OPINIÓN

Puro esperpento en el Bernabéu

Vinicius, durante el partido contra el Alavés. /EP
Vinicius, durante el partido contra el Alavés. EP

Puro esperpento. De principio a fin (con la única excepción del golazo de Mbappé). Desde que los dos entrenadores facilitaron sus onces iniciales y el equipo grande salía con todas sus estrellas y el equipo, en teoría, chico reservaba en bloque a sus presuntos titulares: ocho cambios en relación a su partido del viernes contra el Sevilla. Verlo para creerlo. Ancelotti salía a asegurar los tres puntos sin pensar en el derbi del domingo y Luis García Plaza debió pensar que los tres puntos de su próximo encuentro contra el Getafe en el Coliseum, valían más que los del Bernabéu, por aquello de que se enfrentará a un rival directo.

Puro esperpento. Cómo defendió el Alavés el primer gol del Real Madrid (minuto uno) y cómo el árbitro enseñaba una tarjeta a Valverde (minuto tres) por un gesto de rabia que el señor colegiado interpretó que era contra él, aunque el uruguayo estuviera de espaldas a su figura. Es la nueva moda: amonestar cualquier queja de las estrellas blancas que se pueda considerar despectiva hacia el juez de la contienda.

Puro esperpento. La poca voluntad de los dos equipos por demostrar de que lo que estaban interpretando era un partido de fútbol. Pasotismo puro y duro. Gili-pases en corto. Mínima intensidad. Demasiadas ganas de acabar la faena para irse donde fuera menester. Se supone que el Madrid se sintió ganador antes de tiempo y el Alavés dio por perdido el encuentro nada más recibir el tercer gol de Rodrygo. Ancelotti volvió a tardar demasiado en hacer los cambios y el Alavés fue mejorando según entraban sus teóricos suplentes que, en realidad, eran titulares.

Puro esperpento. ¿Para qué queremos el VAR? Cabe pensar que para que llame al colegiado de campo y le diga que un jugador (Endrick) ha agredido con una patada a otro (Mouriño) y merece ser expulsado. Lo que no puede ser nunca es tarjeta amarilla, que fue lo que enseñó Alejandro Muñiz Ruiz. Sí, con los dos apellidos. Como siempre se debe llamar a los árbitros. O le expulsas o no pitas nada. Su socio del despacho de Las Rozas debió salir al baño cuando ocurrió el suceso y dejó a su compañero solo ante el peligro.

Puro esperpento. Complicado entender cómo defendió el Madrid en los últimos minutos. La entrada de Vallejo coincidió con un caos que provocó dos goles de los de Vitoria en un minuto. Que fueran dos golazos de Protesoni y Kike García no evita que diera la sensación de que los defensores blancos ya se habían ido al vestuario. Y todavía tuvo Guridi el gol del empate en un remate raso y cruzado. Lo dicho: 96 minutos de puro esperpento. O lo que es lo mismo: persona, cosa o situación grotesca o estrafalaria.