Los 10 mejores jugadores de la historia del Real Zaragoza

El Real Zaragoza se fundó el 18 de marzo de 1932 como producto de la fusión de los clubes más importantes de la capital aragonesa: el Iberia y el Zaragoza CD. La idea era construir un nuevo equipo hegemónico, por lo que se optó por romper con el pasado y crear una nueva identidad desde cero. Por ello utilizaron los colores azul y blanco de la Federación Aragonesa de Fútbol, que rompían con el amarillo y negro del Iberia o el rojo del Zaragoza. También, debido a ese propósito aglutinador, le pusieron el nombre de la ciudad, recuperando el apelativo Real en recuerdo a la Real Sociedad Atlética Stadium, otro de los clubes zaragozanos que fueron absorbidos durante el proceso.

El experimento fue un éxito y el nuevo Real Zaragoza arraigó rápido entre la afición. Hasta el punto der ser, por derecho propio, uno de los clubes históricos del fútbol español. Así lo acredita su palmarés: 6 Copas del Rey, 1 Supercopa de España, 1 Copa de Ferias y 1 Recopa de Europa. También muchos de los jugadores que han pasado por sus filas durante este tiempo.

Para determinar los 10 mejores jugadores de la historia del Real Zaragoza vamos a utilizar únicamente los méritos logrados con la camiseta blanquilla e impacto en el club, y no su nivel de juego a lo largo de su carrera o su estatus dentro del mundo del balompié. Es por ello que campeones del Mundo como Jorge Valdano, Cafú, Andreas Brehme, Gerard Piqué o David Villa no forman parte de la lista, pese a ser considerados en algunos casos algunos de los mejores jugadores de la historia. Sin embargo, su tiempo en La Romareda o fue corto, o no supuso una etapa destacada de sus trayectorias. Estos son los 10 mejores jugadores de la historia del Real Zaragoza.

El primer gran Real Zaragoza de la historia fue conocido con el sobrenombre de Los Magníficos, debido a una delantera que, todavía hoy, se recita de carrerilla en la capital aragonesa: Canario, Santos, Marcelino Villa y Lapetra. Siempre en ese orden, pues era así como se ordenaban en el terreno de juego de derecha a izquierda. Aunque se nombre el último, Carlos Lapetra ha pasado a la historia como el gran icono de aquella época dorada. Sobre todo porque era el único aragonés de los cinco (nació en Zaragoza de manera circunstancial, aunque siempre se le consideró oscense). También, claro, por su gran calidad en el terreno de juego.

Aunque llevaba el 11 a la espalda, Lapetra era más un interior que un extremo. De él siempre se ha destacado su comprensión del juego y su habilidad para hacer llegar el balón allí donde lo requería la jugada. Un fútbol de tiralíneas que marcó la diferencia en su época. Curiosamente, sobre él siempre sobrevoló la idea de que el fútbol no le interesaba mucho más allá de ser un trabajo muy bien remunerado. Al fin y al cabo se trataba de un futbolista culto en un tiempo en el que la mayoría de jugadores no eran universitarios. Eso sí, cuando se calzaba las botas, rápidamente quedaba patente de que era el mejor.

Lapetra fue la gran estrella y referente de un equipo de leyenda. Los Magníficos disputaron cuatro finales de la Copa, entonces del Generalísimo, consecutivas, ganando dos de ellas: 1964 y 1966. Además también disputaron dos finales de la Copa de Ferias, precedente de la actual Europa League. Ganaron una, en 1964 al Valencia en la final, y perdieron otra, en 1966 ante el Barcelona. En el palmarés individual de Lapetra queda, además, el ser parte de la Selección que ganó la Eurocopa de 1964. En la actualidad, el partido de presentación que cada temporada juega el Real Zaragoza lleva el nombre de Memorial Carlos Lapetra en su honor.

Más allá de Lapetra, distinguir a otro de los Cinco Magníficos puede ser problemático. Sin embargo, Marcelino Martínez, el 9 de aquel equipo, posee un lugar destacado por ser el máximo goleador histórico del Real Zaragoza, con un total de 116 goles marcados en partido oficial. Nacido en La Coruña, llegó a la capital aragonesa en 1959 procedente del Racing de Ferrol. Rápidamente cuajó con aquella generación única de futbolistas, gracias sobre todo a sus características atípicas para la época.

Marcelino era el delantero centro del equipo, pero no era un 9 arquetípico. Se trataba de un jugador adelantado a su tiempo, que no solo se limitaba a rematar sino que ayudaba en la construcción del juego. "Yo no era un delantero centro al uso, jugaba por las bandas, bajaba al centro del campo, me gustaba jugar. Marcaba goles, soy el máximo goleador de la historia del Zaragoza, pero hacía más cosas. Antes de jugar de nueve fui extremo, interior… Yo daba casi más goles de los que marcaba. Era un creador, además de un rematador. Yo no me quedaba en el punto de penalti. Remataba viniendo desde atrás", contó a Enrique Ortego en una entrevista a As.

