ATLETISMO

Un ascenso tan increíble y veloz como Fiona Pinar: "Lo mejor que me ha pasado es el accidente"

Tras sólo ocho meses compitiendo desde su amputación, se clasificó para los Juegos Paralímpicos de París, donde quedó séptima en los 200 metros.

Fiona Pinar sonríe en París 2024./Comité Paralímpico Español
Fiona Pinar sonríe en París 2024. Comité Paralímpico Español
Andrea Robles

Andrea Robles

Un día como hoy, hace tres años, Fiona Pinar (Ripoll, Girona, 2003) sufrió un accidente que marcó un punto de inflexión en su vida. Esquiaba en la estación de esquí de La Molina con dos amigas, las tres esquiadoras eran experimentadas. El año anterior bajó caminando una de las pistas, pues la sintió peligrosa. Con el recuerdo de ese miedo, durante toda la jornada se plantó en una de las últimas pistas y fue consciente de que volvía a estar en ella. "Me di cuenta de que era esa, que estaba todo muy helado. No pude frenar y pensé 'bueno, una caída más como cualquier otra…'". No lo fue.

"Me trajeron en helicóptero hasta el hospital Trueta en Girona. Estaba en coma y me operaron tres veces, tres bypasses, cogiendo venas y arterias de la otra pierna, pero cuando vieron que no podían más, me amputaron el pie".

Fiona cuenta lo que le explicaron, porque no lo recuerda. "No sé si dije algo o me puse directamente a llorar. Pero sé que fueron diez minutos. Soy muy práctica, si no puedo hacer nada, si por mucho que llore o grite, no puedo cambiarlo, no tiene sentido dedicarle más de dos segundos", afirma a Relevo.

Salvó la rodilla, esa que la enfermera le dijo que besara por si no volvía a verla: "Le di el beso, yo no sabía lo importante que sería salvarla, sólo me quería ir de allí, y al final regresé del quirófano con ella".

"Le di un beso a mi rodilla sin saber lo importante que sería salvarla"

Fiona Pinar Atleta

La atleta habla con nosotros desde el CAR de San Cugat, su nuevo lugar de residencia y al que llega después de una etapa tan increíble y veloz como lo es la propia Fiona Pinar. En aquella UCI, entre operaciones por mejorar su condición, estableció con su madre su siguiente propósito, por remoto que pudiera parecer: "Pusimos el objetivo de ir a los Juegos Paralímpicos, y le dije que lo iba a conseguir, que esa sería mi meta".

La velocista destaca que al principio fue fundamental el apoyo que encontró en un gimnasio de CrossFit, el Elite Fitness Ripollès: "Confiaron en mí desde el primer minuto, me dijeron que me lo adaptarían todo, que podría hacer lo que quisiera...y me lo creí. Allí cogí el fondo necesario para correr después". Después llegó al Club de Atletismo Vic: "Mi entrenador, Roger, aceptó el reto y aprendimos los dos juntos. Ni yo sabía correr ni él cómo hacer correr a una persona amputada".

Tres meses de empezar a correr, en su debut en una competición, fijó el récord de España en los 100 metros. ¿Y cómo pudo clasificarse con solo ocho meses de entrenamientos para sus primeros Juegos?

"Cuando tú visualizas una cosa, al final puedes conseguirla, y yo lo he visualizado desde el momento uno. O sea, desde la UCI yo me visualizaba en París. Lo había meditado, había trazado 50.000 maneras de poder llegar, se dio todo, también el factor suerte, y no pasaba nada si no lo lograba, era algo increíble, si me pasaba, sería un regalo".

"Desde la UCI yo me visualizaba en París"

Fiona Pinar Atleta

«La primera vez con prótesis es el mejor día de tu vida»

Nunca perdió de vista su objetivo, ni siquiera cuando tuvo que adaptarse a la prótesis y resultó un proceso de todo menos sencillo. "Al principio duele, es incómodo, es de plástico… Y el equilibrio es diferente, tus piernas pesan distinto, pero todo con voluntad se logra". Eso sí, una vez domada la prótesis, salió a galopar.

"Ojalá no lo tengas que vivir nunca, pero la primera vez que te pones una prótesis es el mejor día de tu vida. Te sientes invencible, esa sensación de libertad después de estar siete meses con muletas, en silla de ruedas".

Lograr una prótesis específica para competir fue lo más complicado. "Esto ya lo hemos dicho alguna vez mi madre y yo: ¿cómo vas a gastarte ocho mil euros en un deporte que quizá no te gusta? Porque yo lo tenía clarísimo, desde pequeña me gustaba la velocidad. Pero si estás dudando, es muchísimo dinero. Por eso hay más nadadores amputados, porque no necesitas una inversión tan grande". Ella lo sabe bien, el día que estrenó su prótesis la rompió, salió disparada y tuvo que volver a coger confianza. Pero Fiona Pinar, Batalla de segundo apellido, no iba a rendirse.

