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La Recopa ganada por el Zaragoza al Arsenal cumple 30 años: quiénes fueron y qué han hecho después los 'Héroes de París'

Un escritor, un médico, entrenadores, padres de futbolistas y hasta de un novillero... y algunas tragedias: así es la vida de los campeones tres décadas después de conquistar Europa.

La Recopa ganada por el Zaragoza al Arsenal cumple 30 años: quiénes fueron y qué han hecho después los 'Héroes de París'
Mario Ornat

Mario Ornat

El 10 de mayo de 1995, el Real Zaragoza alcanzó la gloria europea al ganar la Recopa en el Parque de los Príncipes de París al Arsenal inglés: venció 2-1 en la prórroga, con goles de Juan Eduardo Esnáider y Nayim. El definitivo, logrado por el futbolista ceutí cuando la prórroga consumía su agonía final, una volea imposible desde casi el centro del campo. Era el segundo título europeo en la historia del club, pero el partido ingresó de inmediato en la mitología zaragocista como ningún otro.

La resonancia de la noche en que ardió París está más viva que nunca, incluso con el actual Zaragoza en el fondo de la Segunda División. Tal vez porque culminó el recorrido de un equipo hermosísimo, construido como una pieza de orfebrería y capaz de producir varias cumbres de juego, resultados y títulos entre 1993 y 1995. Y, sobre todo, porque el gol fue tan bello, difícil e inconcebible que parecía un sueño. No fue espontáneo: Nayim lo practicaba con frecuencia y había avisado a sus compañeros de la tendencia de Seaman a adelantarse. Lo sabía de sus días en el Tottenham. Tres décadas después, repasamos quiénes fueron y qué hacen 'Los héroes de París'.

Víctor Fernández, entrenador

Hasta el pasado 17 de diciembre fue entrenador del Real Zaragoza: dimitió tras una serie de resultados negativos del equipo. Así puso fin a la que había sido su cuarta etapa en el primer equipo del club. Tras ser segundo de Radomir Antic a finales de los años 80 y dirigir al Deportivo Aragón en el arranque de la década, se hizo cargo del banquillo del Real Zaragoza en 1991, en sustitución del uruguayo Ildo Maneiro. Su equipo jugó dos finales de Copa del Rey, perdió la de 1993 ante el Real Madrid y levantó la de 1994 frente al Celta. Por supuesto, al año siguiente ingresó en territorio legendario con el título de la Recopa. Durante esos años, particularmente entre 1993 y 1995, su Zaragoza marcó época con un fútbol audaz, desprejuiciado e inflamado por la extraordinaria calidad de las sucesivas plantillas. Tras la gloria europea, Víctor capitaneó la renovación del equipo con jóvenes como Dani, Morientes, Gustavo López y el Kily González, pero la nave se torció. Fue destituido en noviembre de 1996. Regresaría en 2006, de nuevo en 2019 y, por último, el año pasado. De 2015 a 2017 trabajó como Director de Formación del Real Madrid. Ahora descansa entre Zaragoza y Galicia, donde pasa largas temporadas, tras haber dirigido más de 630 partidos en su club de siempre, el Tenerife, el Celta, el Betis en dos etapas, Oporto, Deportivo y Gante.

Andoni Cedrún, portero

Hijo del legendario Carmelo Cedrún, Andoni debutó con el Athletic Club en 1980, la temporada anterior a la llegada de Zubizarreta a San Mamés: un fichaje que acabaría decidiendo su cesión en 1983 al Cádiz, antes de que el Real Zaragoza lo firmase en 1984. Permaneció doce años en La Romareda, hasta 1996, ganó dos copas del Rey (1986 y 1994), además de la Recopa. Participó a lo largo del torneo en cuatro eliminatorias: la primera completa frente al Gloria Bistrita, la ida de la segunda contra el Tatran Presov y el choque de cuartos en Feyenoord. Como anécdota ha quedado siempre su entrada en la alineación mítica de la final: jugó por la lesión de Juanmi, quien había sido todo el año el titular. Cedrún salió del Zaragoza al año siguiente para retirarse del fútbol en 1997 en el extinto CD Logroñés. Durante años ha ejercido de comentarista en diferentes emisoras de radio, así como en programas deportivos de Aragón TV, la autonómica aragonesa. Al mismo tiempo desarrolló una carrera profesional casi desde el mismo momento de colgar las botas, primero en Adidas y, actualmente, como director en Aragón del broker de seguros Willis Tower Watson.

