Reuniones, un ultimátum y una victoria ante el líder que es un arma de doble filo para Joan Peñarroya en el Barça
La continuidad del entrenador sigue dependiendo de la Copa y en Mónaco dejó claro con qué jugadores quiere pelear por su futuro… y Willy Hernangómez no estaría entre ellos.
Capaz de lo peor, como le ocurre en la Liga Endesa, y de lo mejor en Euroliga, llegando a sumar dos victorias consecutivas y, además, la última de ellas ante el líder. Así son las dos caras de un Barça que, pese a la victoria de este jueves ante el AS Mónaco, no cambia su hoja de ruta tras la debacle de la última semana. Si no logra la clasificación a la Copa del Rey, Joan Peñarroya dejará el banquillo culé. Y es que esto es algo que mantiene la cúpula del FC Barcelona y el técnico lo sabe. De ahí que en Mónaco decidiese apostar por los jugadores en los que él confía, y mantuviera la premisa de que lo del domingo es "un partido fundamental", como reconoció Darío Brizuela, con el fin de que no haya un exceso de confianza como les ocurrió la pasada semana y esta victoria se acabe convirtiendo en un arma de doble filo que acabe cortando.
La realidad es que la prioridad de Peñarroya ahora es evitar que la historia de hace siete días se repita. Esa en la que su equipo logró la victoria en Euroliga en París cuando la crisis por el frenazo al fichaje de Thomas Heurtel acababa de estallar, para luego acabar cediendo en la Liga Endesa en el Palau ante el Joventut Badalona y repetir el batacazo el martes ante el Bàsquet Girona en Fontajau, donde la frase de "tengo el apoyo de la gente que trabaja en el club, pero es evidente que con los resultados que llevamos existen las dudas" ya dejaba entrever que él sabía de la situación.
De hecho, fue en Fontajau donde se produjo una reunión entre el técnico, el general manager, Juan Carlos Navarro, y el secretario técnico, Mario Bruno Fernández. 20 minutos de encierro en el que se analizó la que puede ser, de no entrar en Copa, la mayor crisis del Barça en 50 años. Y de la que salió la continuidad, aunque con pinzas, de Peñarroya. Porque el calendario tampoco ayudaba a un cambio en el banquillo, teniendo que jugar dos veces más -ya una- en esta semana, así como tres la próxima. Aunque la postura de la cúpula está clara: si el Barça no está en la Copa del Rey, la era Peñarroya llegará a su fin. Algo que también podría llegar si el equipo, en caso de lograr la clasificación, no cumpliese en la cita de Gran Canaria.
𝐃𝐚𝐫𝐢́𝐨: "Veníem amb necessitat de guanyar i amb ràbia del darrer partit. Hem fet una gran feina durant tot el partit". pic.twitter.com/O864wZPkF4
— Barça Basket (@FCBbasket) January 9, 2025
El ultimátum es claro y viene de escalafones superiores a un Navarro y Mario Bruno Fernández, quienes también se han quedado muy tocados por la gestión de la sección que dirige Josep Cubells. Y, de hecho, el Barça ya trabaja en la búsqueda de ese posible sustituto de Joan Peñarroya en el banquillo culé.
De este modo, el técnico ya ha empezado también a mover sus fichas. Y así se vio en la victoria en Mónaco. Un triunfo que le da algo de oxígeno, pero que volvió a mostrar también esas dos versiones del Barça -esta vez en un mismo partido-, aunque finalmente saliese cara. Así se vio durante la desconexión de los últimos dos minutos del segundo cuarto, en la que dejaron escapar una renta de 13 puntos para irse al descanso sólo cuatro arriba.
En la falta de juego colectivo a la hora de crear jugadas más elaboradas en ataque -donde brilló Darío Brizuela y firmó un gran papel Chimezie Metu, pero ambos más de forma individual que por jugadas de equipo- y en situaciones como la aparente dependencia de Kevin Punter, que no tuvo su mejor día. Porque se vio cómo al escolta estadounidense le hacían defensa individual con muchas ayudas y, en vez de aprovechar esa situación en la que él arrastraba a dos defensas para liberar a otro jugador, la bola se la seguían dando a él para jugarse ese uno contra dos.
Y lo que también se vio es en quién confía más el técnico azulgrana. Que ante la ausencia (todavía) de un recambio para Raúl Neto y Nico Laprovittola prefirió usar la fórmula de jugar sin base... y sin pívot. Porque pese a la baja de Jan Vesely, su apuesta fue que Metu ejerciera como falso '5', cambiándolo sólo en contadas ocasiones por Youssoupha Fall y dejando en la estacada a un Willy Hernangómez que, pese a que había firmado su mejor partido como culé en la jornada anterior ante el París, ni siquiera pisó el parqué en la Salle Gaston Medecin. Un claro mensaje del entrenador ante lo que ya es para él una situación a vida o muerte: jugársela sólo con aquellos que parecen tener su confianza.
La realidad es que el de este domingo (13:00 horas, horario peninsular) es una final para el técnico... y para el equipo. "Es un partido fundamental, no tenemos más margen de error. Lo hemos hablado nada más entrar en el vestuario entre nosotros y luego ha entrado Joan y ha dicho lo mismo, que hay que crecer desde el partido de hoy. Sabemos lo que hay que hacer para ganar y hoy lo hemos hecho todo perfecto y tiene que ser un continuo. No puede ser que fallemos en los básicos. Hay que seguir en esta línea", explicaba Brizuela. Y no le falta razón. Porque lo que ocurra en el Gran Canaria Arena ejercerá como pulsómetro de lo que puede ser el devenir del equipo culé.