El as en la manga que desbloqueó las 48 horas infames de la RFEF: no podían... hasta que pudieron
No elegir un presidente nuevo tras la dimisión de Rubiales era un incumplimiento de estatutos 'tolerado'... hasta ayer.

Es la pregunta que todo el mundo se hacía ayer o, mejor dicho, en la madrugada de hoy: ¿pero no se supone que no se podían imponer despidos en la RFEF por parte del Consejo Superior de Deportes? Pasadas las 5 de la mañana se hizo público un principio de acuerdo entre las jugadores y ambas instituciones que, de hecho, implicaba despidos concretos e inminentes en la Federación de aquellos que para las internacionales españolas convertían la concentración en un lugar "no seguro". No se podía, no "tenían competencias"... hasta que las encontraron.
¿Qué cambió? Es verdad que la Federación es una institución privada (aunque tenga delegadas funciones públicas) y que ni el Gobierno ni nadie puede entrar con los tanques y despedir, por ejemplo, al cerebro del Rubialismo, el secretario general Andreu Camps y a cinco o seis de sus más acérrimos seguidores. ¿O sí pueden? La realidad es que la postura de fuerza de las jugadoras llevó al secretario de Estado para el Deporte a coger la maleta, marcharse a Valencia y reunirse con ellas en su mismo hotel de concentración hasta encontrar una solución. En apenas 24 horas pasaron del "no tenemos competencias", a tenerlas. Al menos en la práctica. Las jugadoras hicieron valer su posición y reunieron la valentía necesaria para sacarles los colores a todos. Sí que se podía.
Para eso hacía falta un as en la manga... y el CSD encontró uno. Cuando Rubiales fue suspendido por FIFA hace ya unas semanas, su heredero designado, Pedro Rocha, podía actuar como presidente interino indefinidamente hasta las elecciones de 2024, ya fuera en el segundo semestre tras los Juegos o en el primero si se solicitaba jurídicamente. Todo eso cambió tras la dimisión. Sin Rubiales, los estatutos de la RFEF obligaban a elegir a otro presidente ya, algo que no se hizo.
Tenía su lógica y todos estaban de acuerdo: no tiene sentido elegir a dos presidentes en seis meses. Con el beneplácito, incluso público, de Víctor Francos y de todos los presidentes de las Territoriales, acordaron tirar para adelante con Pedro Rocha y hacer elecciones en el primer trimestre de 2024 (es decir, adelantarlas porque tendrían que ser a partir de agosto al jugar España los Juegos de París). Todo bien... pero duró poco.
Rocha enseguida se creció y se acomodó en el cargo, los barones lo vieron claro y empezaron a revolucionarse, Andreu Camps seguía haciendo y deshaciendo a su antojo y los "cambios profundos y estructurales" de la RFEF se estaban quedando en meros retoques cosméticos, o incluso recolocaciones sin justificación, siempre con gente que ya estaba en la casa y sin que ninguna de las fuerzas vivas de Luis Rubiales fuera destituido. Y ese no era el plan.
El desastre de la 'lista obligada'
La gota que colmó el vaso, sin duda, fue la "lista obligada" de la selección femenina y las medias verdades de la nueva seleccionadora Montse Tomé en su presentación. Jugadoras concentrándose en Madrid y Valencia, viajando forzadas ante amenaza de sanción federativa, convocando a futbolistas que sabían que no querían ir como Mapi León y Patri Guijarro (que no fueron al Mundial y que ya han abandonado esta concentración) y tirando por la calle del medio en lo que suponía otro puñetazo en la mesa del 'Rubialismo' que todavía sigue dirigiendo la RFEF. Al menos hasta ayer.
A partir de ahí es cuando se empieza a mover el barro institucional que siempre acompaña a estas crisis. ¿Cuál es el as en la manga? Pues que Pedro Rocha y toda la Junta de la RFEF, ya convertida en Gestora, habían incumplido los estatutos de la Federación. Tenían que haber elegido a otro presidente. Con el beneplácito más o menos explícito de todos, pero era un incumplimiento. En cuanto cualquiera (llamémosle cualquiera, llamémosle "Miguel Galán") denunciase este incumplimiento ante el CSD, tendrían herramientas jurídicas para suspenderlos a todos. A toda la Junta. "Lo que quieren es que Galán denuncie que nos saltamos los estatutos y nos disuelvan", explicaron a Relevo fuentes de la reunión de Territoriales. Todos lo sabían. Estaba ahí, de hecho cinco baronesya lo habían pedido hasta por escrito. Era la única postura de fuerza posible que podía tomar el CSD. Y Rocha y Camps estiraron tanto el chicle... que se hizo más presente que nunca.