Alberto Belsué, lateral derecho

Formado en el Stadium Casablanca, el club zaragozano donde también se forjó Víctor Fernández, Belsué llegó al Zaragoza desde el Endesa de Andorra en 1988, a los 20 años. Pasaría la siguiente década en el club hasta convertirse en un emblema aragonés en la larga línea de sucesión de jugadores de la tierra en el club. Con un añadido: alcanzó la internacionalidad en 17 ocasiones y jugó la Eurocopa 1996. Tras ganar Copa y Recopa, no pudo terminar su carrera en La Romareda, de donde salió en 1998, cedido primero al Alavés y después al Numancia: Chechu Rojo no contaba con su concurso y eso determinó, como en otros casos flagrantes de aquel grupo, un adiós prematuro y demasiado frío. Se retiró del fútbol tras jugar dos temporadas en el Iraklis de Salónica griego. Después de desarrollar una trayectoria profesional de más de una década en Mondo Ibérica, empresa multinacional dedicada a las instalaciones y equipamientos deportivos en numerosas disciplinas, desde 2015 es el delegado del primer equipo del Real Zaragoza: el tenue pero inquebrantable hilo de conexión de aquel grupo mágico de los 90 con el actual Zaragoza.

Xavier Aguado, defensa central

Llegado a Zaragoza para hacer el servicio militar en 1990, había pasado por la cantera del Joventut de Badalona y en el baloncesto estuvieron puestas sus miras en los primeros años de adolescencia. Allí coincidió con la generación de Rafa Jofresa en las inferiores de la Penya, donde los conocían como los rubios. Después pasaría a jugar al fútbol y comenzó su carrera dos temporadas en el CE Sabadell, en Segunda División, antes de completar el resto de su trayectoria en La Romareda: ganó dos copas del Rey (1994 y 2001), además de la Recopa. Se retiró a consecuencia de una grave lesión en 2003, tras haber acumulado 473 partidos con la camiseta del Zaragoza. Es, junto al Magnífico José Luis Violeta, el futbolista con más encuentros jugados de la historia del club. A lo largo de los años se dedicó a la representación de futbolistas y ha gestionado negocios diversos en el sector inmobiliario y las energías renovables. Desde hace 15 años está dedicado a la gestión comercial con Siaver, empresa de instalación y mantenimiento de áreas verdes y zonas deportivas. Y puso en marcha el Campus Urbano Fair Play, para la formación de jugadores. Su hijo Marc creció también en la Ciudad Deportiva y se hizo profesional a préstamo en el Andorra, tras debutar en un partido de Copa con el Real Zaragoza. En enero salió traspasado al Elche, donde es un fijo para Eder Sarabia y líder de Segunda División.

Fernando Cáceres, defensa central

Surgido en Argentinos Juniors, el exuberante zaguero pasó por River Plate antes de recalar en el Real Zaragoza en 1993, para ser el central de referencia del equipo campeón junto a Aguado. Tras un periodo tan glorioso como efímero en el Zaragoza (su icónica foto con el trofeo subido en el larguero de la portería del Parque de los Príncipes es otra de las escenas que sintetiza aquellos días de gloria), regresó a su país en 1996 para jugar en Boca Juniors. Fue internacional con Argentina y, después, completaría una excelsa carrera en el fútbol español con Valencia y Celta, además de pasar por el Córdoba en Segunda y retirarse en Independiente en 2007. Dos años después fue víctima de un violento asalto, cuando intentaron robarle el coche en el que viajaba en un barrio de Buenos Aires. Los atacantes le dispararon a través del parabrisas y Cáceres sufrió un balazo en la cabeza del que sobrevivió de manera milagrosa, pero con graves secuelas. El proyectil entró por el ojo derecho y se alojó en el cráneo. Desde entonces está en silla de ruedas y necesita constante asistencia. El pasado mes de diciembre, Cáceres se vio de nuevo envuelto en un incidente trágico, cuando su pareja Raquel Candia murió tras caer del balcón del séptimo piso en el apartamento en el que residían juntos desde medio año antes.

