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Cronología de la caída de Cristiano: de tocar el cielo al destierro en cuatro años

Hace menos de un lustro, Cristiano Ronaldo levantaba su última Champions con el Madrid.

La élite le terminó apartando de la titularidad./GETTY
La élite le terminó apartando de la titularidad. GETTY
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Sus palabras congelaron la celebración de su última Champions. "Ahora toca disfrutar. Fue muy bonito, fue muy bonito estar en el Real Madrid. El futuro de cualquier jugador no es importante. Hicimos historia", dijo Cristiano Ronaldo tras derrotar al Liverpool. La imagen era metafórica. Sus compañeros celebraban a su espalda, mientras que el portugués, en poco más de un minuto, lanzaba un piano a la calle desde un ático.

Cristiano se despidió levantando una Champions. Y aunque la frase puede sonar a final bonito, inmejorable, ese último capítulo quedó en la memoria blanca como un desenlace abrupto. El Real Madrid siguió ganando, siempre lo hizo. Demostró estar por encima de cualquier futbolista. Ronaldo, en cambio, inició una caída que ha terminado en Arabia Saudí.

Atrás quedaron nueve años y tantos títulos, colectivos e individuales, que nunca reflejarán el impacto de Cristiano en la historia del Madrid. El final de Ronaldo vistiendo de blanco impoluto nació, paradójicamente, de uno de sus mejores goles. Aquella noche en Turín, el portugués se rebeló, acercó el fútbol al arte para inmortalizar uno de los mejores goles que la Copa de Europa ha visto. Una espectacular chilena. Los aficionados de la Juventus, que lo abuchearon durante todo el partido, olvidaron los colores y se levantaron. Sólo pudieron aplaudir.

La decadencia de Cristiano Ronaldo en vídeoVÍDEO: SAMUEL SUBIELA

La Juventus imaginó en Ronaldo el líder que les llevaría a la ansiada Champions, el mismo futbolista que primero con la chilena y luego en Cardiff les quebró. La Vecchia Signora decidió invertir a corto plazo. Las tres temporadas de Ronaldo en Turín terminaron con un balance de dos campeonatos ligueros. En Europa, sin embargo, la historia fue distinta.

La Champions quedó lejos

En el primer año, regaló a los italianos una remontada al Atlético de Madrid con un hat trick incluido. El Ajax de De Jong y Ziyech les terminó eliminando en la siguiente ronda, en cuartos. En el segundo intento, volvieron a caer en la maldición de cuartos. Un doblete del de Madeira no valió para eliminar al Olympique de Lyon. La tercera lejos estuvo de ser la vencida. El Oporto les eliminó de la forma más cruel posible: en casa y en la prórroga.

El verano siguiente, Cristiano decidió cerrar el capítulo con la Juventus. El Manchester City le tanteó, Guardiola quería que el último baile de Ronaldo fuera haciendo olvidar el pasado y convirtiéndole en el goleador de su equipo. La pieza definitiva para Pep, años de carrera extra para Cristiano. Pero el Manchester United, con más corazón que cabeza, pensó que los finales felices existían. En su última entrevista, el portugués se defendió apuntando a Ten Hag y los Glazers, los propietarios. Sobre el verde, tan solo tuvo algunos momentos de lucidez.

Solskjaer, Rangnick y Ten Hag

En su primera temporada, el entrenador que lo quiso en el proyecto terminó fuera de Old Trafford. Solskjaer dejó el banco y le sustituyó Rangnick. En la entrevista, Cristiano criticó que ni tan siquiera era entrenador. La idea del Manchester United, de hecho, era mantener al alemán, uno de los ideólogos de la factoría Red Bull, como interino y que a final de temporada diese el salto a la dirección deportiva. Finalmente, en verano llegó Ten Hag.

El entrenador neerlandés, que ya eliminó a Cristiano en Champions con el Ajax, convirtió al que en su día fuera rey de Old Trafford en un simple peón. Prefirió construir mirando al futuro. Entregó el mando del equipo a Bruno Fernandes, fichó a Casemiro y apostó por Rashord, Martial y la juventud de Antony o Elanga. Cristiano, que nunca quiso asumir su rol, decidió abandonar. Un final abrupto otra vez. Sin despedida, sólo ante un micrófono. Se marchó del Mundial llorando tras la eliminación de Marruecos, sabedor que los focos más imponentes le seguían apuntando e incapaz de brillar como antaño.

El día que Cristiano Ronaldo decidió que su historia con el Real Madrid había terminado se inició un declive que nunca pudo detener. Luchó contra el paso del tiempo, contra los cambios de un cuerpo que sigue inmaculado pero que no rinde igual. Él mismo firmó la renuncia.