MERCADO DE FICHAJES

El oasis de lujo y antichivatazos al que los fichajes llegan a Madrid: "Presientes que está ahí, pero no lo vas a ver"

La terminal ejecutiva del aeropuerto de Madrid es el búnker que recibe a todas las contrataciones de los equipos de la ciudad.

Entrada a la terminal ejecutiva de Madrid. /ALBAJET
Entrada a la terminal ejecutiva de Madrid. ALBAJET
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

No hay mayor satisfacción para un periodista que desvelar una noticia. Ser el primero en levantar la liebre, hacerlo totalmente seguro de lo que publicas y haberlo hecho siguiendo al dedillo el código deontológico genera una sensación de adrenalina como ninguna otra. Es adictivo. En el periodismo deportivo y, especialmente, en el mundo del fútbol, no es tan sencillo celebrar uno de estos bombazos de manera asidua. En ocasiones puede ser un asunto de dopaje, de tribunales o de grandes corporaciones, pero el coto de caza habitual para las noticias reside en el mercado de fichajes.

De junio hasta agosto, los plumillas se convierten en soldados de élite cuya única misión es la de conseguir firmar las tan devaluadas exclusivas. Siguiendo con el símil de la caza, de nada sirve volverse a casa con un nuevo 'trofeo' si no hay una foto que lo acredite. Lo mismo ocurre en este mundillo. Quedarse en el interés de un equipo por cierto jugador es insuficiente, hay que ir más allá. El público, aunque muchas veces los propios periodistas, quieren saber las cifras de la operación, tener declaraciones exclusivas de ambas partes, conocer los detalles del viaje y contar con la primera foto del jugador en su nuevo lugar de trabajo. Una tendencia que obliga a los periodistas a buscarse las mañas para satisfacer el insaciable ritmo del mercado y con el que muchos se topan con trabas. Una de las plazas más complicadas está en Madrid. 

La capital de España tiene a cinco de los 20 equipos que conforman la Primera División, y dos de ellos son entidades con mucho peso en el fútbol a nivel global. Tanto el Real Madrid como el Atlético de Madrid congregan gran parte de los aficionados al fútbol del país, dos de los mayores presupuestos de LaLiga y un desembolso anual en materia fichajes más que considerable. Ambos, junto a Rayo Vallecano, Getafe y Leganés, comparten ciudad y pista de aterrizaje para sus nuevos futbolistas: la terminal ejecutiva del aeropuerto de Madrid.

Aterrizajes entre los millones de la familia Botin y motores Rolls-Royce

La terminal ejecutiva del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid - Barajas, como dictamina su nombre oficial, es el punto de partida y la casilla final para todos los movimientos de mercado. Un búnker de secretismo y lujo por el que pasan los fichajes de renombre de LaLiga. Situada al sur del aeropuerto, lejos de las cuatro terminales de pasajeros (si no contamos la T4-S), dispone de cuatro salas VIPS y un pequeño control de pasaportes por el que jugadores como Julián Alvarez, Kylian Mbappé o Conor Gallagher han pasado a la carrera en los últimos tres meses.

Avión privado de la familia Botín en 2020.  GESTAIR
Avión privado de la familia Botín en 2020. GESTAIR

La terminal privada o ejecutiva es la zona del aeropuerto a la que se dirigen los jets de particulares una vez han tomado tierra en la pista principal. "Lo más grande que puede venir aquí son los Bombardier Global Express", dice Jorge, señalero en el aeropuerto de Madrid, a Relevo. El tipo de avión que describe fue el mismo modelo que trajo a Julián Alvarez desde Ibiza, donde estuvo veraneando antes de tomar la decisión de firmar por el Atlético de Madrid. "Hablamos de una aeronave con motor Rolls-Royce, casi 1.000 KM/H de velocidad punta y unos 30 metros de largo", añade un empleado de una de las empresas que gestiona la terminal privada.

