FÓRMULA 1

Aston Martin va en sentido contrario de las agujas del reloj y comete errores que sus rivales ya superaron en 2022

El efecto rebote amargó la vida a Hamilton y compañía hace dos años y ahora tortura a Alonso.

Alonso, saliendo de su coche tras el accidente de Interlagos./REUTERS
Alonso, saliendo de su coche tras el accidente de Interlagos. REUTERS
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Cuando una nueva reglamentación se introduce en la Fórmula 1, aparecen problemas en los monoplazas. Los equipos se enfrentan a normas desconocidas y se encuentran con sorpresas a nivel aerodinámico. Lo que funcionaba en las simulaciones puede fallar cuando se traslada al asfalto. El protagonista del año 2022, primer año con nuevo reglamento técnico, fue el efecto rebote.

Hubo quien llegó a la primera carrera con ligeros problemas y hubo quien lo arrastró hasta final de temporada. Aston Martin se encuentra tan perdido que en pleno 2024 tiene rebote. Son los únicos del paddock. Lewis Hamilton fue uno de los que más se quejó de que el monoplaza rebotara salvajemente contra el asfalto. Su famoso "esto me está matando la espalda" se repitió una y otra vez en una floja temporada de Mercedes.

No debe ser agradable que un coche de 1.000 caballos bote y bote contra el suelo a 300 kilómetros por hora durante un kilómetro de distancia. Lo peor del porpoising (efecto rebote o marsopeo) es que llegaba en recta y, para más inri, restaba tiempo al hacer al monoplaza inestable y nervioso. Solo Aston Martin ha sido capaz de viajar en el tiempo para traer ese problema de 2022 al 2024.

El año pasado no se habló del rebote en la parrilla y, este curso, todavía menos. Tanto Alonso y Stroll se quejaron del rebote, sobre todo el asturiano, que terminó con la espalda destrozada. "Voy a terminar la carrera por los mecánicos pero me duele mucho la espalda, me está matando", reconoció durante las últimas vueltas. Su cámara onboard no engaña: el coche bota mucho y lo hace de forma brutal.

De ahí que su jefe Mike Krack reconozca que, tras muchas carreras siendo de los más lentos, no está dando a los pilotos "el coche que merecen". "Están siendo muy pacientes, fue un fin de semana para olvidar, tenemos que asumir la responsabilidad de irnos otra vez sin puntos", explicó tras el abandono de Stroll y el decimocuarto puesto de Alonso.

Al bicampeón hasta le costó salir del monoplaza tras la carrera. Pidió un coche médico por radio y tuvo que ser ayudado por un par de mecánicos para huir del cockpit. Aston Martin lleva varias pruebas mezclando piezas viejas con nuevas en su coche en busca de un rendimiento que sigue sin encontrar. La última muestra de que están sin rumbo es el hecho de impregnar al AMR-24 de efecto rebote, algo obsoleto en la parrilla.

Además de este obstáculo, ambos pilotos se quejaron en Brasil de los frenos. Stroll alega que perdió el coche en la vuelta de formación por ese motivo. "Cuando pisé el freno, las ruedas traseras se bloquearon y fui un pasajero. Nunca había sentido eso en el coche, así que quizá fue un problema de frenos", expresó. Alonso protestó por el mismo motivo durante la carrera. Al equipo de Silverstone no dejan de crecerle los enanos.