El caso Imane Khelif y Angela Carini sigue agitando a Italia: "Habría que crear un certamen olímpico transgénero"
Relevo charla con Clemente Russo e Irma Testa, dos boxeadores italianos medallistas olímpicos. Justo en el momento en que la púgil italiana ha vuelto al ring tras el triste y controvertido episodio de París contra su homóloga argelina.
Una premisa, antes de nada: nadie va a quedar contento con este artículo. Todo el mundo verá un ataque encubierto, y entonces surgirán los abanderados hipersensibles que, desde el púlpito del martirio, tratarán de hacer una dictadura de sus certezas, de sus obviedades. Tratarán de enjuiciar a la vez que piden la extirpación del juicio moral, esparcido éste entre clichés y estereotipos. Sí, es posible que todo esto ocurra al afrontar esta intrincada historia instrumentalizada por organismos de poder más pendientes del kitsch que del arte del boxeo, más prestidigitadores de su verdad que de excavar el lado humano y profundo del asunto… Si es que lo hay.
Lo cierto es que en los pasados Juegos Olímpicos de París sucedió algo que trascendió lo estrictamente deportivo. El combate de peso welter – menos de 66 kilos- entre Angela Carini (Nápoles, 1988) y la argelina de 25 años, Imane Khelif, duró tan solo 46 segundos. La púgil italiana, quien ya había mostrado una cierta perplejidad en la previa, se retiró diciendo que la potencia muscular de Khelif era típica de un hombre. Entonces comenzó un debate público, político y cultural sobre la identidad sexual y las posibles expresiones que se presentan como alternativa al modelo binario (dualidad hombre-mujer). Un argumento que tuvo los Juegos como caja de resonancia, pero que en realidad las deliberaciones no comenzaron ni terminaron ahí.
Porque, sí, iniciaron ya en 2023, cuando en el Mundial amateur femenino de Nueva Delhi la argelina fue descalificada porque, según la Asociación Internacional de Boxeo Amateur, en sus pruebas se revelaba un elevado índice de testosterona y una disposición cromosómica masculina (XY)… Y prosiguen hoy, con una Angela Carini que ha vuelto a boxear en medio de avivadas polémicas, un cruce de declaraciones, de rencores, de venganzas y fuego fatuo. Sí, se habla más de eso que de su octavo título italiano conseguido hace días, esta vez en la categoría de 63 kilos.
En medio de la tempestad, Irma Testa, primera boxeadora italiana en participar en una cita olímpica (Rio 2016) y en lograr una medalla (bronce en Tokio), atiende a Relevo tras haber dado una entrevista precedentemente al diario Repubblica donde decía esto: "La pudimos ayudar, pero se aisló. Sólo pidió ayuda tras el match para hacer las maletas y marcharse, porque estaba cansada de la explosión mediática. Lo siento por ella, pero la habríamos podido aconsejar para evitar lo mal que quedó y nos hizo quedar mal a todo el país". ¿Tiene algo más que añadir? "No, repito que la escuadra no sabía nada, pero basta. No hicimos nada, porque no vino a decirnos cuáles eran sus miedos, su perplejidad. Nada más que añadir porque se ha dicho demasiado. No quiero dar espacio a un asunto que en nada tiene que ver conmigo", espeta en tono poco animoso.
Ciencia y religión
Más allá de Irma Testa, la repercusión del caso alcanzó cotas imposibles. Esto explicó Maurizio Faggioni, docente de bioética y médico endocrinológico, en el diario católico Avvenire. Era el 4 de agosto: "De la púgil argelina se ha dicho que es un transgender operado; es decir, alguien que nació hombre, y por una discrepancia insanable entre sexo corpóreo -normalmente desarrollado en sentido masculino- e identidad de género femenino, ha sido sometida a un cambio de sexo, algo que comporta la castración. Sin embargo, si esta operación se lleva a cabo tras el desarrollo puberal, la estructura corporal que resta es la de antes. De momento, no hay informaciones precisas sobre su sexualidad para definirla adecuadamente. Unos dicen que es intersexual; otros que es mujer con andrógenos superiores a la media…", escribía mientras recordaba el caso Caster Semenya, mediofondista sudafricana quien, tras polémicas y dudas en torno a su sexualidad, fue la IAFF (Federación Internacional de Atletismo) quien de oficio impuso reducir la testosterona -en casos elevados- con un tratamiento farmacológico. Eso abrió contemporáneamente otro debate, y es que el hiper androgenismo no es doping ilícito con esteroides anabolizantes pues resulta consecuencia de un metabolismo hormonal espontáneo.