Jesús Solana, lateral izquierdo

Riojano de Arnedo, donde jugaba de centrocampista y le llamaban Chuchi como diminutivo de su nombre, llegó con 16 años a la pensión de la calle Atocha en la que convivían los aspirantes a grandes del Madrid. Como Pardeza, quien años después mediaría para recomendar su fichaje, y Santi Aragón. Solana pasó por el Castilla y llegó al primer equipo blanco convertido en Chucho, derivación libre de algún compañero: allí se quedó hasta disputar 117 encuentros y participar de cinco títulos de Liga, una Copa del Rey, tres Supercopas y la UEFA de 1986. Chucho fue fichado por el Real Zaragoza en 1991 y jugó en el club hasta 1998, cuando se retiró del fútbol desde la grada, en el último encuentro de aquel año, con una calurosa ovación espontánea de toda La Romareda. Un momento que compensó con cariño y el reconocimiento popular la imposibilidad de despedirse jugando. Formado como entrenador, ingresó en la estructura de técnicos de la Ciudad Deportiva zaragocista, donde ejerció varias funciones y se hizo cargo del Real Zaragoza B en dos etapas diferentes. También fue seleccionador de Aragón. En 2015 volvió al lugar donde había comenzado su carrera como futbolista, integrándose en La Fábrica, la cantera del Real Madrid, como responsable de ojeadores de zona. Ahí sigue ejerciendo, en el entramado de captación del club blanco.

Santiago Aragón, medio centro

El cerebro gris de aquel equipo, un futbolista de elegancia y distinción por naturaleza, fondo y forma. Formado en el Real Madrid, adonde llegó desde su Málaga natal, el fútbol le vino de cuna: su padre jugó también como centrocampista en el desaparecido Málaga CF y en la Balompédica Linense. Santi Aragón llegó al primer equipo del Madrid en 1989, pero nunca pudo asentarse, pese a dejar en su debut un golazo memorable desde el medio campo, en un choque de Supercopa contra el Barcelona. Durante las siguientes temporadas salió cedido al Espanyol, CD Logroñés y Valladolid, antes de encontrar acomodo también a préstamo en marzo de 1993 (entonces no había ventanas definidas de fichajes en el fútbol español) en el centro del campo de La Romareda. De nuevo, se presentó con un tanto soberbio al Tenerife, una vaselina que sacó los pañuelos en la tribuna de La Romareda. Desde ese mismo día, estableció en el medio campo del Zaragoza un canon de juego exquisito y afilado, que aún invocan los seguidores zaragocistas. Permaneció en el club hasta 2003, tras jugar un año en Segunda y contribuir al ascenso, y se retiró con dos copas del Rey (1994 y 2001) y la Recopa. Inició su carrera de entrenador en los infantiles del Zaragoza, después dirigió a los cadetes y llegó a ser segundo de uno de sus grandes amigos, Ander Garitano, en el fugaz paso del vasco por el banquillo del primer equipo en 2007. Desde 2016 trabaja en el Departamento de Captación del Real Madrid, buscando futuros jugadores para la cantera del club.