El lujo es total en esta zona del aeropuerto. El mismo avión que trajo al delantero argentino (cuyo precio ronda los 13 millones de euros) queda en ridículo en comparación con la aeronave que la familia Botín posee en esta terminal. En el caso de los dueños de una de las empresas bancarias del Ibex 35, su medio de transporte es la joya de la corona del lugar con un precio de 46 millones de euros.

Así llegan los mejores fichajes al búnker antichivatazos de Madrid

El proceso que han seguido todos los futbolistas que han llegado a la terminal ejecutiva de Madrid es bastante diferente al que una persona experimenta en un vuelo comercial. "Una vez el avión aterriza en la pista, pasa por la calle de rodadura hasta que llega a la terminal", explica Jorge. Hasta aquí el desembarque de la aeronave es idéntico al de un vuelo accesible para la mayoría de la población, pero ya llegados a este punto es cuando se consigue blindar a los usuarios de los vuelos ejecutivos de las miradas no autorizadas.

"Un vuelo comercial llegaría a la terminal correspondiente y dejaría a los pasajeros dentro del edificio a través del finger o con una jardinera", matiza un empleado de Aena a Relevo. En el caso de la terminal privada, no existe ni la posibilidad del finger (pasarela extensible que conecta la salida del avión con la terminal), ni la jardinera (autobús que transporta a los pasajeros hasta la terminal). "Una vez el avión 'aparca' tiene que esperar hasta que llegue una furgoneta a buscar a la tripulación. Es imposible andar por la plataforma sin un chaleco", matiza Jorge, que camina diariamente por el asfalto del aeropuerto.

Entrada a la terminal ejecutiva de Madrid.  ALBAJET
Entrada a la terminal ejecutiva de Madrid. ALBAJET

Este paso permite a los futbolistas y empresarios llegar a la ciudad de una forma prácticamente indetectable y rápida. "Es una zona pequeña porque los aviones son pequeñitos, para gente privada. Con las furgonetas está todo muy limitado, no tienen que pasar el típico control de un vuelo comercial", continúa el señalero durante su conversación telefónica con este medio. Una vez el vehículo deja a los jugadores en la pequeña terminal, tan solo tienen que pasar un control de pasaporte, meramente rutinario, y en segundos pueden salir por su propio pie o coche rumbo al destino que quieran.

Las palabras no hacen justicia al minúsculo tamaño que tiene esta terminal en comparación a las comerciales. Un solo ejemplo deja claro la dimensión de este búnker antichivatazos: mientras que la T4 ocupa 1.150.000 metros cuadrados, la terminal privada solo dispone de 26.000. "No es como una terminal de aviones grandes en la que se mueven muchos pasajeros con sus maletas. Aquí vienen en grupos reducidos con su equipaje de mano", subraya un empleado de la terminal ejecutiva, que añade: "Es un mero trámite, una vez se bajan del avión en cinco minutos están fuera".

A la caza de Julián Alvarez y con Gallagher como usuario habitual

Todo lo expuesto anteriormente hace que la mezcla sea perfecta para los clubes y jugadores que quieren viajar de un punto A hacia un punto B, sin levantar sospechas y con el mínimo gasto de tiempo posible. Por eso mismo, esta terminal es ideal para traer a los fichajes en los que todavía falta el reconocimiento médico y la firma. "Gallagher vino dos veces, llegó a Madrid y, por lo que leí en la prensa, no llegaron a un acuerdo con el Chelsea. Entonces volvió a pasar por aquí para irse a Inglaterra y luego vino de vuelta para firmar", desarrollan desde el aeropuerto. De esta manera, el inglés pasó tres veces por esta terminal sin levantar apenas sospechas, salvo en su viaje definitivo.

