Mbappé asume su rol de 'jefe' tras el consejo de Florentino Pérez y decidirá si juega o no en Doha

El Real Madrid fichó a Kylian Mbappé con la idea de dar el salto de nivel definitivo a su plantilla. No se trataba sólo de un acompañante para Vinicius y Rodrygo con el que conformar un ataque de ensueño. Se quería que el de Bondy asumiese un rol protagonista por encima del resto. Que alcanzase sus cotas más altas jugando de blanco y se acercase a aquello que fueron Cristiano Ronaldo o Raúl: un líder futbolístico y espiritual dentro de la plantilla. Está tardando, pero poco a poco va apareciendo ese jugador que enamoró a Florentino Pérez y que asume voz y mando en el vestuario.

Doha será un ejemplo. Con un Ancelotti loco por poder utilizar a su estrella para jugarse el segundo título de la temporada, la Intercontinental, la última palabra la tendrá el francés, que se recupera de una lesión en el muslo izquierdo. Desde dentro aseguran que como toda gran estrella, será Kylian el que tenga la última palabra. Esto no sucedía en los primeros meses de competición, en los que no levantaba la voz y acataba órdenes, pero el delantero, que gana peso día a día, empieza a entender la dimensión de su figura.

Este rol, que de momento comparte con Vinicius - el brasileño se resiste a perder su estatus a pesar de la llegada del francés-, llegó tras un cambio de mentalidad. Primero Liverpool (2-0) y después Bilbao (2-1) supusieron un varapalo importante para Mbappé, que salió señalado de ambas derrotas después de fallar un penalti en cada uno de los partidos. También acrecentaba las dudas la poca confianza que demostró contra el Getafe, 'regalando' un penalti a Bellingham y otro a Rodrygo aunque este último no se lanzó. Había pasado de pelearse por penas máximas con Neymar y Messi a dárselas a compañeros.

Ese perfil bajo incluso preocupaba a ciertos miembros de la caseta. Entre todos trataban de motivar a un jugador que había llegado para hacer historia en Chamartín. Él, después de muchas críticas, entendió que debía cambiar. Así lo habló con varias personas en el vestuario, asumiendo su parte de responsabilidad y asegurándoles que volvería a ser el jugador de antes. Él mismo se encargó de transmitir este mensaje a la afición a través de un post de Instagram: "Es el mejor momento para cambiar la situación y demostrar quién soy".

Entre todo el ruido, quien más tranquilo ha estado, incluso más que el propio jugador, ha sido Florentino Pérez. No se descubre nada diciendo que Mbappé es su ojito derecho. Ese jugador al que persiguió año tras año hasta conseguir vestirlo de blanco. El presidente ha transmitido calma con su nueva estrella. Una confianza ciega en que tarde o temprano alcanzará su mejor nivel y que, sin hacerlo, ya ha aportado 12 goles y dos asistencias.

En recientes conversaciones, sobre todo tras lo sucedido contra el Athletic, Florentino le mandó un mensaje de tranquilidad, pero a su vez le pidió que no tuviese temor alguno a asumir la corona del equipo. Que se sintiera el número uno porque lo habían fichado como tal. En los últimos partidos se ha notado que ha captado el mensaje: golazo y gran partido en Girona y otro tanto contra el Atalanta antes de caer lesionado.

En los últimos días se ha puesto en manos de su osteópata personal para tratar de resolver en el menor tiempo posible los problemas físicos y ayudar al equipo en Doha. Ancelotti confirmó que viajaría y ahora sólo queda por ver si estará o no disponible. Él ha viajado con la intención de ayudar al equipo y conseguir su segundo título con el Real Madrid.