Mohamed Ali Amar 'Nayim', medio izquierdo

El héroe por antonomasia de París, autor del gol más importante de la historia del Real Zaragoza y uno de los más extraordinarios de la historia del fútbol. Llegó al club aragonés en julio de 1993 desde el Tottenham Hotspur, donde jugó cinco años y se hizo leyenda. Pero se había formado en La Masía del FC Barcelona, que lo captó con 14 años en su Ceuta natal. Aunque desde muy joven se entrenaba con el primer equipo y fue una promesa llamativa de su generación, sólo pisó el primer equipo de manera fugaz en 1986: debutó en un partido de Copa contra el Real Madrid y jugó sólo siete encuentros. Tras su fructífero paso por la liga inglesa de aquellos años —fue el primer español en jugar una competición que ni siquiera se llamaba todavía Premier League— regresó a España para intentar triunfar en el fútbol español, su espina clavada. Y lo hizo en el Real Zaragoza, ganando la Copa y la Recopa y dejando la huella de su calidad futbolística y su generosidad personal en la forma de un mito perdurable. Pese a eso, se marchó en 1997 a terminar su carrera en el CD Logroñés. Regresó al Zaragoza de la mano de quien fuera su compañero en La Romareda, José Aurelio Gay, para dirigir al equipo aragonés entre 2008 y 2010, como segundo entrenador. En todos estos años se ha dedicado en algún momento a la representación de futbolistas y a la organización de eventos deportivos. Trabajó mucho tiempo como asesor del Instituto Ceutí de Deportes, dirigió la Escuela de Fútbol de la ciudad autónoma y el Campus de Tecnificación que llevaba su nombre. Adquirió parte de la propiedad de la AD Ceuta, en el que ha hecho de todo. Si figura aún es muy reconocida en el fútbol inglés y ha comentado partidos en los canales de LaLiga en ese idioma, además de tener presencia en Sky Sports, DAZN y en BeIn Sports en países de habla inglesa. Ha residido durante años entre Ceuta y Zaragoza. Su gol al Arsenal le ha dado nombre a una calle en Trasmoz y a un parque en Alagón, ambas localidades zaragozanas. Y en la capital existe la calle Mohamed Alí Amar 'Nayim' en el barrio de San José.

Gustavo Poyet, medio ofensivo

Una de las claves de bóveda de aquel Zaragoza, su fútbol protagonizó una transformación fascinante desde que llegó en la temporada 1990/91. Lo hizo junto a su compatriota Edison Suárez, como delantero centro fichado desde el Bella Vista, club que hizo de puente camino de Zaragoza, tras haber jugado en el Grenoble francés. El uruguayo tuvo problemas iniciales para adecuar sus características en aquella primera campaña, muy compleja para un Zaragoza que salvó el descenso en la eliminatoria de promoción. Pero luego, con Víctor Fernández encontró su posición exacta como falso cuarto centrocampista: Poyet abandonaba el costado para liberar la banda a las acometidas de Belsué, mientras él patrullaba el carril central y asaltaba el área como llegador y rematador consumado. Así alcanzó a meter 80 goles, muchos de ellos a partir de su formidable juego aéreo, hasta convertirse en un ídolo perdurable del zaragocismo. Salió en 1997 del club rumbo al Chelsea y en Inglaterra confirmó su estatura. Primero como jugador, marcando más de 50 goles en cuatro años y levantando otra Recopa, una FA Cup, la Supercopa europea y la inglesa. Se retiró jugando tres campañas en el Tottenham y después ha cumplido una prolífica carrera como entrenador en Inglaterra (Tottenham, Brighton, Sunderland), en el Betis, el SH Senshua chino, Girondins, Universidad Católica de Chile, dos años en la selección de Grecia y, ahora, en el Jeonbuk Hyundai coreano.

