El cambio de calendario de Carlos Alcaraz saca a flote un viejo problema: "¿Jugar en tierra? No, gracias"
Alcaraz ha declinado las ofertas de la gira sudamericana de tierra batida y jugará esta semana en Rotterdam.

En los últimos años, Carlos Alcaraz repetía jugada cada vez que llegaba febrero. Hacía las maletas y cruzaba el océano Atlántico para disputar la gira sudamericana de tierra batida. En este 2025, sin embargo, el murciano ha hecho un pequeño cambio en su calendario, eligiendo la pista dura y techada de Rotterdam en vez de la arcilla de Brasil y Argentina.
Alcaraz tomó esa decisión hace ya algunos meses, con el objetivo de ahorrar algo de gasolina y evitar además un cambio de superficie entre el Open de Australia, que acaba de terminar en Melbourne, y los dos primeros Masters 1000 del curso, los de Indian Wells y Miami, que se celebran también en pista dura. Rotterdam, a un par de horas en avión de casa, y Doha -sin apenas cambio horario- son sus dos paradas para este febrero. Esta elección de torneos le permitirá, además, pasar más tiempo en casa: antes viajaba directamente de Sudamérica a Estados Unidos y estaba lejos de los suyos desde principios de febrero hasta finales de marzo.
Viendo todos estos detalles, a los que hay que sumar el bonus monetario que le paga Rotterdam por jugar (hace un par de años el caché del murciano rondaba los 700.000 euros por un ATP 500, según reveló el director de torneo de Viena), parece lógico el movimiento de Carlitos. La decisión de cambiar el calendario, no obstante, refleja muy bien la delicada situación en la que se encuentra Sudamérica en el mapa de poder del tenis mundial.
Cuna de enormes tenistas como Guillermo Vilas, Gabriela Sabatini, Guga Kuerten, María Bueno Juan Martín del Potro, Marcelo Ríos, Fernando González, David Nalbandian, Guillermo Coria o Andrés Gómez, por nombrar unos pocos ejemplos, Sudamérica está perdiendo protagonismo paulatinamente en el mundo de la raqueta. A la escasez de grandes nombres en la actualidad (el chileno Alejandro Tabilo y el argentino Francisco Cerúndolo son los únicos en el top 30 ahora mismo), se une que cada vez los torneos sudamericanos tienen más complicado seducir a las grandes estrellas.

Alexander Zverev, el único top ten en la gira sudamericana
El momento en el calendario -justo entre Australia e Indian Wells- y la superficie -arcilla- hace que casi todos los grandes tenistas elijan otras latitudes. "A los tenistas les hablo del torneo, y en el momento en que digo que es en arcilla, cierran la puerta. No alcanzas a hacerles una propuesta formal", explicaba estos días la directora del ATP 250 de Chile, Catalina Fillol, en una entrevista con Clay.
La gira sudamericana de 2025 arrancará la próxima semana con el ATP 250 de Buenos Aires, seguirá la semana siguiente con el ATP 500 de Río de Janeiro y se cerrará en Santiago Chile con otro 250 entre el 24 de febrero y el 2 de marzo. En total serán tres torneos, uno menos que en 2024, cuando también estaba el 250 de Córdoba. Tres días después de la final del Chile Open, el 5 de marzo, comienza el cuadro final de Indian Wells. Para ir de Santiago a California hay que coger un vuelo de 12 horas.
A esos problemas se añade también que la cartera de estos torneos es algo más corta que la de los torneos que compite: Rotterdam, Acapulco, Doha, Dubái pueden ofrecer cheques mucho más jugosos a los grandes tenistas. Este año, por ejemplo, Alexander Zverev será el único top ten presente en Sudamérica. El alemán disputará Buenos Aires y Río de Janeiro -torneo que también contarán con Holger Rune y Lorenzo Musetti-, mientras que en Chile, por ejemplo, Pedro Martínez será el mejor tenista del cuadro que no es sudamericano.
"A Matteo Berretini fue a uno de los que intentamos convencer. El Chile Open se juega en altura, cosa que a él le encanta, casi todos sus títulos sobre arcilla los ganó en ciudades en altura. '¿Jugar en arcilla en febrero? No, muchas gracias', te dicen", relataba Catalina Fillol, la directora del Chile Open.
¿Un futuro de pista dura?
La situación está llevando a que incluso esté sobre la mesa la posibilidad de cambiar la superficie de la gira sudamericana y optar por la pista dura. Acapulco, que era un torneo clásico de tierra batida, ya siguió ese camino y desde 2013 se disputa en cemento. Esa decisión, sin embargo, chocaría profundamente con la tradición y las raíces del tenis latinoamericano.
"Le estamos planteando a la ATP cambiar de superficie para que se nos haga más fácil atraer a los jugadores y que se nos abran muchas puertas, aunque eso no garantice que grandes estrellas vengan. Obviamente surgen otras preguntas… ¿Sudamérica va a querer cambiar la cultura de años de jugar en arcilla? ¿Eso es algo que nos va a favorecer como región? ¿Un país como Chile está preparado para que los juniors estén jugando en cemento?", se preguntaba Fillol en su entrevista con Clay. "¿Y si mejorar el cuadro con una mirada a futuro es mantener la arcilla, porque los tenistas sudamericanos empiezan a subir de ranking? Antes teníamos a varios sudamericanos en el top 20. Un problema de hoy para nosotros es que todo el top 20 prefiere el cemento. ¿Será esa la realidad en 10 años más? No lo sabemos".