REAL MADRID 3 - ALAVÉS 1

La nueva directriz del CTA provoca que una amarilla como la de Valverde en el 3' sea habitual

El uruguayo y Vinicius fueron amonestados por protestar. Los blancos enloquecieron tras ver que sus rivales no eran sancionados por faltas.

Muñiz Ruiz le saca una amarilla a Vinicius durante el partido con el Alavés./EFE
Muñiz Ruiz le saca una amarilla a Vinicius durante el partido con el Alavés. EFE
Jonás Pérez

Jonás Pérez

A los tres minutos de partido, Fede Valverde pugnó por un balón con Luka Romero y Muñiz Ruiz señaló falta del uruguayo. Lo que debía ser una infracción normal y natural en ese compás de encuentro, acabó en amarilla para el 'Pajarito'. El motivo es que tras el pitido del colegiado, se dejó llevar por la rabia e hizo un aspaviento, como golpeando al aire. Ni siquiera lo hizo cerca del colegiado, ni siquiera en dirección a él. Pero no se libró de una amonestación que, sin duda, condicionó su partido.ç

Este comportamiento arbitral de cero tolerancia a la protesta es una de las novedades de esta temporada y será cuestión de tiempo que nos acostumbremos a ello. No se perdonarán porque sea el arranque del encuentro, ni tampoco por esos matices de distancia o dirección del gesto. Todo aquel jugador que reclame al colegiado de forma efusiva y no tenga autorización para dirigirse a él (solo los capitanes pueden hacerlo) se llevará premio.

Si bien resulta sorprendente que tan pronto un futbolista se cargue con cartulina, es una manera de concienciar a los jugadores de que las protestas se acabaron. Es más, en el duelo frente al Espanyol, Jude Bellingham, Vinicius Júnior y Kylian Mbappé se marcharon a casa con una mancha amarilla en el acta por los mismos motivos. Los árbitros, por supuesto, llevarán el asunto con cautela. Munuera Montero, de hecho, advirtió al francés cuando insistía en reprocharle: "Te la estás jugando".

Quizás pueda dar la sensación de que estas amonestaciones están siendo excesivas, pero lo cierto es que desde el Comité Técnico de Árbitros consideran que es un acierto imponer estos castigos. Así lo desveló Mateu Lahoz en el Tiempo de Juego de la Cadena Cope: "Estoy preocupado porque escuché el sábado a Carlo Ancelotti decir que hay que adaptarnos a la nueva filosofía y dureza del arbitraje y contarle a él y a todos nuestros oyentes que el viernes el Comité Técnico de Árbitros se vanaglorió y felicitó a los árbitros".

Entonces, el excolegiado explicó los motivos del ánimo: "Porque en 105 partidos del fútbol profesional, las cinco jornadas disputadas en Primera y Segunda, ha habido 68 amarillas por protestas a jugadores sobre el césped, 12 amarillas a jugadores en banquillos, 2 expulsiones por doble amonestación por protestas a jugadores sobre el terreno de juego y 6 expulsiones a gente del banquillo".

La preocupación de Mateu hace alusión al descontrol que puede suponer en los partidos la carga de tarjetas a los jugadores de campo y los debates posteriores si estos hacen faltas al límite de la amonestación o inciden en la protesta. No obstante, su compañero Isaac Fouto le matizó contando que se trataba de una reunión periódica, que no se mencionó en la de Primera y sí en la de Segunda y que más que una felicitación fue simplemente reconocer que se estaba aplicando el protocolo que se había marcado con anterioridad.

Otra amarilla más a Vinicius

Ya superada la media hora, Vinicius Júnior vio la amonestación tras recibir una fuerte entrada de Mouriño a su tobillo y reclamarlo, esta vez sin gestos ostensibles. Cabe recordar que solo el portador del brazalete puede mantener esta clase de diálogos con el colegiado. Eso enfureció al Bernabéu y hasta en la televisión cuestionaban esta política.

Unos instantes después, Manu Sánchez agarró insistentemente a Vinicius para frenar un contragolpe. Ni aun así lo consiguió. Tras el envío del brasileño, nadie remató en el área y llegó en el otro costado a Rodrygo, que cayó derribado de forma contundente por el mencionado Mouriño. Ninguno de los dos vio amonestación y el Bernabéu se vino abajo. Los jugadores tampoco entendían nada.

Es un fútbol en el que probablemente sea más frecuente ver amarillas por protestar que por infracciones del juego. Son las pautas marcadas y así se explican: tarjetas en el minuto 3 ya no serán novedad.