¿Cómo vas a gastarte ocho mil euros en un deporte que quizá no te gusta?

Fiona Pinar Atleta

Lesionada, sin apenas experiencia, con una técnica deficitaria por la falta de recorrido, se plantó en la final de 200 metros de París con las otras siete mejores velocistas de su categoría (T64).

"Tenía ganas de comerme el mundo… No es bonito decirlo, pero cuando te ves en la semifinal y la de delante va 'lenta', te da un subidón, es espectacular. Clasificarse con tan poco tiempo es como una reivindicación de que todo se puede conseguir en esta vida y que hay que luchar por lo que quieres".

Poco antes de los Juegos se fracturó una vértebra, por ello no fue a la ceremonia de apertura, no pudo dar el máximo en las carreras, y ha estado estos últimos cuatro meses apartada de la pista. Pero nunca olvidará aquellas sensaciones que recorrieron su cuerpo cada vez que pisó aquella pista violeta del Stade de France. "La primera vez que salí al estadio para entrenar, sin gente, se me puso la piel de gallina, y después cuando salí con todo el público me impresionó todavía más. Aunque lloviera y tampoco fuera el mejor clima, me encantó".

Fiona clasificó séptima y logró el diploma paralímpico en París 2024. CPE
Fiona clasificó séptima y logró el diploma paralímpico en París 2024. CPE

«Si no os gusta, no miréis»

En estos tres años desde aquel accidente, la catalana ha aprendido a valorar las pequeñas cosas y asegura que la experiencia también ha cambiado su forma de ser. "Antes era una persona supertímida con el flequillo hasta los ojos para taparme, iba por la calle con la cabeza mirando al suelo… Y ahora es como 'si no os gusta, no miréis', he ganado confianza en mí, parece mentira, pero me quiero mucho más —reflexiona—. Antes tenía complejo porque como hacía tanto deporte estaba más musculada que otras chicas, pero el accidente me ha ayudado a poner todo en balanza y ha sido mi motor, estoy muy agradecida de haber encontrado el refugio en el deporte".

Su día a día ha cambiado completamente, pero no se cohíbe al expresar lo bien que se siente. Ni siquiera cuando es consciente de que sus declaraciones pueden chocarle a quien las escucha: "Creo que lo mejor que me ha pasado es el accidente, porque me han enseñado muchas cosas... Aunque esta respuesta seguramente puede impactar, al final es que me ha dado tantas cosas buenas, una de ellas los Juegos, que es la mejor parte de todo lo que he vivido hasta ahora", sostiene.

Con mentalidad de Topuria —su gran referente— ya piensa en los próximos Juegos, en los que espera participar también en otras disciplinas del atletismo. Lleva toda la vida soñando con Los Ángeles, pero por razones muy distintas al deporte. "Desde pequeña tenía el sueño de ir a Los Ángeles, sobre todo de ir al Paseo de las Estrellas. Siempre ha sido mi ciudad idílica, incluso cuando me dijeron que el Paseo en realidad es una m… Bueno, yo tengo ese sueño por cumplir".

Influir en el resto de vidas

Fiona es una de las revoluciones del atletismo paralímpico, en el tartán y en las redes sociales. En sus cuentas —tiene 47 mil seguidores en TikTok y 31 mil en Instagram— comparte su vida de atleta, pero también sus recetas culinarias. "Me encantaría ir a 'Masterchef', mi sueño frustrado es no haber ido al Júnior. ¿Al 'Celebrity'? No sé si estoy a ese nivel, pero si me lo proponen, me gustaría mucho", imagina.

Con sus perfiles sociales, Fiona visibiliza la discapacidad y lo que es mejor: ayuda a las personas que están pasando por un proceso similar al que vivió ella. "Creo que puedo dar un mensaje bonito, me gusta comunicar —está a punto de terminar Publicidad y RR.PP. y seguirá formándose en el campo audiovisual—. Cuando alguien me escribe contándome que es amputado le doy mi teléfono, de hecho, he creado un grupo, Amputa2, que voy ampliando para que todos tengan un círculo de personas y ayudarnos mutuamente".

Su felicidad contagia y sirve de faro a quienes de repente se enfrentan a una amputación, pero también al resto del mundo. "Cuando estaba en el limbo de si me amputaban o no, yo le decía a mi madre 'mamá, siusplau, que no me amputen'. Lo suplicaba... y luego te das cuenta de que eres capaz de sacar fuerzas de donde crees que no las tienes. Crees que te derrumbarás, pero no. Todos tenemos una fuerza interior que no vemos y que sale".