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Jalolov, el 'ogro' que separa a España de su primer oro olímpico: no pierde desde 2018

El uzbeko es una de las principales figuras del boxeo olímpico. Fue campeón en Tokio y ha ganado los dos últimos mundiales en los que participó. Es el rival de Ayoub Ghadfa por el oro en la categoría del superpesado.

Bakhodir Jalolov golpea al alemán Tiafack durante las semifinales del torneo olímpico de París./EFE
Bakhodir Jalolov golpea al alemán Tiafack durante las semifinales del torneo olímpico de París. EFE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Ganar la competición de boxeo en los Juegos Olímpicos representa el mayor grado de dificultad que existe en el deporte. Sólo se disputa una vez cada cuatro años y en ese torneo participan los mejores (de 16 a 22 dependiendo del peso) de cada división. Esa tesitura hace que el torneo se preste a las sorpresas. Es difícil ser favorito y cumplir con el papel otorgado. Quien lo logra está en el siguiente nivel.

Bakhodir Jalolov (Uzbekistán, 30 años) está en ese selecto grupo. El uzbeko ganó el oro en Tokio 2020 y era una apuesta casi segura para el torneo del superpesado (+92 kg) de París 2024. El asiático ha llegado a la final ganando todos los combates con gran holgura. Es favorito para el oro, pero en esa pelea quiere decir algo Ayoub Ghadfa. El marbellí se presenta en el mejor momento de su carrera y no tiene nada que perder. Juega sin presión y ese puede ser su mayor activo ante el auténtico ogro de la categoría.

Los números hablan solos. Jalolov cuenta con 129 combates amateur. Ha perdido únicamente catorce. El dato asusta, pero si se ahonda lo hace todavía más. Su última derrota figura en diciembre de 2022. Aparece así en su récord, pero no es real. El boxeador estaba en un torneo nacional y no pudo participar en el segundo combate por lesión. En el cómputo sale como derrota al ser una competición eliminatoria, pero nunca se produjo tal tropiezo.

Para encontrar su verdadera última pelea hay que retroceder a febrero de 2018, aunque si se quiere ser 100% purista ese pleito tampoco cuenta. El duelo fue en Cuba en la disputa de las World Series of Boxing, un formato híbrido entre boxeo amateur y profesional de la IBA que se disputaba al mejor de cinco asaltos. Para tener una derrota de Jalolov en el formato de los Juegos (3 asaltos de tres minutos) hay que viajar a agosto de 2017. Mete miedo porque en ese momento el uzbeko tenía tan sólo 58 combates disputados. Desde entonces ha ganado 69 de 71 (el 5x3 y el que no compitió). Números de auténtica leyenda. Fue oro olímpico en Tokio 2020. En ese 2021 no fue al Mundial, pero ese torneo en su edición de 2019 y en la de 2023 los ganó. Nadie puede frenarle.

Jalolov es la gran estrella del boxeo amateur. Por ello, la organización quiso colocar su combate como el último del torneo. Todo apunta que será el último y después se centrará en al categoría profesional. Ya ha debutado en el campo rentado. Suma catorce victorias por KO en otros tantos combates. Los títulos mundiales están en el horizonte tras París. Por su bagaje parece que llegarán cuando él quiera.

Con 2,01 metros de altura y más de 100 kilos, Jalolov se mueve como un peso ligero por el cuadrilátero. Tiene una técnica depurada, movilidad extraordinaria y una velocidad de manos por encima de la media. ¿Se le puede ganar? Sí, pero no es algo que pase muy a menudo, por lo que Ayoub Ghadfa y el equipo español deben intentar buscar un boxeo de asfixia absoluta y esperar que se le atraganta, lo mismo que le ocurrió en la final de Tokio. Si boxea en su ritmo es muy complejo sorprenderlo. Nunca se han enfrentado (iban a hacerlo en el Mundial de 2023, pero Ayoub no pudo por lesión), lo que puede ser un plus para el español de inicio.

Jalolov, máximo exponente del modelo uzbeko

Uzbekistán acabará los Juegos con cinco medallas (tres de oro a falta de dos finales este sábado), dos menos que en Río 2016, donde el modelo uzbeko explotó. En Sidney 2000, Muhammadqodir Abdullayev fue oro olímpico en el peso superligero. Pasó a ser un héroe nacional y el gobierno aprovechó la coyuntura. Apostó por el deporte y una generación al completo creció con el boxeo como disciplina principal.

Jalolov es uno de esos jóvenes. Ese cambio de mentalidad llegó cuando tenía seis años y con once su padre le incitó a boxear. Destacó desde muy joven y empezó a obtener resultados. Él en Río no logró la medalla, pero cogió experiencia y ahí es donde el modelo uzbeko ha marcado el camino a muchos otros países. Antiguamente, los púgiles hacían dos, tres e incluso cuatro ciclos olímpicos. Algunos nunca pensaban en el profesionalismo, pero eso cambió. Después de un primer ciclo olímpico, los boxeadores se ven tentados a cambiarse al vendaje duro.

Para combatir esa moda, la IBA dio acceso a los boxeadores profesionales a los Juegos Olímpicos en Rio 2016. Antes no se podía compaginar el boxeo olímpico con le profesional. Uzbekistán vio el negocio. Ofreció a sus boxeadores punteros esa opción de tener una carrera profesional, pero en torneos importantes acudir con la Selección. Fue un éxito. El talento no se marcha y encima sigue formando al que viene por debajo, el cual se va fogueando en competiciones de menor nivel y cuando llegan a la élite tienen la misma o más experiencia que sus rivales.

Jalolov ha sido el mayor exponente del acierto de ese método. Uzbekistán vive por el boxeo y en los últimos diez años se han visto los resultados. Hay una alta competitividad dentro del país y ha creado máquinas cuasi perfectas que ya empiezan a asentarse en el boxeo profesional. Son ogros absolutos muy difíciles de ganar. París 2024 ha sido el mejor ejemplo y Jalolov es el prototipo perfecto. Su aventura olímpica llega a su fin y Ayoub Ghadfa intentará que sea con una derrota para darle a España su primer oro olímpico.