TELEVISIÓN

Gemma Mengual revivió en Pekín Express las sesiones salvajes con Anna Tarrés: "Las pasé canutas"

La exnadadora, que compitió con su excompañera Gisela Morón, explica sus vivencias ya eliminada de esta edición.

Gisela Morón y Gemma Mengual, durante el acto de presentación de Pekín Express. /GETTY
Gisela Morón y Gemma Mengual, durante el acto de presentación de Pekín Express. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Ocurrió en mayo, lejos de las cámaras y con un contrato de confidencialidad que le hacía imposible explicar el rodaje y sus aventuras. Pero en junio algo se apreció en Gemma Mengual cuando, a las puertas de los Juegos Olímpicos de París y de su campus de entrenamiento -que realiza en Valldoreix cada año-, apareció en el CAR de Sant Cugat con un fuerte vendaje en el tobillo y, posteriormente, con una secuelas que incluso casi le impiden lanzarse al agua y realizar su exhibición habitual. Y es su experiencia en el programa televisivo de Max Pekín Express -que pese a llevar ese nombre se desarrolla en Vietnam- el causante. Unos días que la precieron años y que la nadadora de artística comparte con Relevo.

La de Sant Cugat y su pareja era Gisela Morón, el primer dúo con el que comenzó a participar en los grandes campeonatos hace ya 25 años, fueron eliminadas en el último programa debido una fuerte lesión de la que fuera pionera de la sincro. Mengual lo relata así: "Estábamos en un camión y nos dirigíamos a una aldea que nadie conocía. El conductor no se enteraba de nada. Íbamos por un camino raro e intenté bajar para decirle que parara, pero al apoyar el pie en el suelo me choqué con un foco que estaba en el suelo, le di una patada y el tobillo se me torció entero... Suerte que lo tengo laxo, pero escuché el crack y se me puso como una pelota. No podía ni caminar", cuenta Mengual, que se pasó un mes y medio prácticamente alterando sus rutinas por esta lesión.

El programa se explica en siete parejas que cada día deben alcanzar una nueva meta -"normalmente una ciudad que nos dicen y que no sabes cuál es ni incluso a veces cómo se escribe o pronuncia"- y la última de ellas queda eliminada. Para ello, deben convencer a los autóctonos de los países de Camboya, Laos y Vietnam, donde se desarrollaba en esta edición, que los lleven al lugar. Y eso incluye dormir en malas condiciones, comer en cualquier lugar... una especie de reto de superviviencia.

La aventura fue limítrofe para Mengual, que le evocó a su pasado como nadadora de sincronizada con los salvajes entrenamientos de Anna Tarrés que después fueron criticados pero que en su momento les sirvieron para colocarse en el segundo escalón mundial. "No sé si eran peores, pero me recordaba a aquello. A ese periodo tan duro, que teníamos que empalmar etapa con etapa y notabas el ácido lácteo temblando, esa etapa cuando en la piscina te metías debajo del agua a decir palabrotas y te dolía todo. Aquí viví algo parecido. Y esa sensación de dormir poco por lo cansada que estaba, de hacerlo además en malas condiciones, con mucha tensión, y saber que me tenía que levantar... la sensación era de competición", recuerda.

"Esa sensación de dormir poco por lo que cansada que estabas, de hacer en malas condiciones..."

La nadadora encuentra similitudes entre el programa y el deporte y rompe con algunos tópicos, esas etiquetas que les dan ventaja por ser, o mejor dicho, haber sido, deportista de elite ("cada uno tiene sus capacidades, unos la estrategia, otros la orientación... Y nosotras tenemos la base, pero ya hace mucho que nos retiramos"). "Fue una experiencia muy intensa y nueva. Te tienes que buscar la vida. Estás corriendo todo el día, desesperada, te dan retos. Es una vivencia que me daba algo de respeto, por un lado de aventura, pero con inseguridades. Cada día empiezas de cero", argumentó la nadadora, que reconoce que "estuvimos unos 12 días pero parecían 30. Un día tenía más de 24 horas. Fui con reservas, pero perdí algo de peso".

La solidaridad de Gisela Morón y el «redescubrimiento» de la amistad

En aquellos primeros entrenamientos en el CAR de Sant Cugat bajo la mano de Anna Tarrés y el mediatismo de Mengual, creció también Gisela Morón, parte de aquel Dream Team que de 2003 a 2012 lo ganó todo. Y no dudó Mengual en proponerle a su amiga que fuera con ella. Un redescubrimiento de la amistad incluso más hondo que en las competiciones. "La escogí porque es resolutiva, cañera, la conozco bien. Pero me sorprendió la manera en la que nos compenetramos, fue muy intenso. Nos mirábamos a la cara y sabíamos lo que necesitábamos. Me uní con ella y me sorpendió su capacidad, su iniciativa, nuncó se mostró insegura pese a la frustración de los momentos. Su empatía fue enorme, me dijo 'por ti hago lo que sea' cuando me lesioné, y acabó la etapa", comentó la de Sant Cugat.

La ayuda de Morón, amiga de Mengual, le reconfortó para superar los momentos estresantes: "Recuerdo un día que íbamos por la carretera, lloviendo sin parar, no veíamos nada... U otra en la que tuvimos que caminar dos horas, bajo el sol, en una subida 'heavy'. No me quedaba gasolina. Eres deportista, pero les pasé canutas, pensaba que me iba a dar algo. Te tienes que fiar de la gente y hay mucha incertidumbre", zanjó. Y, advierte, "si me vuelve a llamar, iré".