Miguel Pardeza, delantero

 Miembro de la legendaria Quinta del Buitre del Real Madrid, llegó al club blanco desde La Palma del Condado, su pueblo en Huelva, con sólo 14 años. En la pensión en la que entonces vivían los jóvenes madridistas coincidió, con unos años de distancia, con Solana y Aragón, años después compañeros en el Zaragoza campeón. Debutó en 1984 con el primer equipo del Real Madrid, pero su coincidencia temporal con dos gigantes como Butragueño y Hugo Sánchez lo empujó a buscar un destino alternativo. Fue Zaragoza, equipo entonces de gusto por el juego y el espectáculo, a las órdenes de Leo Beenhakker. Con el Zaragoza jugó cedido un año, ganó la Copa de 1986, y regresó al Bernabéu, antes de marcharse de manera definitiva traspasado en 1987 a La Romareda. Allí permaneció una década, ganó otra Copa, levantó el trofeo de la Recopa como capitán… con la caja de la medalla conmemorativa mordida entre los dientes, porque no sabía dónde ponérsela para la celebración. En 1997 fichó por el Puebla de México y allí estuvo dos temporadas, antes de retirarse. En 2002, tras el descenso a Segunda, se convirtió en director deportivo del club aragonés y en ese puesto siguió hasta 2008, cuando un nuevo descenso lo llevó a dimitir. Entre 2009 y 2014 se integró en el mismo puesto en el Real Madrid, junto a Jorge Valdano. Licenciado en Filología Hispánica en Zaragoza durante sus años de jugador, también cursó hasta cuarto de Derecho e hizo una tesis doctoral sobre el periodista César González Ruano, que no leyó pero convirtió en un volumen antológico del articulista. La literatura y la escritura siempre lo acompañaron. Publicó en El País, El Mundo, ABC o Diario 16, sobre fútbol; en la revista literaria El Bosque y en suplementos de libros de Heraldo de Aragón. Colaboró con emisoras de radio como Onda Cero durante años. Retirado ahora en Islantilla, en su Huelva natal, tras vivir durante años en Zaragoza y Madrid, en los últimos años ha publicado novelas de traza autobiográfica como Torneo, Angelopolis y Teoría General del abandono, la más reciente. Un campo, el literario, en el que prepara varios proyectos.

Paquete Higuera, delantero

Uno de los epítomes del modelo de jugador del Zaragoza de aquellos años: futbolista de culto, nacido en Extremadura pero crecido en Palma y en el Mallorca desde edad alevín, hasta su debut con el primer equipo con sólo 17 años. Lo fichó el Zaragoza en 1988 y conformó junto a Pardeza una delantera intemporal: 236 partidos juntos, la mayoría en La Romareda pero también en la selección sub18 de España y en el Puebla, donde acabaron juntos su carrera. Delantero de recursos inagotables, dominador de suertes muy diversas con la pelota y sin ella, Higuera fue un favorito de La Romareda durante sus años en el club y se consagró con el penalti decisivo para el título de Copa de 1994 contra el Celta. Por supuesto, con la Recopa. Y, tanto o más que por esos títulos, por una colección maravillosa de goles de todas las facturas, algunos parientes cercanos de la genialidad pura. Tras regresar de México, jugó en el Xerez y se retiró allí en 2000. Después ejercería como director deportivo y entrenador ocasional en el club andaluz. Ahora vive entre Mallorca y Jerez, donde residen sus hijas, administra diversas inversiones y gestiona el Joventut Mallorca, un equipo de cantera de la isla.

Juan Eduardo Esnáider, delantero centro

Otro producto del tradicional flujo de jugadores que en aquellos años iban y venían del Real Madrid al Real Zaragoza (sólo en el equipo de la Recopa había cinco). Uno de los delanteros más queridos de la historia del Zaragoza, pese a que apenas permaneció dos años y medio en el club. Futbolista precoz, nacido en Mar del Plata (Argentina) a los 17 años debutó en Ferrocarril Oeste y atrajo la atención del Real Madrid, que lo compró pese a haber jugado apenas un puñado de encuentros en la máxima categoría argentina y el Sudamericano sub20. Tras debutar en el Bernabéu, lo rebajaron al Castilla hasta que le llegó la oportunidad en la parte final de la campaña 1992/93. Ahí ganaría su primer título de Copa, precisamente contra el Zaragoza, equipo al que salió cedido el año siguiente. Un dato curioso y revelador de su carácter como futbolista: se perdió tanto la final de Copa de 1994 como la de 2001 (había regresado al Zaragoza tras pasar de nuevo por Real Madrid, Atlético y Juventus). Esnáider se resarció el 10 de mayo de 1995 marcando el primer gol de la final, una volea portentosa de zurda desde el balcón del área que lo convirtió en Gardel, gracias a la narración legendaria de Gaspar Rosety en Antena 3 Radio. Jugó, además de Madrid y Zaragoza, en Atlético, Espanyol, Juventus, Oporto, River Plate, Ajaccio, Murcia y Newell's, donde se retiró en 2005. Ha fundado proyectos de formación de futbolistas en su Mar del Plata natal, con Cadetes de San Martín (allí empezó él a jugar al fútbol) y Atlético Mar del Plata. Además, arrancó como segundo de Michel en el Getafe en 2009, volvió al Zaragoza como coordinador de la cantera entre 2011 y 2013, y dirigió al Real Zaragoza B. Después, a Córdoba, Getafe, JEF United Chiba y Reno Yamaguchi en Japón, además de un breve paso este año por el PSBS Biak en Indonesia.

