María Delgado y la realidad de ser una ciega sin bastón: "Preguntas '¿qué autobús viene?' Y te dicen '¿no lo ves o qué?'"
En la tercera entrega del cara a cara entre la nadadora y el jugador de baloncesto Dani Stix, los dos tratan los prejuicios a los que se enfrentan las personas con discapacidad y que todavía no han calado en la sociedad.
Daniel Stix y María Delgado cogen confianza a medida que la conversación avanza. Tras charlar de familia, salud mental, y otras muchas cosas en las anteriores entregas, en este último capítulo, el jugador de la Selección BSR y la nadadora sienten curiosidad por cómo vive el otro su discapacidad. Mejor dicho: cómo la vive la gente de alrededor y aquellas circunstancias a las que se tienen que enfrentar en su día a día.
La ganadora del bronce en los 100 metros espalda en París, María Delgado, tiene una discapacidad visual provocada por una toxoplasmosis congénita. No ve por el ojo izquierdo y por el derecho ve mal. Dani Stix nació con un neuroblastoma congénito, por lo que padeció varias operaciones y no puede mover las piernas.
"Es algo que vivo de toda la vida y es algo normal. Pero claro, en la sociedad, lo que yo considero normal muchas veces no es lo normal. Hay veces que recibes esos mensajes, ¿no? Sobre todo, cuando eres más pequeño, cuando eres tal vez más débil, y que te pueden influir y doler más. Pero para mí son las veces que menos. Recibo mucho más apoyo que cualquier tipo de comentario negativo", afirma la nadadora.
Sus discapacidades no les han impedido ser muy capaces en todo lo demás, además de brillantes en sus deportes. Sin embargo, todavía se enfrentan a situaciones incómodas debido al desconocimiento de las personas sin discapacidad.
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"Creo que podría decir que no todas las discapacidades son visibles. Al final, yo tengo una discapacidad visual que, por suerte o por desgracia, no se me nota en los ojos apenas, y en la parada del autobús preguntas '¿qué autobús viene? Y te dicen '¿no lo ves o qué?'. Si te estoy preguntando, será porque no lo veo. Son tonterías, pero muchas veces esa reacción de la gente…", cuenta la nadadora y acto seguido responde el baloncestista: "Requiere por tu parte una paciencia abismal".
Es la paradoja a la que se enfrentan muchísimas personas con discapacidad visual. No todos son ciegos totales, ni mucho menos. Pero a falta de bastón en la mano, la sociedad no comprende su discapacidad ni sabe cómo reaccionar.
"En cuanto tienes un bastón en la mano, casi todo el mundo te ayuda de una manera completamente altruista y de la mejor de las maneras. Y realmente tienes la misma discapacidad, simplemente cambia que llevas un bastón en la mano de ciego o no", apunta la zaragozana.
La discapacidad de ella es invisible, lleva unas gafas como cualquier otro hijo de vecino, el color de sus ojos no sirve de chivato, camina sin ningún tipo de ayuda. Pero con Dani Stix, ocurre lo contrario. Él va en silla de ruedas.
"En mi caso siempre es como pum, lo tienes ahí, ya sabes lo que hay, pues va en silla de ruedas y hasta cierto punto, se va normalizando un poco". Sin embargo, incluso ante una discapacidad visible, hay muchos prejuicios, clichés, que nada tienen que ver con la realidad de estos deportistas.
"Mi discapacidad es extremadamente visual y de primeras choca, creo que el asumir esa parte de víctima a mí no me gusta. Estoy en un bar con unos amigos un viernes por la tarde desconectando y que todavía haya gente que se me acerca y me dice 'hola, hermano'", expresa el madrileño.
Es el eterno 'campeón', 'valiente', etcétera, que para dos personas que han nacido con una discapacidad, no se la han encontrado de repente, pierde cualquier sentido.
"La gran mayoría de la gente no lo hace con maldad, todo lo contrario, están intentando mostrar su respeto. Pero creo que podemos aprovechar que estamos aquí para verdaderamente normalizar… Y el hecho de que tengas una discapacidad no te hace ni mejor ni peor persona".
Son deportistas, de élite, como los que se reunieron en París unas semanas antes para participar en los Juegos Olímpicos. "Eso es lo que siempre digo. Al final somos personas y somos deportistas, para mí, sin apellidos. De alto nivel. Entrenamos el alto nivel con la mejor de nuestras capacidades y ya está", concluye la nadadora.
Una emocionante anécdota demuestra su papel de referentes
Contra el desconocimiento, referentes. Y estos dos deportistas, son los mejores espejos en los que pueden mirarse otras personas con discapacidad, pero también los que no la tienen.
"Creo que por ser deportista de alto rendimiento, por llevar muchos años dentro de una profesión en la cual no es fácil mantenerse. Puedo ser un referente, sobre todo porque con el deporte estás incorporando unos valores que son la leche y que deberías llevarlos en tu día a día", sostiene el baloncestista.
Conocen la importancia de su papel en la sociedad a través de todos los mensajes que les envían en sus redes sociales. Algunos de ellos llegan directos a su corazón. "Te escriben, te dicen 'me siento identificada contigo, no es exactamente lo mismo lo que me sucede, pero que tú hayas conseguido seguir adelante, nos inspira- explica la nadadora-. Cuando te llega dices 'no hago deporte por ser referente de nadie', pero cuando te llegan este tipo de mensajes te das cuenta de que sí puedes influir en la gente".
La conversación hace que Dani recuerde un momento muy concreto. Fue durante un evento en el que participaban niños pequeños. Allí ya se sintió "superacogido" y con la sensación de estar siendo "útil para la sociedad", pero lo mejor ocurrió dos semanas después: "Me escribió la madre de uno de los niños diciéndome 'a mi hijo le faltaba vida, estaba superdesilusionado, no quería estudiar, no quería hacer deporte… ahora le veo otra vez siendo él'. No me puse a llorar de milagro. Poder inspirar con nuestra normalidad, mola mucho".
Hasta aquí la tertulia entre Dani Stix y María Delgado. Dos deportistas de élite que representan a España en los Juegos de París. Nos inspiran con sus logros deportivos y con su manera de ver la vida. Si no has visto los capítulos anteriores, es el momento de hacerlo.