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Diana Taurasi y las puertas de la eternidad en los Juegos Olímpicos

La jugadora de 42 años, a las puertas de su sexto oro olímpico, afronta la final de París como la gran guinda a una trayectoria irrepetible.

Diana Taurasi, en uno de los calentamientos de Estados Unidos en París. /FIBA
Diana Taurasi, en uno de los calentamientos de Estados Unidos en París. FIBA
Luis Vallejo

Luis Vallejo

Son ya muchos años de trayectoria, pero todavía nadie ha sido capaz de anticiparse a los movimientos de Diana Taurasi en su madurez. Y eso que pocas han sido más claras que la legendaria escolta de las Phoenix Mercury. "Nos vemos en París", afirmó con el oro colgado al cuello en Tokio. La escena, con su amiga y compañera Sue Bird riéndose en la que sí era su despedida, dejaba todo en el aire a pesar de ser una afirmación bien clara. Había motivos para hacerlo. A sus 39 años, la cita olímpica del 2024 parecía quedar excesivamente lejos. Pero en su cabeza nunca lo estuvo.

Por eso, cuando la escena se repitió hace unos días al ser cuestionada por su presencia en Los Ángeles 2028, pocos han sido los que se han atrevido a realizar sentencias. "En LA estaré, pero en la playa con una cerveza", aseguró. Con su característico humor, la estrella de las Phoenix Mercury descartó la siguiente cita olímpica a la que llegaría con 46 años. Ahora sí que sí. París parece el último baile con el Team USA. Y la final ante Francia la ocasión perfecta de completar una hazaña que será bien compleja de igualar en algún momento de la historia: decir adiós con 6 oros olímpicos colgados del cuello.

Diana Taurasi muerde en Tokio su quinto oro olímpico.  FIBA
Diana Taurasi muerde en Tokio su quinto oro olímpico. FIBA

Longevidad y legado

La longevidad de Diana Taurasi apenas es comparable a la de algunas elegidas como Sue Bird, estrellas que no solo dejaron un legado de magnitudes inmensas, sino que cuidaron su cuerpo día tras día durante gran parte de sus trayectorias.

Más allá del lógico desgaste por el paso del tiempo, Taurasi jamás se ha bajado del estrellato en la mejor competición del mundo. Ni por salario, ni por rol, y mucho menos por rendimiento. Si bien es cierto que ya no se encuentra entre las 10 jugadoras más decisivas de la competición, DT continúa siendo una amenaza anotadora. Entre los Juegos Olímpicos de Tokio y París, la exterior no ha bajado de los 27 minutos de media en la WNBA, sumando más de 16 puntos, 3.5 asistencias y 3.5 rebotes por encuentro.

"Estoy rodeada de mucha juventud todo el tiempo y les digo: 'Si hay algo de lo que no puedes escapar en Estados Unidos o en este mundo, es la discriminación por tu edad, según veo a mi alrededor", afirmó entre risas en rueda de prensa. Un comentario con cierto tono de humor pero que esconde una verdad, la suya, que no tardó en explicar con un semblante bastante más serio: "Dedicas toda tu vida, toda tu carrera a algo, y te preguntan: '¿Por qué no te retiras?' Es algo que he estado haciendo desde que tenía cinco años y algo a lo que he dedicado toda mi vida. Estoy aquí para competir, jugar a un alto nivel, dar algo a mis compañeras y ganar una medalla de oro. Eso es todo", sentenció.

De conseguirla ante la anfitriona en París, Diana Taurasi se convertirá en la primera jugadora de baloncesto de la historia (tampoco ha sucedido en el cuadro masculino) con 6 títulos olímpicos en su palmarés. Desempatará con su mejor amiga, Sue Bird (5), y volverá a poner más tierra de por medio respecto a Kevin Durant, quien celebró anoche su cuarto oro olímpico y se convirtió en el hombre con más títulos en los JJOO de la historia.

Bautizada como White Mamba por el propio Kobe, Taurasi estuvo presente en Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016, Tokio 2020 y, ahora, París 2024. Jamás ha perdido un partido. Las 43 veces en las que ha saltado a cancha, el Team USA ha terminado ganando el choque. Una racha histórica iniciada en 1996 y que se remonta hasta los 60 triunfos consecutivos. Taurasi pasó de compartir equipo con Dawn Staley a ser dirigida por ella, dijo adiós a leyendas como Sheryl Swoopes y Yolanda Griffith hace dos décadas y ha llegado a un punto en el que asistentes como Joni Taylor, apenas 3 años mayor que ella, tienen una edad más cercana a la suya que sus propias compañeras.

Leyenda de ascendencia argentina

A lo largo de sus 6 participaciones en los Juegos Olímpicos, la cantidad de grandes momentos es inigualable. La considerada mejor jugadora de todos los tiempos… en la mayor dinastía jamás vista sobre una cancha de baloncesto. La historia se cuenta sola. En los 43 encuentros disputados, tan solo Rusia en las semifinales del 2004 y Nigeria en 2020 cayeron por una diferencia inferior a los dobles dígitos. No obstante, quizá el momento más especial de Diana Taurasi en una cita olímpica se dio fuera de la cancha. Al menos, así lo ha relatado alguna vez la propia protagonista.

En Pekín 2008, el Team USA compuesto por Candace Parker, Lisa Leslie o Tamika Catchings, disfrutaba de los partidos del conjunto masculino desde la grada. Allí, una joven Sue Bird inmortalizaba muchos de los momentos vividos con una cámara de vídeo. Entre ellos, el que más ilusión le hizo a su amiga del alma, que entró en un estado de euforia al comprobar que Diego Armando Maradona se encontraba en el palco del pabellón. Todo tenía su correspondiente explicación.

Diana Taurasi, hija de padre italiano y madre rosarina, nunca ha olvidado sus raíces. Su fuerte acento argentino al hablar un perfecto español le delata. La jugadora de las Phoenix Mercury creció en California idolatrando a Maradona por culpa de su padre, portero profesional, siguiendo el mundo del fútbol en un país con escasa cultura del balompié.

La estrella del Team USA tiró de contactos para acceder al palco. Y lo consiguió. Adam Silver, por aquel entonces ejecutivo NBA, logró que el astro argentino accediera a conocer a Taurasi. Embargada por unos nervios poco habituales en ella, años después confesaría lo que fue capaz de decirle a su gran ídolo: "Diego, te quiero mucho, gracias por todo, sos el Dios de toda la Argentina".

Su papel en París

Llegados a este punto de su trayectoria, el papel de la californiana en el Team USA ha variado por completo. Lejos de aquellas etapas de juventud y fogonazos, de los años de responsabilidad y galones, de tener que demostrar que era la mejor, Taurasi ha asumido un rol de mentora. Su papel en la cancha ha perdido importancia, más todavía tras sus últimos problemas físicos una vez iniciado el torneo, pero no así su ascendencia sobre el grupo.

En un proceso iniciado años atrás, veteranas de la talla de Sue Bird, Tina Charles o Diana Taurasi se han ido encargando de que sus despedidas cuenten con el menor impacto posible en el devenir del equipo. Un objetivo para el que Estados Unidos siempre ha contado con el talento suficiente y en el que el papel de las veteranas, entre las que ya solo queda la escolta, ha consistido en tratar de transmitir esa mentalidad ganadora en la que nunca nada es suficiente hasta tener el oro colgado del cuello. Esa imagen que tratará de repetir una vez más en París, por última y sexta vez, para dejar su legado en un punto en apariencia inalcanzable para el resto. Porque Diana Taurasi solo ha habido, hay y habrá una.