En ese penalti fallado por Alexia Putellas hay muchos mensajes ocultos: "Estaba convencida de que entraba. Me revienta, me revienta"
La capitana de la Selección falló el penalti que enviaba el partido por el bronce a la prórroga.
De las mil y una maneras que se podría iniciar este texto, todas se resumen en una palabra: crueldad. Es lo que desprenden los 31 segundos que pasan desde que Alexia Putellas respira hondo antes de lanzar el penalti hasta que Ann-Katrin Berger se estira para detenerlo. Porque como dijo Alexia, "fallé, bueno, Berger paró el penalti". El final más cruel del mundo. Inigualable.
Penalti en el último segundo para España. Lo tira Alexia Putellas... y lo para Ann-Katrin Berger ❌
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) August 9, 2024
España se despide de la medalla olímpica#Paris2024 pic.twitter.com/RQ0Z6h7kFp
Para los que desconozcan la historia más reciente de Alexia Putellas, la dos veces Balón de Oro venía de un año de mierda (otro), que -caprichos del destino y del trabajo duro- había acabado como un cuento de hadas. La capitana del Barça y de la Selección nos había regalado una de las imágenes más icónicas del deporte al marcar el segundo gol blaugrana en la final de la Champions. En el minuto 95, cuando había salido en el 92. La secuencia en la que anota el tanto, se quita la camiseta y se vuelve loco desató la emoción de muchos en las gradas de San Mamés.
El aura de líder
El caso es que la mejor Alexia Putellas estaba asomando la cabeza. Parece que, por fin, había dejado atrás la lesión -la cual, en sus últimas entrevistas, no quería ni nombrar- y volvía a ser ella. Coleccionaba elogios de los periodistas al término de cada partido. Especialmente, después de sus dos golazos. "Al final me lo voy a creer", les dijo tras su tanto frente a Brasil, uno de los mejores del torneo. De hecho, su suplencia ante Colombia, en las semifinales del torneo, dio mucho que hablar.
Además, Alexia venía de una Nations League y de un Mundial raros. Había asumido como nadie, y muy pocos son capaces, un rol secundario. Siendo pegamento y liderazgo desde el banquillo. Por eso -probablemente- le tenía tantas ganas a los Juegos Olímpicos. Y, siempre que había podido, había mostrado su predilección y su sueño por participar en la cita olímpica.
Cuando la colegiada del partido señaló el penalti sobre Lucía García, Mariona cogió el balón. El flamante fichaje del Arsenal -todavía cuesta creer que no vaya a jugar más en el Barça- es la encargada, la habitual, de ejecutar las penas máximas. Fue una maniobra de distracción, tal y como reconoció Alexia Putellas tras el partido. "La entrenadora me ha dicho que si había penalti que lo tirara yo. Hemos hecho eso para despistar a la portera, pero nada". La explicación daba igual, Alexia sabía que tenía que ser ella. Todos sabíamos que tenía que ser ella la que lanzase el penalti.
Rota tras el penalti
Tras la acción, el partido murió. La imagen de Lucía García y Aitana Bonmatí abrazando a Alexia Putellas es desoladora. Sin tiempo para recomponerse, le tocaba dar la cara en La1. Sus gestos de negación, su aturdimiento y sus lágrimas antes de aparecer en primer plano, pf. "No sé ni cómo decirte cómo ha ido el partido. Acaba de terminar y siento mucho dolor", acertaba a decir. "Lo siento mucho, no hemos podido traer la medalla".
Alexia Putellas, tras fallar el penalti frente a Alemania:
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🗣️"Lo siento mucho, no hemos podido traer la medalla". #Paris2024
🗣️"Pensaba que se iba a tirar adonde le chuté la primera final de Champions que jugamos contra ella". #ParisRTVE9ahttps://t.co/3ok220moN0 pic.twitter.com/x1yyWwocul
No sabía cómo había ido el partido, pero, en uno de los momentos de máxima tensión en su vida deportiva, recordó una imagen: por dónde le había tirado el penalti a Berger en la final de la Champions del 2021 ante el Chelsea. "Creía que iba a tirarse a donde le chuté en la primera final de la Champions y no ha sido así".
Más pausada, no sé si más calmada, la dos veces Balón de Oro compareció en la rueda de prensa posterior al partido junto a Montse Tomé. "Estaba convencida de que entraba. Ayer, estuvimos practicando y metí todo. Y, hoy, que era el que tenía que entrar, pues no ha entrado. Me revienta, me revienta", volvía a martirizarse. "Me sabe fatal por todo el mundo, por mis compañeras, por las familias, por toda la gente que estaba ahí ayudándonos. Confiaba que iba a entrar dentro".
"El próximo que tenga, lo voy a meter seguro, aunque ahora esto no vaya a cambiar nada sobre este", acabó.