JAPÓN 2 - ESPAÑA 1

Estamos vivos... y no lo merecemos

Alemania, eliminada, salva a España de un fracaso mayúsculo. Marruecos espera en octavos.

El gol de Tanaka que doblegó a España /EFE
El gol de Tanaka que doblegó a España EFE
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

En nuestras peores pesadillas pocos imaginábamos sufrir como sufrimos en el tercer partido, porque durante muchos minutos la Selección estuvo a medio paso de estar hoy en España. Tan esperpéntico fue el asunto que el equipo al que le metimos siete estuvo a uno de eliminarnos. Con solo cuatro puntos y como segunda de grupo después de una derrota inesperada y muy difícil de digerir ante Japón, los de Luis Enrique se medirán a Marruecos en octavos, cargados de dudas, con un temblor de piernas que durará horas.

El plan de Luis Enrique, esta vez, salió completamente al revés. No funcionó ni el A ni el B ni el C. La heroica Japón, la gran sorpresa de este Mundial tras haber ganado a Alemania y España, aguantó de pie y entera para celebrar su gesta, primera de grupo y eliminando a los teutones, que seguro se apuntarán esta para el futuro. Del "ganad a Japón" a salvar a España pero irse a casa en la primera ronda, por segunda vez en su historia. La primera gran favorita que se va a casa. La noche no da para analizar tantas cosas.

A bote pronto, queda por calibrar cuánto hubo de relajación, de contemporizar, de bloqueo... España ha ido claramente de más a menos en este arranque, con un seleccionador terco en un grupo de jugadores entre titulares y titularísimos, porque salvo Ansu los todos los cambios jugaron de inicio contra Alemania. Las sensaciones son malas, pero hay días, hasta el martes, para recuperarse y ajustar.

Empezando por el principio

Cambió el paso de lo esperado Luis Enrique con un once extraño, empezando por la no rotación de la medular, cuando se presuponía que la cita era ideal para repartir oxígeno, más si cabe atendiendo a la amenaza de sanción de Busquets. Azpi ganó el pulso de inicio a Carvajal (le suplió al descanso por un golpe) y a Rodri ya solo una sanción de Busi, o ni eso, le moverá del centro de la zaga. El asturiano perdió la ocasión de sumar a la causa desde inicio a los Eric, Marcos o Sarabia (siguen inéditos). Tendrá otra estrategia para que el grupo no se resienta ante la falta de equilibrio en el juego.

Morata cabecea para el primer gol Reuters
Morata cabecea para el primer gol Reuters

La primera parte fue como un día de noviembre en una oficina cualquiera de una ciudad cualquiera. Una labor funcionarial, en la que con la concentración por debajo de lo habitual los errores se vuelven habituales. Busquets sumó una imprecisión tras otra cuando el juego de la selección se basó en el control, con muy poco riesgo, hasta el punto de que los centrales sumaron cada uno más de cien pases en la primera parte. No había gas ni picante, a pesar de la inclusión de Nico Williams, del que dicen que entrena como un avión, pero al que le está costando trasladar esa exuberancia al partido. 

El primer gol llegó con un centro lateral de Azpi que Morata, en estado de gracia, remató picado. Con poco se ponía por delante España, porque los nipones apenas se asomaron al balcón de Unai. El delantero sumaba tres dianas, reivindicación la suya, porque desde Zarra ningún español en un Mundial había marcado en las tres primeras jornadas de una cita mundialista. Los de Luis Enrique coleccionaban pases como quien coge piedras en un río, sumar por sumar. Cero profundidad, menos intención. Se llegó al descanso sin más.

Pearl Harbour

Pero al inicio de la segunda, llegó el bombardeo nipón. Inesperado, como un Pearl Harbour futbolístico, nos pilló fríos, desprevenidos. Dos fogonazos prácticamente seguidos, como contra Alemania, pusieron a España al borde del abismo. Primero un zurdazo de Doan tras una mala salida de balón entre Unai y Balde y que pilló al portero muy mal colocado. Acto seguido, otro batida con pase al segundo palo, salvada por Itakura, y convertida por Tanaka. El VAR revisó si el balón había salido. La repetición a ojo humano decía que sí. La del ojo de halcón dijo que no.

Itakura salva el balón previo al 1-2 Reuters
Itakura salva el balón previo al 1-2 Reuters

España se veía por primera vez por detrás en el marcador en Catar. El gol de Costa Rica contra Alemania ponía a la selección a otro de los ticos de caer eliminada. Lucho reaccionó con Ferran y Asensio por Morata y Nico. Nada cambió, porque los españoles seguían reponiéndose de los dos ganchos nipones, desnortados. Y no tardó en dar entrada a Alba y Ansu, minuto 66'. Y en el 69', el segundo de Costa Rica. Y en el 70', la tuvo Japón a la contra. La cosa no podía empeorar. O sí.

En el 72' Havertz nos dio la vida. Y España empezó a arrinconar a Japón, pero sin estorbar a Gonda. Como un ataque de balonmano, aunque en muchas ocasiones nos hubieran pitado pasivo. Y Havertz, mito ya de la historia de los mundiales de España, remontó el partido y alivió a la selección. Eternamente agradecidos a los alemanes, vivos de milagro, sin merecerlo, pero vivos al fin y al cabo. Ya no merece la pena ni mirar a los cuartos y ver que no nos cruzaríamos con Brasil. Porque con la versión de este jueves no vamos a ninguna parte.