Monumental cabreo de Luis Enrique en el vestuario
Evitar a Croacia y Brasil no es un consuelo para él, porque no quería saber nada de "cuentas de la lechera".

El resultado final del grupo de España, con La Roja esquivando la parte más feroz del cuadro, dejó satisfechos a muchos… pero no a Luis Enrique. El seleccionador acabó con un enfado monumental, algo que los jugadores pudieron comprobar nada más terminar el partido en el túnel de vestuarios. Ni rastro de alegría por esquivar el lado duro del cuadro, sino más bien un Luis Enrique muy caliente por haber tenido que depender de Alemania para sellar una clasificación que tenían en la mano. El exceso de relajación con el que salieron los futbolistas al césped en la segunda mitad, dando la clasificación por hecha, molestó muchísimo al asturiano, que había advertido una y otra vez del peligro de jugar con la calculadora en la cabeza. "No podemos hacer las cuentas de la lechera", había comentado en las horas previas al partido.
De hecho, cuando llegó al vestuario bajó el volumen de la música que había puesta. No había nada que celebrar, porque se había perdido. El técnico ya avisó en la previa del riesgo de pensar en los cruces poniéndose en el hipotético caso que durante algunos minutos se dio: la victoria de Japón y la de Costa Rica. Tal era su obsesión por ganar a los nipones que, según contó después en conferencia de prensa, ni supo que habían estado virtualmente eliminados. Su única preocupación era dar la vuelta al marcador, de ahí su cabreo al ver que sobre el césped los japoneses superaban en intensidad a los españoles.
Es el primer gran enfado de Luis Enrique en esta concentración, porque después del partido contra Alemania hizo hincapié en algunos conceptos tácticos que no le convencieron en el tramo final de ese duelo, donde perdieron dos puntos. Sin embargo, ante Japón el problema fue de actitud, algo que el seleccionador no perdona más allá de que pensando fríamente en todo lo ocurrido el resultado ha sido lo mejor para España: evitan a las selecciones más fuertes, tienen un día más de descanso y Alemania, una de las favoritas, ha quedado eliminada por la derrota de los españoles.
Alegría contenida
Los jugadores pasaron por zona mixta con una mezcla de sensaciones. Por un lado, la alegría por seguir en el Mundial después de haberse asomado al precipicio de la eliminación. Por otro, el alivio de regatear ese lado del cuadro que se intuía de la muerte, con la actual subcampeona del mundo (Croacia) en octavos y un hipotético cruce ante Brasil en cuartos.
Sin embargo, el enfado de Luis Enrique les dejó también muy tocados. Son conscientes de que existe una parte muy negativa en la incapacidad que tuvieron para crear ocasiones de peligro durante esos minutos en los que su permanencia en Catar estuvo en entredicho. Una situación límite que han superado y que debe dejar lecciones aprendidas para no volver a caer en estos errores ahora que llegan los partidos a vida o muerte.