Ni la mejor cara de Lebrón en el banquillo evitó la derrota en su regreso con Galán: "Os quiero animándoos más y más contentos"
Durante la final contra Argentina Lebrón mostró su versión más comprensiva y Galán quiso liderar, aunque les faltó coordinación sobre la pista.
Juan Lebrón y Alejandro Galán volvieron a compartir pista. No lo hacían desde marzo, cuando jugaron su último torneo juntos en Acapulco. El segundo decidió romper la pareja tras diferentes problemas con la actitud de su compañero, algunos de ellos en los banquillos. Por ello, en la final del Mundial contra Argentina en el que les tocó volver a unirse, había una especial atención a sus conversaciones en los descansos, con Juanjo Gutiérrez, seleccionador español, como mediador y consejero de ambos.
Lo cierto es que no existió ni el más mínimo problema. Al contrario: Lebrón mostró su cara más comprensiva. Aceptó las correcciones de buen grado, incluidas las que le daba su compañero, en un rol de mayor liderazgo. Sin embargo, la voz cantante la llevó Juanjo, que centró gran parte de sus charlas en cambios tácticos. No interactuaron tanto entre ellos y prefirieron centrarse en las palabras del preparador.
Se volvió a escuchar ese "¡vamos, animal!" tan característico de Lebrón hacia Galán. "¡Vas a estar!", le gritaba el gaditano con el objetivo de animarle después de un par de bolas erradas al final del primer set. Antes, en el primer cambio, se les vio híper motivados. Ale pedía intensidad y intercambiaban una palmada cómplice. La sintonía era perfecta.
En el segundo set, con el marcador en contra, no perdieron la calma. Al contrario, se animaban a atreverse un poquito más. Sabían que la primera manga se había decidido por detalles. "Me la voy a jugar", decía Lebrón, a lo que Galán contestaba: "No creo que sea jugártela con la mano que tienes. Ese globo bueno me lo vas a dar tú".
A punto de conseguir empatar el choque y marcharse al tercero, Lebrón avisaba. "Tenemos que seguir emocionalmente muy bien. Estamos jugando muy bien". Además, intuía que esa última parte del encuentro se le podía hacer cuesta arriba a los rivales, algo que al final no sucedió pero que demostraba el optimismo de la pareja.
En ese comienzo de último set, Juanjo mandaba un mensaje claro y directo: "Os quiero con más motivación, animándoos más y más contentos". Después, tras comenzar con 0-3 abajo en el marcador, trataba de motivar. "Esto es una prueba. Tenemos que estar calmados y creer en nosotros", a lo que Lebrón contestaba con un potente "¡claro!".
No pudieron llevarse el encuentro. Tapia y Chingotto tuvieron el punto de acierto en los momentos decisivos que les faltó a ellos. En el siguiente partido, la albiceleste se llevaría el título. A ellos, les faltó coordinación. A Lebrón se le notó la falta de práctica en una posición en la que ya no juega (la derecha). Tampoco mostraron buena sintonía en la red, con subidas que otro no seguía o bolas no esperadas por el compañero. Juanjo les pidió en numerosas ocasiones que no perdiesen la red o que fuesen un poco más agresivos.
Pero no hubo reproches ni malas caras. Al contrario, abrazos y palmadas en la espalda, conscientes ambos de que hicieron todo lo posible por ganar el partido. Se marcharon tranquilos porque, a pesar de sus diferencias, pelearon juntos meses después y tras mil líos por un bien común.