La lucha interna de Nadal para evitar el aplauso fácil: "Puedo seguir, pero no tengo ese ego"
El campeón de 22 Grand Slam recalca una vez más que, si por él fuera, seguiría jugando: "Es mi cuerpo el que no me da la posibilidad de sentirme competitivo".
Málaga.- Rafael Nadal dará en los próximos días sus últimos raquetazos como tenista profesional. Será en las Finales de la Copa Davis de Málaga, pero todavía falta por saber cuándo y cómo: puede ser el domingo levantando la Ensaladera o este mismo martes en el debut de España ante Países Bajos (17:00 horas, en Movistar+). De lo poco claro que hay ahora mismo en la nebulosa de Nadal es que su retirada es un asunto forzado, obligatorio.
A sus 38 años y tras sortear todo tipo de lesiones y contratiempos, Nadal ha decidido colgar la raqueta porque su cuerpo no puede más. Porque sus piernas y sus músculos ya no son capaces de aguantar el ritmo de su cabeza. Nadal quiere seguir compitiendo y le encantaría estirar su carrera, pero su físico le dice que no, que ya no más de sí. Que no hay más zumo que exprimir.
"No, no se trata de una nueva lesión", le respondía este lunes a un periodista británico durante la rueda de prensa que ofreció el equipo español en el Hotel Higuerón de Fuengirola, donde se dieron cita más de 100 periodistas de todo el mundo. "Se trata de todas las cosas por las que he pasado, como la operación de psoas de año pasado. No me voy a poner a mencionar el resto de cosas por las que he pasado, pero algunas me hacen sentir que no puedo ser lo suficientemente competitivo".
Nadal se sometió en junio de 2023 a una doble operación de cadera con la ilusión de poder regresar al circuito y competir de tú a tú con los mejores en 2024. Sin embargo, el campeón de 22 Grand Slam no volvió a recuperar nunca su mejor nivel y en este curso ha sufrido varias derrotas que han mostrado un abismo de distancia entre lo que es y lo que fue Nadal. El 6-1 y 6-4 ante Novak Djokovic en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París terminó de convencer al manacorí para tomar la decisión más dura de su carrera: la de decir adiós en contra de su propia voluntad.
"Está bien, puedo seguir un año más, pero ¿para qué? ¿Para decir adiós en cada torneo? No tengo el ego para necesitar eso"
"Yo no he terminado quemado del tenis, sigo disfrutando. Si pudiera, seguiría jugando al tenis, pero en ese sentido no tengo la oportunidad", explicaba el exnúmero uno en Málaga. "No soy capaz de disfrutar de mi día a día de la manera que necesito para ser competitivo al más alto nivel. Así que al final del día, todo se relaciona con la misma pregunta. Está bien, puedo seguir un año más, pero ¿para qué? ¿Para decir adiós en cada torneo? No tengo el ego para necesitar eso".
"Así que al final se trata de una sensación que llevo pensando mucho tiempo. Para mí ahora mismo no tiene sentido seguir adelante sabiendo que no tengo la posibilidad real de ser competitivo como me gusta, porque mi cuerpo no es capaz de darme esa posibilidad".
Evitar una montaña rusa de emociones
Lo que quiere decir Nadal es que podría continuar jugando y disfrutando en una pista, pero que su cuerpo no le da para la exigencia que él quiere. Y ahí está la clave: la exigencia de Nada es lo máximo, pelear por los mejores torneos del mundo, por los Grand Slam, por un nuevo Roland Garros. A este Nadal le daría de sobra para ganar torneos menores, pero eso ya no le mueve. Son eso, bocados que ya no sacian. Sería buscar el aplauso fácil. Ir a torneos 250, ganar alguno y perder en las primeras rondas de los Grand Slam es algo que no encaja en la mentalidad de un deportista como Nadal.
"La vida tiene eso, tiene un principio y un final, por suerte. Entiendo que mucha gente ha crecido de alguna manera viéndome jugar y que esa etapa se acaba. No me van a ver jugar más a nivel profesional. Es algo que forma parte de la vida misma y en este momento me toca a mí", indicaba el hombre que ganara 14 veces Roland Garros.
"Quiero vivirlo con la normalidad con la que he vivido todo. Sin exceso de nada. No estoy en esa montaña rusa de emociones porque es algo que tengo aceptado. Aunque sea una persona bastante sensible, todos me habéis visto relativizar tanto en los buenos como en los malos momentos. Todos pasan por este proceso".