La última locura que proyecta Jakob Ingebrigtsen tiene razón de ser: "Puede batirlo, pero le llevará más de un año"
El noruego traza un plan para acumular plusmarcas más allá del 1.500 de este viernes y se atreverá incluso con los 3.000 m obstáculos.
Cuando el 8 de septiembre de 2023 Jakob Ingebrigtsen comenzó a verbalizar su plan, muchos se lo tomaron como una bravuconada más del astro noruego. El objetivo no era otro que el de convertirse en el mejor corredor de todos los tiempos acumulando plusmarcas en todas las distancias posibles para un atleta de sus características: desde los 1.500 m al maratón.
En la antesala de la final de la Diamond League de Bruselas, en la que Ingebrigtsen formará parte de un 1.500 de nivel extraordinario, el tema de las plusmarcas volvía a estar sobre la mesa. La primera; la posible embestida (este viernes a las 21:29) al récord de Hicham El Guerrouj en la prueba reina del medio fondo. La segunda; un enigmático runrún por un supuesto salto al medio maratón este mismo domingo en Copenhague, sobre el que el atleta regateó la pregunta de Relevo ("estoy centrado en mañana, llevo preparando el 1.500 desde mayo"). Y la tercera; el debate del 3.000 obstáculos.
¿Tiene de verdad Jakob esa reconversión a obstaculista en la cabeza? "Ese es uno de los récords. Es un evento brutal, pero todavía se trata de fuerza y algo de habilidad, que necesita una técnica y tácticas diferentes", responde sin dudar a la cuestión que Relevo le plantea. "Creo que va sobre el mismo principio, que no es otro que el de ser un buen corredor. Así que me gustaría hacer un buen intento en esa prueba también", comenta todavía con la adrenalina de su descomunal plusmarca mundial de 3.000 m lisos (7:17.55 en Silesia el 25 de agosto), que terminaba con 28 años de reinado del keniano Daniel Komen.
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Jakob Ingebrigtsen hace historia en los 3000 metros con un tiempo de 7:17:55.#DiamondLeague pic.twitter.com/wTAAPy81mb
Dani Arce, el mejor obstaculista español en la actualidad y el único atleta patrio (de cualquier disciplina) presente en la final de la Diamond League de Bruselas, aborda en Relevo el desafío futuro de Ingebrigtsen en su prueba. "Creo que Jakob puede batirlo perfectamente", dice sin paños calientes antes de apuntillar: "Pero para ese récord del mundo sí debería centrarse un poco más de un año, hay que tener interiorizada la sensación de correr saltando".
El burgalés coincide con las tesis del escandinavo sin haberle escuchado al respecto. "Saltar muy bien tampoco es que sea obligatorio; ya se está viendo que muchos africanos no saltan bien y corren mucho en esta prueba. La verdadera base de los obstáculos es correr mucho". Cuando el margen de mejora de la carrera llega a su tope, "tienes que mejorar la técnica de saltar vallas".
El discípulo de Benjamín Álvarez, finalista olímpico de la distancia en París y atleta de una regularidad extraordinaria y una técnica notable, rompe una lanza en favor de Ingebrigtsen. "Si está batiendo todos los récords en lisos, pues evidentemente en obstáculos lo puede hacer perfectamente", reitera sobre la prueba africana por antonomasia en pista, algo que jamás ha amedrentado al noruego, capaz de tutear al continente que lleva la batuta en las distancias de resistencia.
El ranking histórico de los 3.000 obstáculos arroja una supremacía africana total y absoluta. La plusmarca pertenece al etíope Lamecha Girma, que firmó 7:52.11 en el Meeting de París de 2023. Para encontrar un atleta no nacido en África en el ranking mundial de todos los tiempos hay que irse al decimocuarto puesto, ocupado por el controvertido atleta francés (de padres argelinos) Mahiedine Mekhissi-Benabbad, retirado el año pasado. Hay una excepción, pero tiene truco. La segunda plaza la ocupa el catarí, desde 2003, Saif Saaeed Shaheen; que hasta sus 21 años fue el keniano Stephen Cheruiyot Cherono.
En ese charco se quiere meter un Ingebrigtsen que tiene para todos, desde su nueva acometida al récord de 1.500 m de este viernes a su globo sonda para el medio maratón del domingo, en el que está jugando con su posible presencia. El año pasado en el Memorial Van Damme, con su plusmarca de 2.000, se lamió las heridas por la derrota mundialista en 1.500 ante un enemigo recién nacido aquel verano, el escocés Josh Kerr. Ahí comenzó a fraguar su plan. Este viernes, si bate la plusmarca de El Guerrouj, el desafío del medio maratón y de los obstáculos se le volverá a quedar pequeño. Como él mismo reconocía en la capital de Europa, "si pudiese, también sería vallista, pero no reúno las condiciones". Asier Martínez y Quique Llopis pueden respirar tranquilos.