Las razones conocidas, y sobre todo las desconocidas, del perfil bajo y serio de De la Fuente
El técnico, tocado por la tragedia de Valencia, y con las bajas y el caos en la RFEF de fondo, ha percibido también cómo algunos confundieron su cercanía colgándole el cartel de "agrandado".
La última comparecencia pública hasta ayer de Luis de la Fuente, bajo el paraguas de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), fue en Córdoba el pasado 15 de octubre. Y allí, en el Nuevo Arcángel, tras una victoria espectacular ante Serbia (3-0), la clasificación para cuartos de final de la Nations League y la afición entregada, el seleccionador atendió a los medios de comunicación efusivo. Ya había sucedido días antes, entre el partido de Murcia ante Dinamarca y la previa del segundo encuentro. Sus caras, sus gestos, su actitud y su relación con el auditorio no tuvieron nada que ver con lo mostrado hace apenas unas horas en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Hay diversos motivos. Unos se conocen y alguno más se ha ido agriando por el camino...
La desgracia de Valencia es lo que más peso ha tenido en este nuevo rictus mostrado este pasado viernes. El técnico, visiblemente afectado por el drama de las inundaciones, inició y concluyó su conferencia de prensa enviando toda la fuerza del mundo a los afectados por la DANA. El chándal negro que lució, cuando él suele vestir de calle con camisa y chaqueta, no fue una coincidencia. La Federación quiso trasladar en todo momento que su máxima preocupación es la atención a un pueblo que está sufriendo como nunca. De ahí el Gabinete de Crisis que se ha organizado esta semana en la casa para que el fútbol español empuje con todas sus fuerzas en coordinación con LaLiga, los sindicatos y todo el que quiera unir y no dividir. El técnico riojano fue preguntado en varias ocasiones por esta crisis y, aunque acababa de dar una jugosa lista de convocados, fue casi donde más se explayó.
Esa seriedad inicial pocas veces mutó. También porque la Roja está plagada de bajas y eso, inconscientemente, afecta en los ánimos. Se habla más del parte de heridos que de los rivales o la táctica a emplear. Muchas preguntas de los periodistas giraron sobre ellas. Carvajal, Le Normand, Rodrigo y ahora Cubarsí integran el parte médico. Pero es que, además, Unai Simón, Ferran y Gavi todavía no pueden echar un cable -como les gustaría- porque aún han de ponerse a tono. Y, para colmo, Morata está bajo observación. Con una jornada de por medio hasta que los 26 convocados se junten en Las Rozas el próximo martes, hay bastante contención. Lamentablemente siempre vienen más curvas. Por no decir la que a él le espera en diciembre, cuando se operará de la rodilla que lleva años martirizándole.
Pero su seriedad no sólo es por eso. Además, De la Fuente ha podido comprobar cómo lo mejor hoy es no salirse de su parcela. La Federación está inmersa en un proceso electoral que marcará el paso en los próximos cuatros años. Y el futuro del técnico, por tanto, también depende en buena medida del nuevo presidente que sustituya a Luis Rubiales desde el próximo 16 de diciembre. En una época donde hay muchos intereses en torno al poder, roces fratricidas, infidelidades pese a la relación de años de convivencia y deslealtades, ha entendido que lo mejor es hablar lo justo y únicamente fiarse de su grupo de confianza. Pronto comenzarán a volar los cuchillos -sobre todo si Pedro Rocha, inhabilitado, no consigue la cautelar- y no hay que exponerse más ni quemarse. El seleccionador, según diversas fuentes consultadas, ha comprobado en sus propias carnes cómo a más de uno no le sentó nada bien, hace mes y medio, que pidiera una revisión de su situación contractual. Y eso que viene de ganar una Nations League, una Eurocopa y de empujar lo suyo en el oro de los Juegos.
Ambiente enrarecido... lejos del vestuario
Ahí, en el pasado parón, comenzó a originarse un runrún alrededor de De la Fuente del que pocos saben, pero del que el staff técnico de la Absoluta no es ni mucho menos ajeno. Al seleccionador, en ciertos corrillos internos, de los que siempre se filtran comentarios que calan interesadamente al resto de profesionales que viajan con la Selección, no sólo le imputaron el hecho de quejarse de su contrato públicamente en un momento inadecuado. Además, por diversas circunstancias, en el primer día de concentración de octubre la Selección no abrió las puertas del entrenamiento como solía, aunque no sea una costumbre firmada por contrato o que se haya hecho siempre. Así que le cargaron con la responsabilidad. Y, además, también se le achacó la decisión de no viajar antes a Murcia y a Córdoba para abrir la sesión a los aficionados. Fue entonces cuando comenzó a correr como la pólvora el comentario "Luis está agrandado" que prendió la mecha dentro de la propia Federación.
De la Fuente, sorprendido por la insistencia para que explicara si esos rumores se ajustaban a la realidad, subió el tono en la última rueda de prensa de Córdoba. Siempre con gracejo, educación y cercanía después de una victoria. Sin embargo, varios periodistas que no estaban en el lugar de los hechos y que recibieron algún que otro mensaje echando gasolina, editaron ciertos cortes de su comparecencia para demostrar que se había venido arriba. Mientras, una amplía mayoría allí presente no veía similitud entre lo dicho y lo ocurrido. Aun así, y pese a que De la Fuente y alguno de sus ayudantes pasaron página, captaron el mensaje. En vez de recibir elogios de algunos pilares en la RFEF por el hecho de que el míster ha hecho de apagafuegos en este tiempo de entreguerras (además de seleccionador, presidente, portavoz, director deportivo, capo de la cantera, captador, psicólogo y jefe de eventos), comprobó cómo ser querido por el vestuario y por la gente, y ser reclamado por toda España para encender luces y acudir a pregones, comienza a ser un problema por envidias.
Así que, para los que mejor y más tiempo le conocen, la receta para De la Fuente de cara a todo lo que viene es trabajar, intentar mantener el excelente nivel de resultados y ser campechano, como siempre, sin que nadie se confunda. Ayer llamó menos que de costumbre a los plumillas por su nombre, no se quedó al final de su comparecencia para hacer corrillos, sonrió poco, dejó las bromas y metáforas para otro momento y se preocupó de que su comunicación verbal, su tono de voz y su mensaje siempre estuvieran medidos. Como su entorno siempre dice, está -más que nunca- centrado en lo suyo. Si alguien quiere resaltar que ha sido el primero en proponer que había que volcarse con Valencia y en abrir la puerta el martes en el primer entrenamiento de Madrid y en el de Tenerife (17 de noviembre), adelante. Y quien no, pues que siga con la retahíla de que "está agrandado". Esta vez tampoco les faltaría razón con el Balón de Oro a Rodrigo que tanto ha celebrado, con la confianza depositada en Paredes, Casadó y Omorodion y con el regreso de los lesionados Nico, Olmo, Yeremy y Ayoze.