Jorge Martín y la resaca de Jerez 97 de Duki y Paloma, sus padres
La familia ha sido fundamental en la trayectoria deportiva del quinto y último español campeón del mundo de la clase reina.
Circuito de Barcelona-Cataluña-. Lo de nacer predestinado para hacer algo en la vida a veces puede considerarse como una exageración, aunque quizás la historia de Jorge Martín, el quinto español en proclamarse campeón del mundo de MotoGP, se acerque mucho a eso. Martín nació en San Sebastián de los Reyes, provincia de Madrid, y se ha criado junto al Circuito del Jarama, que se ve desde la casa de sus padres (en la urbanización Club de Campo). Que se ve, y que se oye. "Música celestial", le decía el piloto a su madre Susana Almoguera cuando desde su habitación escuchaba el sonido de las motos, que tanto le enamoraban (curiosamente, correría la última carrera de 70cc disputada allí).
"Es que en vez de leerle cuentos para dormir, nos pedía que le leyésemos revistas de motos", le gusta contar a Susana, de esas revistas que su marido y padre de Jorge, Ángel, acumulaba. "Motociclismos y Solo Motos", explicaba este en un documental que se puede ver en DAZN, en referencia a las dos publicaciones emblemáticas de motos que antes se vendían como churros en los kioscos. La primera, con sede en Madrid, la segunda en Barcelona, las dos encargadas de desgranar todo lo relacionado con las dos ruedas, desde el repaso a los últimos modelos, con muchas pruebas, hasta el repaso exhaustivo de todas las competiciones, con el Mundial de Motociclismo como bandera.
Porque en la época en la que internet no lo fagocitaba todo, eran legión los que las engullían cada miércoles o martes, porque la fecha de publicación varió con el tiempo. De hecho, de una de las revistas, no recuerda cuál, sacó una idea para solventar un problema físico de su hijo en 2018, en el año en el que peleaba por el título de Moto3. En Tailandia, Martín se había dañado una mano por un mal tratamiento fisioterapéutico de una lesión que arrastraba y de la que había tenido que operarse. Tanto como para llegar al domingo sin poder hacer el movimiento de extensión, algo que Ángel recordó que le había pasado al japonés Nobby Ueda en 1995. Y tiró de memoria para usar la misma solución técnica que ayudó a Ueda a correr, con unos tensores añadidos al guante. Con eso su hijo pudo terminar cuarto la carrera, en un momento trascendental de la temporada (se jugaba el título con el que será su compañero el año que viene en Aprilia, Marco Bezzecchi).
Con su equipo, con su familia 😍@88jorgemartin, EL TRIUNFO DE UN CHAVAL NORMAL QUE SE ATREVIÓ A SOÑAR MUY FUERTE#SolidarityGP #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/iq5x0ITaXH
— DAZN España (@DAZN_ES) November 17, 2024
Y es que Ángel era un apasionado total, tanto como para irse a vivir al lado del Jarama cuando muchos se lamentaban del ruido. Aunque, como suelen decir los moteros, ¿qué llegó antes, el circuito o las viviendas? Ángel Martín hizo sus pinitos como piloto, en el campeonato del RACE, y ahí rodaba con el dorsal 88 (elegido por casualidad antes de una prueba de motocross, porque había tenido que improvisarlo con unas pegatinas de hexágonos que vendían en las gasolineras con la que se podían formar números partiendo de ese 88). Ese que se convirtió en el emblema de su hijo, aunque haya tenido que cambiarlo por el 89, porque tener por delante al portugués Miguel Oliveira le quitó la oportunidad de lucirlo (este, a su vez, se vio forzado a doblar ya en MotoGP su 44 porque lo estaba usando Pol Espargaró). Y, como aficionado, no se perdía las pruebas españolas, en aquellos momentos con Alex Crivillé peleando por ser campeón del mundo de 500cc.
De hecho, en su Ducati 748 bajó a Jerez en 1997 junto a su mujer, ella subida en el incómodo colín, muy estrecho y alto. "Como ir en un palomar", recuerda Susana. Por eso sus amigos (en concreto, "una amiga que no para de hacer bromas", explica Ángel a Relevo) les apodaron en aquella época 'Duki y Paloma', Duki por la Ducati, Paloma por ir en el palomar. Un fin de semana, el de Jerez, en el que recuerdan que apenas durmieron unas seis horas, pero en el que disfrutaron mucho, de la victoria de Crivillé por delante de Mick Doohan, y de la posterior celebración. "Soy una resaca de Jerez 1997", dice en broma el nuevo campeón del mundo. Ese gran premio se disputó el fin de semana del 4 de mayo; Martín nació a finales de enero de 1998. Vamos, 39 semanas después, lo que dura un embarazo.
Ángel y Susana, Duki y Paloma, siempre han estado detrás de la carrera profesional de su hijo, sobre todo el primero, que sigue acompañándole a cada gran premio y que le hace las veces de asistente (él le bautizó como 'Martinator', aunque no recuerdo cuándo se le ocurrió un apodo que a su hijo no le gustaba, un remedo de 'Terminator' por el aguante de un chaval que cada año se rompía algún hueso). Estuvieron a punto de tirar la toalla en varias ocasiones, sobre todo cuando la crisis les dejó a los dos en el paro, y tuvieron que depender de amigos y familiares (y de lo que sacaba Susana vendiendo pulseras en los mercadillos). Jorge nunca quiso obsesionarse, pero Ángel siempre decía que veía algo especial en él, ese don. Quizás esa predestinación que citábamos al principio del texto, la del niño que en vez de cuentos quería revistas de motos, y que se despertaba con una sonrisa cuando escuchaba el sonido de las motos que rodaban en el Circuito del Jarama.