Una cosa parece clara. En este enjambre arbitrario, sesgado y poco transparente, lleno de equívocos, conflictos de poder sin resolver entre el COI y algunas federaciones… Repleto de intereses ajenos al deporte, más ceñidos a instrumentalizaciones ideológicas de tendencias opuestas, a casi nadie le importa ya Khelif o Carini. O sí. "En los Juegos, desgraciadamente, solo oímos hablar de ellas. No se relató el boxeo. Fue un reality. Si el máximo organismo olímpico decide que esta chica -la gente especula si es hombre o mujer- debe subirse al ring para combatir, no se habla más. Hay que pelear. Lo hicieron otras adversarias. También creo que, si el COI decide que una persona con esta genética, estos cromosomas… Ya sabes… Bien, entonces habría que crear una categoría más allá de los Juegos y los Paralímpicos clásicos. Algo así como un certamen, unas Olimpiadas Transgenders donde participen las mujeres operadas para ser hombres hoy, y al contrario. Si me centro en Carini, a quien conozco muy bien, añadir que recibió mucha presión mediática, y eso le afectó. Manipulada, controlada por las redes, la prensa de aquel día… Con el primer golpe recibido decidió poner fin. Todo eso le debilitó, le hizo perder el foco, su objetivo". Las palabras son de Clemente Russo, doble medallista olímpico. Un mito, sí.
Porque Russo, nacido en Caserta, fue plata en 2008 y 2012 (oro para Oleksandr Usyk) en la categoría de pesos pesados. Fue, además, campeón del mundo, y en palabras del excéntrico promotor Don King "The White hope", la esperanza blanca. Una voz, en definitiva, más que autorizada en un firmamento pugilístico mancillado en París. El tiempo dirá si para siempre.
Denuncias, disputas, división
Al final, lo importante queda siempre en un segundo plano. No hay más difícil de descifrar que la evidencia. Khelif ganó un oro, y después comenzó un sinfín de tribulaciones judiciales, de querellas por comentarios discriminatorios y otras injurias recibidas que aludían a su condición sexual. A declarar pasaron personajes de la magnitud de Elon Musk o la escritora J.K. Rowling, entre otros.
Nacida mujer, ella niega identificarse como transgénero o intersexual. En palabras de Thomas Bach, el COI, de hecho, afirmó que "científicamente el combate contra Carini no fue el de un hombre contra una mujer". En el número de diciembre, la controvertida deportista concedió una entrevista a Vogue Italia. Explicó su secreto para resistir. "La fe en dios me ha ayudado a superar todo. También creer en mí, en mi sueño. Nadie me hará dudar. Confío mucho en mí. Además, mi país me ha apoyado. El boxeo es el deporte de los pobres. Es una cuestión de voluntad, determinación, fuerza y paciencia. De pequeña vendía pan y recogía plástico, aluminio y hierro para sacar algo de dinero, y así ir al gimnasio. Hice muchos sacrificios hasta llegar aquí".
Y si Imane ganó un oro, su homóloga italiana -Angela Carini- volvió a campeonar en su país. También eclipsado y perdido en el oscurantismo. Y es que una semana antes del match final con Daniela Golino, soltó fuertes declaraciones al periódico romano Repubblica: "No reniego nada de Khelif, pero mis compañeras me traicionaron. Ya no forman parte de mi vida. Se dijeron muchas falsedades sobre mi figura. Comienzo de nuevo, con los chicos, en el gimnasio de Caivano (provincia de Nápoles)". Eso sí, tras el gran éxito, la policía azzurra de Fiamme Oro -quien declinó una entrevista con Relevo- se mostró infinitamente contenta por la gesta: "Mi octavo título, conquistados en cinco categorías diferentes. Estoy orgullosa. Ha sido mi particular venganza. Ahora soy entrenadora, y quiero transmitir a los chavales mi experiencia y amor por este deporte", explicó.
Cuando todo el fango parecía seco, sepultado ya en un pasado remoto, la divisiva boxeadora decidió abandonar su perfil bajo -mediáticamente hablando- para volver a la carga. Siempre en guardia, y con la otrora ayuda pública de celebridades como la tenista Martina Navratilova, en esta ocasión ha contraatacado con un post ante un vídeo que circula en redes sociales, y en el que ella cae en el ring rendida por un problema en el tobillo. "Muchos creen que fue el combate de Tokio. Lo que no saben es que a los Juegos fui dejando a mi padre muriéndose en un hospital. Le prometí una medalla. Este vídeo pertenece a un choque del campeonato del mundo, aunque algunos críticos lo definan como un paripé".
Sí, quizás nadie estará contento con este artículo, que se encuentra en las antípodas de las múltiples verdades carnavalescas, llenas de purpurina y humo, que lo circundan. Todo huele a podrido, y lo peor es que se pretende legitimar este olor, que en nada recuerda al de los puños, el sudor, la hazaña y el cloroformo. Ya es papel mojado, pues mientras Imane afirma colaborar con Unicef para ayudar a los niños y su vida se llevará al cine, el portal francés Le correspondant ha publicado un informe, sin citar la fuente, donde aparecen presuntos elementos que darían a entender que sí, es un hombre.