Juanmi García Inglés, portero

Nacido en Cartagena, pero también fichado por el Zaragoza en 1993 desde el Real Madrid, con el que no llegó a debutar. Tuvo el infortunio de perderse la final de la Recopa en París, después de ser titular la mayor parte de la temporada, por una lesión que se produjo unos pocos días antes. Una fatalidad que se repitió hasta tres veces en sus años de zaragocista: tampoco había podido jugar la final de Copa del año anterior en el Calderón, que tuvo como protagonista en la tanda de penaltis a Andoni Cedrún; ni lo haría en la de 2001 en La Cartuja, también contra el Celta, por una apendicitis que llevaría a la titularidad a César Láinez. Jugó un partido como internacional con España precisamente en su ciudad, Cartagena, el 26 de enero de 2000. Tras salir del Zaragoza, continuó su carrera en el Deportivo una temporada y tres en el Murcia, antes de retirarse en 2008 en el Nàstic. Después ejerció como entrenador de porteros en el Cartagena cuatro años, primero junto a Paco Jémez de técnico, en el ascenso a Segunda; y más tarde con Juan Ignacio Martínez, cuando el equipo rozó el playoff de ascenso a Primera. Fue director deportivo y presidente de un club de formación de futbolistas de base que, tras fusionarse con el propio Efesé, pasó a integrar las categorías inferiores del club cartagenero. Ha hecho incursiones en la representación de jóvenes futbolistas, salidos la mayoría de aquel proyecto mencionado, y es responsable de la gestión de unas instalaciones deportivas en Cartagena.

Ángel de Juana 'Geli', centrocampista

 Uno de los dos relevos usados por Víctor Fernández en la final, el cántabro llegó desde el Racing y estuvo una sola temporada en el Zaragoza. Le dio tiempo a participar en todos los partidos de aquella Recopa salvo la ida de la semifinal con el Chelsea. Entró en la prórroga en París en el famoso cambio por García Sanjuán, en previsión de una tanda de penaltis que nunca llegó. Dedicado en su tierra a negocios de restauración y hostelería, su hijo Hugo lo devolvió hace poco tiempo a la actualidad en Cantabria y Zaragoza al debutar como novillero y entrar a formarse en la Escuela Taurina de Badajoz.

Jesús García Sanjuán, centrocampista

El primer recambio de aquel equipo durante años y comodín para jugar en diversas posiciones. Formado en la cantera del Zaragoza, vivió todo aquel periodo con poco más de 20 años, en un papel de secundario de lujo para una alineación de estrellas. Participó en seis de los nueve encuentros de aquel torneo, fue titular en tres de ellos (Tatran y los dos contra el Feyenoord) y protagonizó uno de los episodios más recordados en la final: entró como sustituto de Higuera en el minuto 68, pero Víctor lo retiró en la prórroga por Geli, pensando en los penaltis. Salió cedido un tiempo al Wolverhampton Wanderers antes de dejar el Zaragoza en 1998. Jugó en el Villarreal, Córdoba y en Escocia (Airdrie y Kilmarnock), donde acabó su carrera en 2003. Reside en Zaragoza pero pasa medio año en el país británico con Golf Escocia: su empresa de viajes para jugar al golf en aquel país y otros campos principales del mundo.

