JJOO | BALONCESTO | FRANCIA 66 - EEUU 67

Ocho oros consecutivos y un futuro con muchos quilates confirman que el verdadero Dream Team son ellas

Mientras que en el baloncesto masculino el nivel global cada vez iguala más las fuerzas, en el femenino el dominio de EEUU sigue siendo diferencial.

La selección de EE. UU. tras colgarse el oro en París, con Diana Taurasi (segunda por la derecha) en sus últimos JJOO. /FIBA
La selección de EE. UU. tras colgarse el oro en París, con Diana Taurasi (segunda por la derecha) en sus últimos JJOO. FIBA
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Cuando este domingo sonó el bocinazo final en el Bercy Arena tras el que se coronó, por octava vez consecutiva, Estados Unidos como campeona olímpica, se escribió una nueva página en la historia del baloncesto. Un nuevo capítulo que elevaba a lo más alto a una selección que hace más de tres décadas que no tiene parangón... ni siquiera con su homóloga masculina.

El Team USA, el femenino, se ha consagrado como el verdadero Dream Team del baloncesto actual. Ese que hace ya más de tres décadas que corona el baloncesto con ocho oros consecutivos y 62 victorias olímpicas seguidas. Números con los que ahora pone rumbo a los que serán sus Juegos Olímpicos, los de Los Angeles 2028, en los que llega, al igual que en el masculino, un cambio generacional, pero con diferencias.

Porque aunque la realidad es que la final de París fuese ajustadísima y de fuerzas aparentemente similares, la diferencia que existe entre la estadounidense y el resto de selecciones es bastante abismal. Incluso más que con la masculina.

Durante los últimos años -y ciclos olímpicos-, aunque EE. UU. haya mantenido su reinado en el baloncesto masculino, la realidad es que lo ha hecho con cada vez más sufrimiento. Las dos finales ante Francia en París y Tokio, las dos veces en las que España se colgó la plata tras pelear de forma excelsa... Incluso las semifinales de este año ante Serbia. Todo ello son ejemplos que demuestran cómo con el paso de los años el nivel va creciendo de forma global, cada vez las diferencias son menores y al Team USA le cuesta más trabajo mantener su hegemonía.

Y ahora, de cara a las próximas ocasiones, en las que se espera ese cambio generacional, sin LeBron James, sin Steph Curry, sin Kevin Durant y sin jugadores absolutamente diferenciales cuyo rol ha ido más allá de lo que se ha visto sobre el parqué, mientras que otros líderes crecen desde el Viejo Continente, Estados Unidos afronta un horizonte algo incierto que, por contra, en el femenino apunta a ser mucho más afable. Al menos, en aras de seguir dominando el trono de baloncesto a nivel mundial.

Igual que en su día se puso fin a la generación de Sue Bird, que se colgó cinco oros, y ahora se despide Diana Taurasi tras haber hecho historia con seis (la jugadora de baloncesto que más oros ha ganado en la historia del olimpismo), la selección femenina estadounidense sigue marcando el compás con jugadoras que se han ido incorporando como Breanna Stewart, A'ja Wilson (ambas en el quinteto ideal de estos Juegos y la segunda, además, MVP) o Sabrina Ionescu.

Si bien, lo cierto es que viendo el futuro que está por venir, con jugadoras como Angel Reese o Caitlin Clark -que ya destacan en sus primeros pasos como profesionales-, no parece que vaya a haber dudas o incertidumbre en lo que será el Dream Team femenino del futuro. Esa selección que se ha ganado el apodo que empezaron a acuñar sus homólogos en el masculino, con un palmarés descomunal y un dominio absoluto de cada campeonato, pese a que en esta final -más por errores propios que por méritos ajenos, sin querer desmerecer a Francia- hayan sufrido para mantenerse en el olimpo baloncestístico.