Evidentemente, Marcelino acumuló con el Real Zaragoza todos los trofeos de la era de los Magníficos; dos Copas y una Copa de Ferias. Además, fuera del ámbito blanquillo, es uno de los pocos jugadores que dan nombre a un gol. El gol de Marcelino ha pasado así a la posteridad debido a su importancia histórica. El delantero ariete fue el autor del tanto que dio a España la Euro 1964, el primer gran título internacional de la Selección. En total, Marcelino fue internacional con España en 14 ocasiones, en las que marcó cuatro tantos.

A José Luis Violeta se le conoció como el León de Torrero, lo que da una idea de su identificación tanto con el club como con la ciudad. León, evidentemente, en referencia al escudo del Real Zaragoza, al que siempre representó como nadie sobre el terreno de juego. Torrero por su barrio de nacimiento. Un enclave muy importante en la historia del fútbol zaragozano, además, pues allí estuvo situado el antiguo campo del Iberia y, también, el primero del Real Zaragoza antes de mudarse a La Romareda. En esencia, José Luis Violeta fue el Real Zaragoza.

Así lo demuestra también su compromiso con el club. Violeta defendió la camiseta blanquilla durante 14 temporadas. De hecho, es el futbolista con más partidos disputados con el Real Zaragoza, con 473 (empatado con Xavi Aguado). Centrocampista de raza, fue un futbolista de gran corazón y fortaleza física. De hecho iba para ciclista, antes de que el balón se cruzase en su camino. No obstante, también estaba dotado de una gran técnica para los estándares de la época, lo que le permitía salir en conducción si era necesario.

Violeta encabalgó dos de las épocas más destacadas en la historia del Real Zaragoza: los Magníficos y los Zaraguayos. Así, a todos los hitos colectivos conseguidos por Lapetra o Marcelino, es decir dos Copas (1964 y 1966) y una Copa de Ferias (1964) le ha de sumar el subcampeonato de Liga de 1975, además de disputar otra final de Copa en 1976, siendo uno de los equipos punteros del fútbol español. Entre medias, el Real Zaragoza llegó a descender en la temporada 1970/71. Violeta, siempre fiel al escudo del león, decidió quedarse, aunque tenía nivel para haber jugado en Primera División. En total, Violeta fue internacional en 14 ocasiones, marcando un gol.

La década de los 70 en el Real Zaragoza está marcada por los Zaraguayos, llamados así por el importante desembarco de futbolistas de origen paraguayo a La Romareda. Un destacamento que comenzó con la llegada de Felipe Ocampos (130 partidos y 32 goles) en 1969 y al que acompañaron otros futbolistas destacados como Adolfo Soto (62 partidos y 10 goles) o el Lobo Diarte (87 partidos y 40 goles). Sin embargo, de todos ellos, el que más huella dejó Saturnino Arrúa.

En total, Nino Arrúa disputó un total de cinco temporadas como zaragocista, traducidas en 178 partidos oficiales y 78 goles (el segundo extranjero con más tantos anotados en la historia del Real Zaragoza). Todo ello actuando como volante ofensivo, portando el icónico dorsal número 10 a la espalda. Aunque los Zaraguayos no consiguieron ningún título, son uno de los equipos más recordados en la historia del club blanquillo. Lograron un subcampeonato de Liga (1974/75) y también alcanzaron la final en la Copa del Generalísimo de 1976, en la que fueron derrotados por el Atlético de Madrid (1-0). La del Real Zaragoza fue la única camiseta que defendió Arrúa en el fútbol europeo, lo que eleva su estatus de jugador de culto. Además, en 1974 fue elegido el mejor extranjero de LaLiga, lo que cimentó su condición de estrella global.

Juan Señor es el segundo futbolista de esta lista que tiene un gol a su nombre. El gol de Señor forma parte de la cultura popular española, al ser la culminación de uno de los grandes hitos de la Selección previos a su etapa dorada: el 12-1 a Malta. Sin embargo, más allá de aquel momento de genialidad puntual, el madrileño fue, el gran baluarte del Real Zaragoza en la década de los 80. En total disputó 304 partidos con la camiseta blanquilla, que hubiesen sido muchos más si en 1990 no se hubiese retirado de manera prematura a causa de una anomalía cardiaca.

