WATERPOLO

El mensaje de Paula Leitón contra las críticas virales por su cuerpo: "Nunca me dijeron que no tendría éxito siendo así"

La waterpolista, premio Relevo x Change, explica la situación de su deporte tres meses después de París y su mensaje por la diversidad de cuerpos que se hizo tan popular.

Paula Leitón posa con su Relevo x Change. /Relevo
Paula Leitón posa con su Relevo x Change. Relevo
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Para los amantes del waterpolo, que desafortunadamente son pocos en España aunque crecen en los Juegos Olímpicos, Paula Leitón no era una desconocida antes de París, de que David Broncano la invitase a 'La Revuelta' y de hacerse viral por contestar de forma auténtica y relativizar algunos comentarios en redes que se metían con su cuerpo. Leitón, nacida en Terrassa en el 2000, siempre fue una niña alta y grande, y por eso empezó a nadar hasta que descubrió el waterpolo y llegó al éxito. "Hay una boya que viene por detrás de Maica García...", se escuchaba desde que tenía 13 años e iba a jugar cuatro partidos cada fin de semana.

Con 15 años ya disputó sus primeros Mundiales en Kazán, Rusia. Un bebé gigante, la apodaban. Se ganó un hueco y, nueve años después de aquello lo ha logrado todo, menos ese oro mundial que perseguirá en Singapur en 2025. Y este jueves fue una de las premiadas en la primera gala 'Relevo X Change', por difundir un mensaje en contra de la discriminación por no tener un cuerpo normativo. Leitón se llevó uno de los aplausos más sonoros antes de hablar, tres meses después, de lo que le ha cambiado (o no) la vida.

Han pasado ya más de tres meses del oro olímpico, ¿en qué te ha cambiado la vida?

Fueron tres meses muy intensos. Primero, de vacaciones, de disfrutarlo con la familia, los amigos, y de valorar y creerme el oro y poder disfrutarlo con los que no pudieron estar. Luego, ya empecé a tope con el club, con la Supercopa de Europa, la fase de la Champions y el inicio de la Liga. Esto no para, ya tenemos el objetivo de la Selección y de los Mundiales de 2025. La cabeza no nos da para pensar que hemos ganado el oro.

¿Y prefieres que sea así, que la rueda no pare?

No sabría cómo explicarlo, me encanta acabar una cosa y que venga otra, que tu cabeza tampoco esté parada, siempre con un reto más. Y aunque no tuviera retos, me los pondría. Así funciona.

Cuando hablaba del cambio de vida, me refería a tu visibilidad, a tus patrocinadores, al boom del oro y de la revuelta....

No me ha cambiado demasiado. Hemos hecho muchas entrevistas pero realmente no tengo ningún patrocinador. Creo que en un deporte como el waterpolo cuesta, y eso que ganamos el oro, pero no nos han puesto el ojo encima. Es duro, porque es nuestra vida, y es una ayuda que al final te da visibilidad y recursos, pero de momento tengo muchas entrevistas, y yo estoy encantada de hablar de mis experiencias.

¿Y en la piscina hay más expectación?

A nivel de waterpolo somos un deporte pequeño y los niños y las niñas nos tienen como referente. Pero especialmente en mi caso con La Revuelta sí que he notado que me para mucha gente por la calle y me dice 'eres la chica que salió...

O sea ¿te conocen más por La Revuelta que por el oro olímpico?

Te diría ahora mismo que sí, seguro que sí, vaya.

Y eso que, a vuestro éxito con la Selección, se une que jugáis en la mejor liga del mundo en vuestro deporte...

Si, te diría a nivel de ligas a nivel mundial es de las más top, solo se tiene que ver que el año pasado éramos tres equipos catalanes en la final de la Champions. Estamos haciendo bien las cosas. Es una liga en la que muchas jugadoras de fuera quieren venir. Se está viendo el trabajo de los cluibes, cada vez hay más licencias, y eso es un pez que se muerde la cola. Las entidades, las ayudas, el CSD, el COE, si nos ayudamos todos, los frutos salen como ahora.

Seguramente, y como La Revuelta, te pasó con los insultos que recibiste por tu cuerpo, que te hicieron más conocida que tus goles o juego. ¿De niñas sufriste discriminación por ello?

Siempre he sido la niña que se sentaba detrás en la clase, pero no porque era de las que hablaba, aunque de mayor sí y me decían 'Paula, por favor'. Fui una niña buena, tranquila, no era de excelente pero de buenas notas, de compaginarlo con el deporte. Me gustaba ir a clase. Nunca tuve problemas, me gustó saber más, y me ayudó a hacer muchas amistades. En el colegio nunca sufrí insultos ni ningún tipo de acoso. Siempre estuve muy bien acomapañada y con amistades fuera del colegio que a día de hoy mantengo. Siempre tuve gente a mi lado, siempre entendieron que era una chica grande. Me pedían ayuda, era alta y tenía a veces que cogerle las cosas que estaban más arriba. Se aprovechaban de mi altura, era una niña que jugaba a fútbol en el patio, y era portera... Lo de correr, no, soy de agua. Empiece a nadar por ello, para ganar salud.

