de completar el sorpaso dejan dudas.
McLaren ganará el mundial de constructores de la Fórmula 1 en 2024. Tras Zandvoort la diferencia entre los papaya y el todavía líder Red Bull se redujo a los 30 puntos. Quizás tarden dos, tres, cuatro... carreras en completar el sorpaso, pero ocurrirá. Parece imposible pensar que la trama tome otro giro de guion como el de Miami y cualquier otro equipo supere su ritmo. En Holanda, fueron 20 los segundos que separaron a Lando Norris de Max Verstappen. Una señora paliza.
El problema es que comparamos a Norris con Verstappen, no a Piastri. Tenían todo de cara para completar el 1-2 que ya firmaron en Hungría. Su coche es, sencillamente, el más rápido, y cuando la situación es de tal superioridad el sueño de copar los dos primeros cajones del podio se convierte más bien en obligación. Una mala salida les afectó, aparentemente por un fallo en el embrague que contagió a ambos monoplazas e hizo que Norris cediera la pole en la primera curva y Piastri fuera pasado por Russell unos metros más tarde. El australiano volvió a asomarse al podio, pero fue incapaz de pasar a un gigantesco Charles Leclerc. Le faltó oficio, algo normal para un piloto talentoso pero que cabe recordar que vive su segundo año en la categoría.
Quien sí tiene más recorrido es su equipo, que posee ocho títulos de mejor constructor en su haber. No se coronan desde 1998, pero dicen que el que tuvo retuvo. La mentalidad de campeón es algo que no suele desaparecer, aunque casos como el de Ferrari también desmontan esa teoría, y varios gestos de la última temporada dejan entrever que McLaren también ha perdido su perfume con el paso de las décadas.
«¿Por qué posición crees que luchamos?»
El último es una radio, para muchos, esperpéntica. En medio de la persecución de Norris a Verstappen para recuperar el liderato en las primeras vueltas se abría la radio del británico y sonaba lo siguiente: "¿Por qué posición crees que estamos luchando?". Es una frase que se repite mucho pero en la otra dirección. Es lógico que el piloto, concentrado en conducir a más de 300 km/h sin perder el control de la nave y, además, hacerlo con la mayor finura posible pregunte al garaje por su opinión objetiva de la situación. Al revés, no tanto. Se supone que los de fuera deben tomar las decisiones estratégicas para facilitar el trabajo del conductor, que solo mira hacia delante y siempre quiere escalar una posición más. Además, con el coche más rápido en pista, en zona de DRS y el perseguidor más cercano a unos cinco segundos detrás, la decisión es clara: atacar, la que transmitió Norris sin pensarlo.
Falta autoridad en McLaren, como ya quedó demostrado en Hungría. A ojos del mundo estuvieron a punto de desperdiciar su ocasión de llevarse la mayoría de puntos que se repartían, y el buen corazón de Norris evitó los titulares de 'guerra interna' al día siguiente. Con el recuerdo de Budapest fresco Zak Brown sigue afirmando que sus pilotos tienen "permiso para luchar". Es lo justo, pero también arriesgado si no ponen orden en determinadas situaciones.
Piastri perdió gran parte de sus posibilidades de subirse el podio por culpa de un undercut de Charles Leclerc, que se plantó en su caja de cambios durante muchas vueltas sin ser capaz de adelantarlo y optó por pasar por boxes buscando la ventaja estratégica. La encontró, porque el equipo decidió que la degradación de Oscar era muy buena y sabían que al final de la carrera contarían con ventaja en el desgaste de neumáticos. Pero tras la parada el australiano volvió a pista por detrás de George Russell (a quien no tuvo problema de recortar varios segundos y finalmente adelantar) y Leclerc. Por tanto, suspenso también en la gestión de paradas.
Quizás no serían muchos pero algún punto más podría haber rascado McLaren en Zandvoort y, sin embargo, no lo hicieron. Mandaron todo el fin de semana con puño de hierro, demostrando que son los más rápidos (todos en el parrilla son conscientes y no tiene problema en verbalizarlo en las entrevistas) y que con la actual diferencia de rendimiento será muy difícil arrebatarles victorias. La única vía será aprovechar sus errores (que abundan). La sensación es que en los Países Bajos solo han ganado la carrera, que todavía no han aprendido a ser sólidos campeones.