Formado en la cantera del Real Madrid y con un breve paso por el Deportivo Alavés, Señor llegó a la capital aragonesa en 1981, cuando apenas tenía 23 años. Concretamente, aterrizó en el Real Zaragoza de Leo Beenhaker, que rápidamente se convirtió en uno de los equipos más preciosistas del fútbol español. El técnico neerlandés, que llevó el fútbol total a La Romareda, le colocó como centrocampista ofensivo, en una posición que era nueva para él. Con el balón pasando sí o sí por sus botas, rápidamente se convirtió en la manija del equipo. De hecho, en la temporada 1982/83 la revista Don Balón le distinguió como el mejor jugador del año.

Con el Real Zaragoza, Juan Señor fue campeón de la Copa del Rey de 1986. Los aragoneses derrotaron al Barcelona en la final por 0-1, gol de Rubén Sosa. Señor fue el encargado de recoger el trofeo como capitán del equipo. En total, el madrileño marcó 61 tantos con el escudo del león en el pecho. Además fue internacional en 41 ocasiones, consiguiendo seis goles con la Selección.

Alberto Belsué fue el representante aragonés en el Real Zaragoza de la Recopa. Aunque nació en la capital aragonesa, no fue canterano blanquillo. Se formó en el Stadium Casablanca, donde ya conoció a Víctor Fernández, antes de dar el salto al Endesa Andorra, con el que jugó en Segunda B. Fue allí donde le reclutó el conjunto zaragocista.

Progresivamente se fue convirtiendo en el dueño y señor de la banda derecha. Hasta el punto que, en la temporada 1994/95, dejó en el banquillo a Cafú, ya campeón del Mundo y consagrado como uno de los mejores carrileros del planeta. Sin embargo, aquellos fueron los años dorados del zaragozano. Aunque algo bajito para ser un defensa, siempre fue rocoso en el uno contra uno y muy atrevido en ataque. Características que le convirtieron en una pieza indispensable en el equipo que ganó la Copa del Rey de 1994 y la Recopa de 1995.

Su impacto fue tal que, incluso, Javier Clemente le convocó para disputar la Euro 96 con la Selección española. En total jugó dos partidos, incluidos los cuartos de final contra Inglaterra, el equipo anfitrión. De hecho el aragonés fue uno de los encargados de lanzar uno de los penaltis de la tanda, marcándolo, aunque no pudo evitar que el combinado nacional quedase eliminado. En total, Belsué jugó 345 partidos con la camiseta del Real Zaragoza y 17 con la de la Selección.

Xavi Aguado llegó al Real Zaragoza de casualidad. Fue destinado a la capital aragonesa no por motivos deportivos, sino para realizar el servicio militar obligatorio. La mili le llegó justo cuando comenzaba a despuntar como futbolista del Sabadell, por lo que al llegar a su destino un cargo del Ejército se las apañó para que pudiese jugar en el equipo local. Lo que entonces no sabía es que se iba a convertir en una auténtica leyenda del mismo, hasta el punto de no vestir otra camiseta nunca más.

En total, Aguado disputó 473 partidos oficiales con el Real Zaragoza. Casualmente el mismo número que Violeta, lo que le ofrece de un cierto lirismo a la cifra. Llegó además en un momento clave en la historia del club aragonés, que pasó de jugar la promoción de descenso a Segunda División en 1991 contra el Murcia a protagonizar la etapa más exitosa de toda su historia. Todo ello con Aguado en el eje de la zaga y portando en brazalete de capitán.

Así, Xavi Aguado ganó con el Real Zaragoza dos Copas del Rey (1994, 2001) y una Recopa de Europa en 1995. Este último, sin duda alguna, el título más mítico de todos los que adornan las vitrinas del club zaragocista, conseguido en el último minuto de la prórroga gracias a un gol de Nayim desde el centro del campo. Defensa expeditivo, el catalán tuvo durante muchos años el dudoso honor de ser el futbolista más expulsado en la historia de la Primera División, con un total de 18 tarjetas rojas (ex aequo con otro exzaragocista, Pablo Alfaro) Un récord que finalmente les fue arrebatado por Sergio Ramos, quien acumuló 21 rojas en total.

Gustavo Poyet llegó al Real Zaragoza en 1990 de la mano de Ildo Maneiro, técnico uruguayo que apenas duró unos meses en el cargo. El equipo nunca funcionó, aunque dejó para la posteridad el fichaje de uno de los futbolistas más importantes en la historia del club. Aquel año fue especialmente importante en el devenir del Real Zaragoza, pues al preparador charrúa le sustituyó en el banquillo un jovencísimo Víctor Fernández. El equipo jugó la promoción de descenso frente al Murcia, que logró esquivar. Sin embargo, si se repasa aquella plantilla se pueden encontrar a varios de los artífices que, pocos años después, jugaron y perdieron una final de Copa en 1993, jugaron y ganaron una final de Copa en 1994 y, sobre todo, ganaron la Recopa.