Y de ahí progresó tan rápido que llegabas a jugar cuatro partidos en un día... ¿Cómo recuerdas aquella etapa en la que apenas tenías 13 o 14 años?

Iba de un partido a otro en bañador y albornoz, sin cambiarme. Mis padres me han acompañado, los dos siempre me han llevado, y eso es una suerte y han entendido que era lo que me tocaba. Era una época en la que estaba además en el CAR, y hacía de todo, me desvinculé un poco de mis compañeros de clase, perdí mi relación con ellos. Me sumergí en ámbito más profesional. Fue una época muy bonita, me gustó mucho.

Eras una niña en un vestuario de mujeres...

No dejaba de ser una niña, y ellas eran maduras, pero entendían que era más pequeña. Me ayudaron en todo para que estuviera cómoda, era importante para mí ese trato, ellas me llevaba diez años. Recuerdo una entrada en la Selección muy buena, y mantengo la relación con las que ya no están. Tuve que madurar antes. En vestuarios mayores acabas cogiendo actitudes que tú no tienes y ellas sí. Es normal. Me hizo ser como soy ahora.

¿Era la primera vez que se metieron con tu cuerpo de esa manera?

Es la primera vez, no sé si antes, y sin así fue no me he dado cuenta. No he prestado atención, pero ahora estoy más con las redes sociales. No le di importancia. Este año me llegó, no me enteré, pero ahora el 90% del planeta está en redes sociales. Y, claro, todo eso se incrementó en los Juegos. Creo que cuando pasan estas cosas si le das importancia, que entiende que la tiene porque son despectivos, le están dando al otro lo que quiere; pero cuando no le das la importancia es cuando tú ganas, no te está afectando. Tienes que saber lo que eres, el cómo me quiero a mí misma, la suerte que tengo que me ha permitido todo esto y eso es gracias a tener este cuerpo.

Para los neófitos del waterpolo, Maica García y tú sois las boyas del CN Sabadell y la Selección. ¿Qué necesita una boya?

La posición de boya es dura, de mucho contacto, en todo momento estás tocándote con la defensora. Juegas con el hándicap de que estás de espaldas, y tienes que ser inteligente, buscar tu espacio y crear ese hueco. Recuerdo de mis primeras veces cuando entré a jugar con las mayores. Ellas les ponen motes y recuerdo que había una húngara a la que le llamaban 'La patas'. No lo entendía, y me tiré al agua y lo entendí todo. Te empujaba con las piernas, era increíble, yo era un moco, una niña, y tuve la suerte de jugar con grandes jugadores. Fui descubriendo esas habilidades.

Una de las mejoras jugadoras de las dos últimas décadas es Melissa Seidemann, la americana, triple campeona olímpica. Y un cuerpo similar al suyo...

Melisa era buena defendiendo, lanzando, era rápida. No era una velocista. Nuestro deporte nos permite esa diversidad de cuerpos. Hay diferentes jugadoras, ella era una jugadora con la que podía plantearte en cómo puede ser que sea tan buena con ese cuerpo, porque destacaba en todo.

¿Crees o te ha llegado que la reivindicación de tu cuerpo y tus éxitos deportivos le han servido a niños o niñas con problemas de peso?

No sé si ha servido pero espero que sirva. Hice natación porque era muy grande, y me lo recomendaron porque es un deporte completo, que me iría bien para el crecimiento y la espalda. Por eso lo hice. En ningún momento me dijeron que con mi cuerpo no iba a poder hacer deporte, porque cada uno tiene sus características; si te gusta algo, pruébalo. El deporte te ayuda a hacer nuevos amigos, a conocer a gente y te ofrece valores. No hace falta un cuerpo normativo.

Y así acumulas éxítos de todo tipo. ¿Se os va a subir el oro a la cabeza?

No. Pensamos en Mundial de Singapur, es una temporada difícil. Después de los Juegos mucha gente lo deja, los equipos mejoran, habrá nuevas incorporaciones. Siempre lo digo, no tengo ningún oro mundial, tenemos que ganarlo.

¿Más allá del agua?

Encontrar un momento para mi familia o las amigas que hace que no veo. Es importante, son momentos de desconexión. Me encanta ir de compras, es el momento en el que voy sola, de pasear, de tomarme un café... De perderme por el centro de Terrassa. Aparcar el coche y encuentrarme con alguien conocido. Tengo amigas que salen de trabajar, y vamos a dar una vuelta, a probar ropa, a reírme...

Y también a recoger premios, como este de Relevo.

Me siento agradecida. Es un medio que sigo a full. En los Juegos estábamos pendientes del Instagram y de la chica que vino (Sofía). Creo que el deporte aún tiene mucho trabajo, cambiar esa desigualdad. No hablo de mi deporte tanto, pero creo que en general hay mucha diferencia. A nivel de visibilidad. De equidad. Lo estamos trabajando.

¿Con qué imagen te quedas cuando se acaba la final olímpica?

La imagen es el momento en el que nos subimos al podio. Tengo a Maica y a Martina y nos cogemos fuerte de la cintura, con la lágrima casi cayendo, y viendo delante a la familia. Mis compañeras mi segunda familia y viendo a la mía, compartiendo un momento único y tan importante. Me quedo con eso.