No había ni que amenazar. Lo sabían, estaba en el ambiente. La presencia de Francos en Valencia era la prueba de que hasta aquí habían llegado. O se hacían los despidos solicitados (y prometidos) ya, o se acababa la broma de Pedro Rocha manejado como un títere por los herederos del Rubialismo.
Y, mientras, Pedro Sánchez haciéndose fotos con Gianni Infantino en EE.UU a la misma hora del cónclave de Oliva. Era obligatorio "salir de esta". Uno no tiene competencias... hasta que las encuentra. O, al menos, encuentra la forma de que se llegue al mismo objetivo. Y eso es lo que pasó.
24 horas infames
Las 24 horas después de la lista de Montse Tomé fueron un esperpento. Jugadoras incrédulas ante la jugarreta de haber sido convocadas a pesar de ser pública su postura de no querer ir, y comunicados vacíos de contenido en los que se escudaba la RFEF para coaccionar su presencia. "Ellas sabrán a lo que se exponen si renuncian a venir", explicaron algunas fuentes federativas, esa misma tarde.
Lo siguiente es historia (penosa) de nuestro fútbol. Jugadoras yendo a un hotel madrileño con cara de pena por estar allí. Reunión de la seleccionadora con las que pudieron llegar a tiempo. Muecas de funeral. Se las quería proteger... no se sabe de qué porque luego se las expuso a un paseíllo infame sin la seguridad necesaria, rodeadas de micros y preguntas hasta un autobús rumbo a Barajas para volar a toda prisa a Valencia.
Mientras, sus otras compañeras reaccionaban como podían. Jenni Hermoso, desde México, hacía su propio comunicado: "¿Protegerme de qué?", aludiendo a las palabras de Tomé justificando no llamarla a la convocatoria. La internacionales del Barça, por su parte, cogiendo un avión para volar a Valencia... y sufriendo una avería que las retrasó todavía más. No es que estuvieran locas de contentas por ir: tanto Mapi León como Alexia lo dejaron bien claro. Y Misa, en Madrid: "No". No querían estar allí. No así. "Si no voy me sancionan, ¿qué seguridad es esa?", resumió Mapi.
Del «no tenemos competencias»... a despidos
Víctor Francos había dicho en las radios la noche anterior que aconsejaba a las futbolistas acudir a la convocatoria porque tendrían, en cualquier caso, que cumplir la ley. Ahí quedó bien claro que la RFEF podría sancionarlas muy seriamente si no acudían a la llamada "a traición" de Montse Tomé.
Al día siguiente algo debió de cambiar (o alguien debió llamar) porque el tono era otro. Cogió la maleta y se marchó a Valencia a encontrarse con ellas. Lo primero de todo para garantizar que no se sancionaría a las que quisieran marcharse (como hicieron después Patri Guijarro y Mapi León) y, lo segundo, para alcanzar un acuerdo con ellas e intentar sacar adelante los cambios que pedían y que el decisivo partido contra Suecia (viernes a las 18:30) se pudiera jugar.
En Valencia. Lejos de mirada de Andreu Camps, sin la gente de los departamentos de Comunicación, Marketing y Presidencia que las jugadoras no querían ni ver. En una reunión de siete horas, hasta las 5 de la mañana. Con nombres y apellidos, con medidas concretas y no "ya las tomaremos", "ahora es imposible despedir a Camps porque lo que él hace no lo hace nadie más"... Sin que nadie las torease, como lleva haciendo el 'Rubialismo' desde incluso antes de que FIFA suspendiera a Luis Rubiales.
Ni Montse, ni Ana Álvarez
Andreu Camps, Tomás González Cueto, Miguel García Caba, Francis Hernández, Rubén Rivera, Chema Timón, Pablo García Cuervo... Nombres que en algún momento u otro han generado la incomodidad de las jugadoras. Y otros que se habían sumado tras la convocatoria del esperpento. Las medias verdades de la rueda de prensa de Montse Tomé en su estreno la llevaron al punto de que hasta el CSD y ella analizaran su futuro. No se pidió el cese, ni siquiera como algo a tener en cuenta en la negociación; otra cosa diferente es el malestar existente por la convocatoria. Lo mismo sucedió con Ana Álvarez y Rafa del Amo. Pero, eso sí, toda la cúpula entera del fútbol femenino de la Federación está en el foco. La fractura es total. Y hay que ver en qué condiciones se puede jugar un partido clave como el de Suecia, en el que se juegan poder ir a los Juegos Olímpicos de París, con toda esta rocambolesca situación.