Entre ellos, claro, Gustavo Poyet. Seguramente, el favorito de la grada durante aquellos días de vino y rosas. Aquel cuyo nombre se coreaba "Gus, Gus, Gustavo" en las gradas de La Romareda. Con 294 encuentros disputados, el de Montevideo es el extranjero que más partidos ha jugado con la camiseta del Real Zaragoza. Marcó un total de 80 goles, lo que le convierten, también, en el jugador extranjero con más dianas vistiendo la zamarra blanquilla.

Todo ello pese a que, sobre el papel, era centrocampista. Jugador de raza, era un gran llegador de segunda línea. También un formidable rematador de cabeza. Dos circunstancias que, en un equipo tremendamente ofensivo como lo era aquel Real Zaragoza de Víctor Fernández, le hicieron encajar como un guante. Poyet pasó siete temporadas a orillas del Ebro, antes de probar suerte en una Premier League que comenzaba a abrirse al exterior. Jugó siete cursos más en Tottenham y Chelsea para, después, comenzar su carrera como entrenador.

El héroe de casa, el capitán del equipo, el favorito de la grada, el que obró el milagro (Nayim)... de todos los miembros de la Quinta de París, los que están en esta lista y los que no, Juan Eduardo Esnáider era la gran estrella del equipo que conquistó la célebre Recopa. Estrella en todos los sentidos de la palabra. Delantero centro de fuerte carácter, durante su paso por el Real Zaragoza se caracterizó tanto por su facilidad para perforar redes como por su personalidad arrebatadora. Algo que le granjeó algún conflicto con un sector de la afición, pero que a su vez le convirtió en un jugador único.

Gardel, cómo se le apodó en honor a su célebre compatriota, llegó al Real Zaragoza en la temporada 1993/94 cedido por el Real Madrid. Sin oportunidades en el club blanco eligió la capital aragonesa como lugar para relanzar su carrera. En su primera temporada a orillas del Ebro ganó la Copa del Rey, lo que hizo que el conjunto zaragocista le fichase en propiedad. En la segunda consiguió la Recopa, torneo en el que marcó 8 goles en 9 partidos. Después de tocar el cielo de la capital francesa fue revendido al Real Madrid, que según las crónicas de la época pagó el doble de lo que había recibido el año anterior por él.

Esnáider regresó al Real Zaragoza en el año 2000, después de haber pasado por clubes de perfil alto como Real Madrid, Atlético y Juventus. En ninguno de ellos replicó el alto rendimiento conseguido en la capital maña. Aquel curso los zaragocistas se encontraban amenazados por el descenso. Esnáider llegó en diciembre, cedido por la Juve, y marcó 11 goles en 17 partidos de Liga. Una aportación imprescindible para que los aragoneses continuasen en la máxima competición. No solo eso, además el Real Zaragoza se proclamó campeón de Copa del Rey tras vencer en la final al Celta de Vigo por 3-1.

El ariete, no obstante, no participó en la final. Había sido expulsado en la última jornada de Liga. Una roja que muchos entendieron premeditada, pues entonces sabía que no iba a continuar. Aquel hecho le llevó a protagonizar un encontronazo sonado con algunos ultras, dejando algunas imágenes que, eso sí, no borran ni invalidan su legado. En total, Esnáider jugó 105 partidos con el Real Zaragoza, en los que marcó 53 goles. Su palmarés con la camiseta blanquilla incluye una Recopa de Europa y dos Copas del Rey.

Gaby Milito llegó al Real Zaragoza de manera rocambolesca. Después de destacar en Argentina como capitán de Independiente, con el que fue campeón de liga en 2002, llamó la atención del Real Madrid. Sin embargo, los blancos descartaron su fichaje por una supuesta lesión de rodilla. Fue entonces cuando apareció el conjunto zaragocista, que durante aquellos años se caracterizaba por su conocimiento del mercado argentino y había seguido la operación de cerca.

Conocido como el Mariscal, Gaby Milito disputó un total de cuatro temporadas en La Romareda. Todas ellas a un grandísimo nivel. A pesar de sus teóricos problemas físicos no bajó de 34 partidos en Liga, a los que sumar los de Copa del Rey y competición europea. De hecho, fue titular en la final de Copa de 2004, en la que el Real Zaragoza derrotó al Real Madrid de los Galácticos por 2-3 y que, para muchos, supuso el inicio del fin de la primera etapa de Florentino Pérez al frente del club blanco. Además, también se proclamó campeón de la Supercopa de España 2004, en la que los aragoneses derrotaron al Valencia.

Debido a su gran rendimiento, el Barcelona terminó fichándole en 2007 por 20,5 millones de euros. Con los catalanes ganaría dos Champions League, aunque con un rol menor debido, ahí ya sí, a problemas físicos recurrentes. Aún así siempre se le destacó como una figura fuerte dentro del vestuario, sobre todo por su ascendencia sobre su compatriota Leo Messi, con quien también jugó en la selección argentina.