Óscar Luis Celada, medio centro

El asturiano llegó desde el Sporting y jugó entre 1994 y 1997 en el Zaragoza. Después pasó por la UD Las Palmas y el Universidad de Las Palmas. Doctor en Medicina, se integró en los servicios médicos del Real Zaragoza junto a Jesús Villanueva, al que sucedió; y desde hace años ejerce ese mismo puesto en el Atlético de Madrid y la selección absoluta de España.

Cafú, lateral derecho

Un mito mayor del fútbol brasileño, llegó al Zaragoza en enero de 1995 tras ganar la Copa del Mundo en EEUU con la Canarinha. En parte como puente para acabar fichando primero por el Palmeiras y luego por la Roma; y también con el fin de incrementar la competencia por los puestos de extranjero con Cáceres, Poyet y Esnáider. Jugó 17 partidos de Liga y la vuelta de la semifinal con el Chelsea, pero el titular indiscutible siempre fue Belsué. Además de aquella Recopa, Cafú levantó dos títulos mundiales, dos Copas de América y una Confederaciones con Brasil; una Champions, dos Supercopas de Europa y un Mundial de Clubes con el Milan. Dos scudetti con Milan y Roma, dos Supercopas de Italia con los mismos clubes; un título brasileño, dos Libertadores, dos Intercontinentales y una Recopa Sudamericana con el Sao Paulo. Montó la Fundação Cafu, que combate la pobreza en niños brasileños, y en algún momento en los últimos años ha asomado a los medios de comunicación por su delicada situación económica.

José Francisco Belman, portero

Tercer meta del equipo durante aquellos años, el malagueño Pepe Belman llegó al filial del Zaragoza en 1993 y se quedó cuatro temporadas. Después estuvo en Valladolid, Hércules, Gillingham y Nacional de Portugal. Allí conoció a Pedro Caixinha, el entrenador portugués que, desde entonces, lo ha llevado siempre en su equipo técnico como preparador de porteros: juntos han dirigido en Nacional, Santos Laguna, Rangers, Cruz Azul, Al-Shabab, Talleres de Córdoba, Bragantino y el Santos brasileño, el club de Neymar Jr. Su hijo, Javi Belman, es también portero. Se formó en el Getafe y el Real Madrid y hoy defiende la portería del Ibiza.

Darío Franco, medio centro

Otro ídolo de culto en el Zaragoza de aquellos años, el bravo argentino fichó desde Newell's en 1991 y se despidió tras la Recopa para hacer una estupenda carrera en México (en Atlas y Morelia). Fijo en el medio campo esos años hasta su grave lesión de tibia y peroné en la Copa América de 1993, en una entrada del boliviano Sandy. Participó 70 minutos en la primera eliminatoria de aquella Recopa contra el Gloria Bistrita rumano. Tras retirarse del fútbol, arrancó su trayectoria como técnico en Argentina (ahora mismo Arsenal, antes Quilmes y Almirante Brown), así como en Deportivo Binacional (Perú), Gimnasia Jujuy, CD Olmedo (Ecuador), Aldosivi, Defensa y Justicia, Atlas, Tecos y Monarcas Morelia (México).

José Luis Rodríguez Loreto, delantero

Sevillano formado en el Betis, llegó al Zaragoza desde el Córdoba y participó media hora y la vuelta completa contra el Tatran Presov en octavos, además de siete minutos en la semifinal en Stamford Bridge con el Chelsea. En el grupo se le conocía como el Puma, por el cantante venezolano, con quien comparte nombre y primer apellido. Para la anécdota: fue quien intentó abrazar a Esnáider tras el primer gol del argentino en la final y a quien iba dirigido aquel gesto emblemático del goleador para que lo dejaran festejarlo solo unos segundos con la grada en el Parque de los Príncipes. Loreto aún vive en Zaragoza, donde dirige al CD Cuarte de Tercera Federación. También pasó por Pulpileño, Real Murcia, Brea, Ejea y Ebro. Además, se reunió con Víctor Fernández como segundo técnico del Real Zaragoza en el final de la campaña 2018/19 y la 2019/20, en la que el Zaragoza rozó el ascenso.