Conor Gallagher, recién aterrizado en la terminal privada de Madrid.  TWITTER: @ESTOESATLETI
Conor Gallagher, recién aterrizado en la terminal privada de Madrid. TWITTER: @ESTOESATLETI

"Yo ese día no estaba trabajando, pero avisé a una compañera mía. Le pareció gracioso el tema y se sacó una foto con Gallagher. Le dijo: 'Qué guapo'. Es algo anecdótico", desarrolla Jorge sobre la llegada definitiva del centrocampista a Madrid. Gracias a su aviso, la foto entre su compañera y el nuevo '4' del Atlético vio la luz para confirmar el fichaje del jugador. Además, él ya pudo vivir algo similar con Julián Alvarez días antes. "Estaba oyendo un programa de Twitch (MercadoATM) mientras trabajaba y empezaron a decir que venía Julián. Y dije: 'Parece que me va a tocar a mí'. Me acerqué y me saqué una foto después de pedirle permiso", rememora Jorge sobre en el día que se sacó un selfie con el futbolista argentino. Más tarde, la foto corrió como la pólvora por redes y los medios de comunicación.

Julián Alvarez, recién aterrizado en la terminal privada de Madrid, junto a Jorge.  TWITTER: @ESTOESATLETI
Julián Alvarez, recién aterrizado en la terminal privada de Madrid, junto a Jorge. TWITTER: @ESTOESATLETI

Salvo estas dos excepciones, todo este mercado, y gracias a la información recibida por empleados del propio aeropuerto, acceder a las llegadas de los jugadores ha sido misión imposible. Una vez el vuelo aparca en su lugar, una furgoneta viene a por los futbolistas y los acerca hasta el interior de la terminal. Allí pasan un control rutinario y salen por la entrada directos a otra furgoneta que abandona el recinto por la "puerta pequeña de un parking privado", como explican. Todo esto en un abrir y cerrar de ojos con el que los conductores trajeados de las furgonetas tintadas se plantan en la M-12 o la M-40 rumbo a cualquier lugar de Madrid.

El secretismo con Mbappé que tumbó a todos los chivatazos

Este verano, aterrizó en Madrid uno de los futbolistas que más atención mediatica ha captado en toda la historia del fútbol: Kylian Mbappé. Su fichaje por el Real Madrid era un hecho y estaba hasta oficializado. Jugador a coste cero que solo tenía que viajar para sacarse la foto de rigor y acudir a su presentación. Hasta que apareció en Valdebebas no se filtró ninguna foto suya.

"Cuando Mbappé vino ni me enteré. Intentaron que no se filtrase", recuerda uno de los empleados de la terminal privada. El francés no levantó la más mínima sospecha, llegó sin hacer nada de ruido, algo en lo que el Real Madrid también tuvo mucho que decir. "Depende también de la comunicación de los clubes, si tienen un poco de discreción o no", amplían desde el aeropuerto.

Las filtraciones siempre facilitan el trabajo a los periodistas, aunque hay formas para evitar a toda costa la foto delatora. "Cuando salen en furgoneta no los vas a ver. Se puede advertir un poco. Presientes que está ahí, pero no lo vas a ver", responde Jorge desde la terminal 1. El problema reside en que nadie puede caminar por la plataforma, algo que se soluciona con furgonetas tintadas. Ese vehículo es el parapeto ideal. "Aunque tengas un chivatazo, va a ser imposible cazarles", dicen.

Ante este búnker antichivatazos también hay lugar a la improvisación por parte de los periodistas, aunque incurra en prácticas de dudosa legalidad. La más recomendada desde dentro de la propia terminal privada: "Si consigues colarte en el Centro de carga aérea podrías ver algún movimiento de aviones privados. Si llevas unos prismáticos conseguirías ver cuando los jugadores salen del avión rumbo a la furgoneta", desvelan. La práctica pone en duda la teoría. El citado edificio tiene unas 15 plantas y está totalmente acristalado, algo que permitiría ejecutar correctamente la argucia. El problema es que el acceso está totalmente controlado y restringido a personas que no trabajan en el mismo edificio. Ahí entra en juego el valor que cada uno le da a esa foto excluvisa de los fichajes más resonados del mercado. Este simple plumilla se queda a la espera de filtraciones con tal de no tener que incurrir en ilegalidades.