El rol de Bellingham para robar las llaves de Pedri
El cambio del inglés en el esquema de Ancelotti puede marcar el segundo Clásico de la temporada.

De lo que pasó en octubre entre Real Madrid y Barça queda muy poco más allá del impacto emocional que supuso ver florecer un proyecto irreverente en la casa del monstruo. Es lo que tiene jugar partidos de enjundia tan tempranos, que las cosas cambian, los ciclos se ajustan y cuando se vuelven a enfrentar el tablero tiene ya otras piezas. Dijo Fede Valverde que "tienen ganas de revancha" por lo sucedido en aquel 0-4 y para lograrla Ancelotti sabe que no bastará con la rabia, sino sobre todo con un fútbol que ha ido encontrando su sitio a través de Jude Bellingham. Y delante estará un Pedri calmado, pletórico, que nunca había sido tan líder.
La mejoría del Real Madrid (en juego y resultados) es la del reencuentro de Bellingham en su mejor versión. El inglés empezó el curso pagando los platos rotos por la marcha de Kroos y el aterrizaje de un transatlántico como Mbappé, con la impaciencia que genera en un equipo ganador el hecho de no dar con la tecla. Jude, que es un jugador predispuesto y cargado de virtudes, empezó a cambiar de zona, como si Ancelotti viese en él el pegamento para hacer funcionar aquel collage extraño. El día del 0-4, Carlo optó por un 4-4-2 con Bellingham... de volante diestro para aprovechar su timing y su agresividad ante la línea tan alta del Barça. No funcionó.

Bellingham tuvo en ese partido el peor encuentro del curso en términos de participación: solo 17 pases en todo el encuentro para un jugador que promedia más de 46. En el último tercio, solo 1. Nunca fue tan evidente que el plan no pasaba por hacer de él un compensador como aquel día, alejado del juego y mortificado en vida, con desmarques que nunca eran leídos y esfuerzos sobrehumanos por compensar la desidia de otros. En cierto sentido, a Bellingham se le forzaba al rol de gregario porque allí también se siente útil, pero su juego decía al resto que si a alguien se le tenía que compensar era a él.
Una nueva vida para Jude
Desde el 24 de noviembre, Bellingham pasó a ser el nexo. En vez de estirar, se acercaba. Dio tiempo y espacio a Vinícius, facilitó el proceso de adaptación a Mbappé y en Liga sus números empezaron a inflarse: 5 goles anotados.... ¡de 1,2 xG! Es decir, produciendo casi lo mismo que antes, marcó muchísimo más. No es que pisase más el área, sino que llegaba más descansado y participaba en zonas más susceptibles de ser venenosas. Como interior izquierdo se allanó el camino para ver al Bellingham hilo conductor y el Real Madrid pasó a jugar su mejor fútbol en toda la temporada.
A Jude le elevan las cifras, que sirven de currículum inalcanzable, pero a Pedri lo eleva la madurez de su juego, elaborado en una improvisación que parece dictada, pretérita, pero que en realidad nace siempre de lo imprevisto. Este curso, Pedri todavía no se ha lesionado y su impacto es holístico: se nota en cada parcela que el canario es el cerebro del Barça. El equipo frena cuando Pedri lo decide y acelera cuando el canario lo cree conveniente, demostrando que este momento era inevitable que llegase. Solo se tenía que esperar.


Pedri para mentir al rival
Ante el Athletic Club, Pedri fue el mediocentro del FC Barcelona. Lo que hacen los muy buenos jugadores es procesar lo que ven y tomar decisiones. Siendo Casadó el teórico mediocentro, Pedri terminó con el doble de pases (66 a 31) y maniobrando cerca del círculo central mientras Casadó esperaba su turno más arriba. Es decir, ante presiones altas y situaciones de agobio, el canario luce como el faro porque es, de facto, el generador de juego en los primeros metros y también en los últimos. Allí donde le pongas brilla igual.
Para Hansi Flick, Pedri es en enero todavía más importante que en octubre. Cuando se jugó aquel Clásico, el Barça basaba parte de su poder en un momento de inspiración arrollador de sus atacantes, sobre todo de un Raphinha que lograba engañar a quien le veía. Su momento de forma dejó de ser momento para pasar a ser vida, y con ello el Barça arrasó a Bayern y Real Madrid en cinco días. Con el bajón de juego y de inspiración, los azulgranas han tenido que recurrir a Pedri para serenarse y cambiar el ritmo por la paciencia. Mientras la inspiración va y viene, la calma siempre le acompaña.
La principal amenaza para el Real Madrid es desnaturalizarse, eso es, ceder al miedo. Si Ancelotti apuesta por volver a mover a Bellingham y mandar así el mensaje de que para hacerle daño al Barça hay que ceder, el Real Madrid empezará perdiendo. El inglés tiene muchas de las claves para hacerle daño al Barça, como ya demostró en otros clásicos, y toca que su equipo lo asuma como tal.
Para Flick, el principal punto será el de controlar sus impulsos, un juego que busca ser siempre felino, aunque nunca siempre pueda ser león, y así comulgar con el otro fútbol que a veces se ve, uno que nace cuando el rival se lo permite. Si el Real Madrid aprieta, ¿será capaz el Barça de buscar caminos alternativos al del ritmo infernal? El riesgo de que el partido se escurra y el Real Madrid evite el fuera de juego está ahí, latente, y Pedri tiene las llaves para commocionar el encuentro y así, en esa falsa calma, permitir que los que corran hagan daño.