Íñigo Lizarralde, medio derecho

Bilbaíno formado en la cantera de Lezama, estuvo en el Real Zaragoza entre 1990 y 1995, participando en todos los éxitos de esos años. Alargó su carrera hasta 1998 en el Lleida y el Amurrio. Desde 2006 ha pertenecido a la estructura técnica del CD Baskonia y el propio Athletic Club, como entrenador asistente incluso en el Bilbao Athletic, y en los últimos años ha ejercido de analista y ojeador del club vizcaíno.

José Aurelio Gay, medio izquierdo

Otro jugador de una finura que ayuda a definir la idea de fondo y el nivel de las plantillas del Zaragoza de aquellos años. Madrileño formado en los juveniles del Real Madrid y el Castilla, era el sexto ex madridista de aquel Zaragoza. Pero su carrera profesional arrancó en el Espanyol en 1988 y desde allí pasó tres años y jugó 137 partidos en La Romareda (entre 1991 y 1996), para más tarde vestir las camisetas de Oviedo y Toledo, donde se retiró en 1999. El año de la Recopa apenas jugó, entre las lesiones y la competencia. Pero se marchó siendo un futbolista apreciadísimo, con toda justicia, en un estadio al que volvió en 2009: primero como entrenador del Zaragoza B y, después, en el banquillo del primer equipo junto a Nayim, tras la destitución de Marcelino García Toral. En estos años, Aurelio Gay también ha dirigido al Toledo, Real Madrid C, Sanse, Pontevedra, Jaén, Lorca Deportiva, Fuenlabrada, Racing y Espanyol B en España, además de vivir dos experiencias en Guabirá y Vaca Diez, en Bolivia.

Sergi López, defensa central

Hermano de Gerard y de Juli, el mayor de una saga de futbolistas de calidad distintiva en sus años de formación en La Masía. Llegó a debutar en el FC Barcelona en noviembre del 88 y jugó una veintena de partidos antes de pasar cedido por el Mallorca y llegar a préstamo al Zaragoza, que se lo acabaría quedando en propiedad. Jugó poco en esos años y nada en la Recopa, entre lesiones y suplencias. Pero para todos sus compañeros, Sergi aún representa el alma de la Recopa y el espíritu de aquel grupo de amigos de verdad: "Hasta nuestras mujeres eran amigas", suelen contar todos. Sergi fue un caso extraordinario de futbolista que al mismo tiempo se sentía, sobre todo, un hincha: cuando no estaba convocado, veía los partidos en el fondo norte de La Romareda, mezclado con los aficionados más animosos. No entró en la convocatoria de la final... pero fue quien más la celebró. Y quien más se ocupó de que todo el equipo y toda una ciudad la celebrara. Al final del encuentro reapareció en el vestuario con un megáfono que nadie sabe bien de dónde sacó. La larga madrugada del 11 de mayo del 95 se la pasó cantando canciones de la grada tras el partido, en la fiesta por París, en los pasillos del hotel, en la terminal del aeropuerto a la mañana siguiente, en el avión, en el autobús sin techo por la ciudad, en la balconada frente a las 100.000 personas que abarrotaron la Plaza del Pilar. Fue Sergi quien modeló todas las emociones de aquel festejo y convirtió a Zaragoza en un océano de bufandas blancas y azules: con esas mismas palabras se lo pidió a la afición, micrófono en mano. Después de retirarse en el Gavà se mudó a Buenos Aires y allí vivió un tiempo, a menudo mezclado entre los hinchas en las tribunas. Sergi falleció el 4 de noviembre de 2006, a los 39 años, arrollado por un tren en Granollers.